La Universidad del Comahue suspende obras por falta de presupuesto
Nación retiró su aporte, por lo que no se podrá iniciar la construcción de los edificios de dos Facultades. Además, la institución advirtió que no podrá afrontar los gastos del último trimestre.
Además de las obras edilicias, también se suspendieron reparaciones menores. Foto: Mauro Pérez.
Al problema de la falta de presupuesto en la Universidad Nacional del Comahue, ahora se le sumó el de la suspensión de las obras de las Facultades de Lenguas y de Ciencias del Ambiente.
El rector Gustavo Crisafulli explicó que la semana pasada les informaron desde la Corporación Andina de Fomento que, dentro del programa de infraestructura universitaria, Nación dejaría de abonar su contraparte que equivalía al 50% del valor de las obras.
Con esta decisión, este porcentaje recae sobre las universidades, que actualmente no cuentan con fondos para afrontarlo, aclaró Crisafulli. En respuesta, el comité ejecutivo del Consejo Interuniversitario Nacional le recordará al gobierno que por los acuerdos crediticios internacional la responsabilidad es del Estado.
El impacto en la región es que no se construyan la Facultad de Lenguas, que hoy comparte edificio con la de Derecho y Ciencias Sociales en Roca, y la de Ciencias del Ambiente, que funciona en el subsuelo de la de Humanidades en Neuquén. La de Informática, que también es parte del programa, sí podrá ser terminada.
Pero la Universidad del Comahue no solo no puede afrontar la construcción de los nuevos establecimientos, sino que tendrá serios problemas financieros en el último trimestre.
Crisafulli explicó que Nación tiene un atraso de tres meses en el pago de las partidas de funcionamiento, lo que significa un monto de unos 40 millones de pesos, y que aun no abonó otros 50 millones que corresponden a la finalización de obras.
Además, el año pasado el gobierno nacional eliminó del presupuesto el aporte de fondos complementarios que solían otorgarse a fin de año, por lo que el rector advirtió que no podrán pagar los gastos que devienen de la inflación y del aumento de las tarifas.
Ante esta situación, por primera vez la Universidad destinó sus propios recursos para pagar los costos de funcionamiento, en lugar de invertirlos en equipamiento e infraestructura. Pero este “parche” no alcanzará para el último trimestre.
“Este no es un problema político, es un problema real porque tenemos un presupuesto que está lejos de los requerimientos de las universidades nacionales en términos de poder mantener los niveles de funcionamiento que teníamos los años anteriores”, resaltó Crisafulli.
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