Mi cachorro rompe todo ¿qué hago?

Walter Núñez, educador canino de Cipolletti, asegura que el secreto de la buena convivencia se establece en los primeros 4 meses. “La enseñanza” en ese tiempo “es fundamental”.

La llegada de un cachorro a la casa puede alterar toda la cotidianeidad. Pero hay algunos consejos que pueden ayudar. Walter Núñez, educador canino de Cipolletti, asegura que la “enseñanza en los primeros 4 meses es fundamental” para “generar un buen vínculo” y lograr una convivencia agradable y sencilla.

El especialista explica que los cachorros “tienen necesidad de hacer cosas para canalizar su instinto de depredador”. Por eso, desarrollar ciertas habilidades aprovechando esa pequeña parte que heredan del ancestro lobo, “es esencial para emplear actividades lúdicas y beneficiar el desarrollo de la conducta y la relación”.

Nuñez desaconseja ejercer cualquier tipo de violencia. “Debemos brindarles tranquilidad. Es importante el lenguaje corporal y prestar atención al tono y la intensidad de voz”, sugiere.

Como los perros ya no tienen esa necesidad de cazar de sus ancestros, hay algunos “juegos” muy convenientes para ellos. “Cuando le tiramos una pelota, o un palito, es ideal porque sienten que están cazando y de esa manera encaminan ese instinto”, sostiene.

Hacer pozos es su forma de descargar energías.

Además, el perro va aprendiendo por sus experiencias en la nueva casa. “Si por primera vez en su vida se acerca a la mesa y le dan de comer, esa conducta la repetirá”, ejemplifica el experto.

Hay otro punto importante que resalta Núñez: “El dueño no tiene que modificar su rutina de vida”, aconseja Núñez. “Si soy sedentario, no puedo traer un perro activo, porque esas energías generarán conflictos y no podré entender la demanda requerida”, dice.

Por último, recomienda que el paseo sea una actividad de disfrute para el perro y el dueño. “Después de varias horas encerrado, cuando ve la correa se pone loco. Hay que saber que el desborde de energía debe dominarse antes de cruzar la puerta de casa. Un paseo tranquilo empieza por poner la correa al perro y no luchar para colocársela – aclara Walter-. Recordemos que es un recorrido recreativo”, concluye.

“Hacer pozos, es una manera de descargar energía. Los cachorros aprenden por imitación: nos ven haciendo un pozo en el jardín, y es probable que los motive. Sucede con la ropa del cordel: es un trapo que se está moviendo resistente y; es lo más parecido a cazar algo. Para los perros es muy placentero, es un juego muy agradable”, expresó el experto.


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