“Internas que son externas”

Llama profundamente la atención este sistema de elecciones internas impuesto en todo el país. Me gustaría saber la opinión de aquellos que realmente hayan analizado esta situación, para mí, por demás injusta. Cuando se elige presidente de un club, los que concurren a votar son los socios que reúnen los requisitos estatutarios; cuando el Directorio de una empresa se reúne para elegir al presidente del mismo, los que votan son los miembros del Directorio, no los vecinos, transeúntes y algún otro que ande por allí. Cuando se eligen candidatos de un partido político, lo único valedero y ecuánime es que sólo voten, obligatoriamente, los afiliados a dicho partido que reúnen los requisitos establecidos en su carta orgánica y que son los únicos que tienen derecho a elegir internamente; para ello deben servir las elecciones internas. El resto de los electores participará en la elección general, de lo contrario esto no es una elección interna sino externa, es decir que si la misma no se constituye en obligatoria y el grueso de los afiliados no concurre a votar, los candidatos del partido son puestos por cualquiera y posiblemente con beneficio de inventario. Tan injusto es el sistema que algunos partidos o alianzas se eximen de realizar internas abiertas y eligen a dedo a sus candidatos para evitar que se los pongan desde afuera, caso concreto, la llegada de Nanci Parrilli como compañera de fórmula de Martín Farizano. Quién podría afirmar que en las internas del MPN para gobernador y vice, si hubiesen sido sólo para afiliados y obligatorias, hubiesen ganado Sapag-Pechen. Cuando en el 2010 se desarrollaron las internas de la UCR para elegir candidato a gobernador, donde ganó Farizano, sólo votaron los afiliados radicales de toda la provincia, no fueron abiertas. El PJ ni siquiera tuvo oportunidad de hacer internas/externas. Ni hablar de otros partidos del ámbito provincial, los que permanentemente ponen sus candidatos a dedo. ¿Cuál es la democracia interna de los partidos políticos si votan los independientes? ¿Cuántas mayorías internas pueden sucumbir cuando aparecen contingentes de simpatizantes de otros partidos políticos que no figuran como afiliados a los mismos y cambian el destino de una elección que debería ser realmente interna? ¿Qué entidad propia puede mantener un partido político cuando un día cualquiera, en su vida institucional, por una elección abierta, pierde el mejor proyecto a manos de quienes ni siquiera militan en dicho partido ni tienen pertenencia al mismo? “Ley pareja no es rigurosa”, decía la abuela. Fernando Trebino LE 7.826.484 Plottier

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