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Alberdi, Milei y los emprendedores

Consideraba necesario reconocer a los verdaderos motores del progreso que eran los hombres de empresa, los responsables de impulsar la producción y generar el bienestar de las personas.


Las palabras del presidente Javier Milei en el ‘’Foro de Davos’’ calificando a los empresarios (emprendedores) como ‘’héroes y creadores de riqueza’’ se alinean a la visión y rol que le asignaba en sus escritos Juan B. Alberdi. Para Alberdi, el accionar empresarial seria quien movilizara los factores y capitales requeridos para alcanzar el progreso argentino, este se lograría mediante la afluencia de los capitales, del comercio y la creación de infraestructura adecuada.

En su obra “Sistema rentístico de la Confederación Argentina” (1854) reflexionaba que la carencia total de infraestructura de la Argentina se debía a nuestra falta de capital y riqueza. El gobierno tiene el poder de estorbar o ayudar a su producción, pero no crea la riqueza. En este sentido, “¿qué exige la riqueza de parte de la ley para producirse y crearse? exige una entera libertad al uso de las facultades productivas del hombre”.

Alberdi observa que los héroes propuestos para las nuevas naciones hispanoamericanas que comenzaban a inmortalizarse en los monumentos públicos y en los primeros libros de historia eran los militares y políticos de formación militar, actores que más que promover el progreso con sus ideas, provocaban el atraso.

Según Alberdi era necesario reconocer a los verdaderos motores del progreso que eran los hombres de empresa, los responsables de impulsar la producción y generar el bienestar de las personas. Es decir, el emprendedor que desarrolla industria, que abra nuevos mercados y comunique regiones que hasta ese momento eran improductivas. En las Bases sostiene que: “la nueva política debe tender a glorificar los triunfos industriales a rodear de honor las empresas de colonización, de navegación y de industria, a reemplazar en las costumbres del pueblo, como estímulo moral, la vanagloria militar por el honor del trabajo”. En el Sistema Económico y Rentístico señala: “los capitales no tienen el poder de llevar a cabo esas grandes empresas, sino por medio de la asociación. Así, pues, la omnipotencia del capital, las maravillas de transformación y progreso que la América desierta espera de ese agente soberano de producción, residen y dependen de la asociación o compañía, que es la unión industrial de muchos para obtener un beneficio común.”

En la biografía escrita por Alberdi sobre la vida y obra de William Wheelwright, analiza sus proyectos los cuales promovían la mejora del transporte e infraestructura, desde una perspectiva continental y mundial. Los emprendedores tienen un rol central en hacer efectiva la política exterior: ‘’Los diplomáticos y los tratados comerciales no tienen acción más eficaz, que los empresarios de vías internacional de comunicación y transporte, en la remoción de causas que alejan a las naciones unas de otras’’. El emprendedor es el que ve lo que otros no ven en su momento y el éxito de un emprendimiento solo podía materializarse en el largo plazo, el empresario debía estar preparado para soportar sin claudicar años de pérdidas antes recibir los beneficios esperados. “Persistió no por cálculo de ganancia, sino por honor y buena fe de empresario superior (…) Él tenía el temperamento que la moral de la industria requiere en el grande empresario. Solo la moral sabe ser paciente en la adquisición de la fortuna por las obras de la industria”

Alberdi señala las características de un buen empresario desde el punto de vista social.

En primer lugar, destacaba que debían actuar con independencia de injerencias políticas, no participar en entramados corruptos: “El tráfico o comercio de concesiones ha venido a ser un escollo para los empresarios de capacidad y buena fe, y una vergüenza para las Administraciones de América” agregando que “la política, en una palabra, que naturalmente se ha convertido en la única industria y manera de adquirir fortuna, en que el extranjero no puede hacer concurrencia al patriota nativo”.

En segundo lugar, el buen empresario hace coincidir sus intereses con los de los habitantes de la sociedad en la que opera. Logrando beneficios particulares, aumentando la producción, incrementando los salarios y abaratando el precio de los productos consumidos. “Wheelwright ha aumentado el producto y el haber de cada hombre en los países de sus obras, encareciendo el valor de su trabajo, por la facilidad que sus empresas de comunicación han dado a la extracción de la riqueza nativa; y ha abaratado los consumos de cada habitante multiplicando la importación de los productos extranjeros por las facilidades que sus puertos han dado al comercio marítimo. Ha enriquecido de algunos pesos el presupuesto anual de entradas de cada habitante de la América beneficiada por sus obras”.

En ‘’La Omnipotencia del Estado es la Negación de la Libertad Individual” resaltaría nuevamente a la iniciativa privada.

Alberdi pone en valor la acción de los estancieros. “Si hay estatuas que se echen de menos en nuestras plazas son las de esos modestos obreros de nuestra grandeza rural, sin la cual fuera estéril la gloria de nuestra independencia nacional”.

* Magíster en economía política. Presidente de la Fundación Progreso y Libertad.


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