Los neuquinizados y los otros
El gobierno de Neuquén se acomoda a una nueva configuración de las relaciones con el gobierno nacional con cierta independencia por las regalías. En lo que hace a la cuestión política se dejan circular versiones sobre decisiones nacionales condicionadas, como ocurrió con la barrera.
La provincia de Neuquén tiene el 1,56 % de los votantes del país, por lo que su capacidad de influir sobre decisiones nacionales es discreta. La gestión política que tejieron los hermanos Elías y Felipe Sapag focalizó la influencia en el Senado, donde todas las provincias tienen la misma representación.
Esta fue la capacidad de negociación que tuvieron los gobiernos del MPN, hasta la última gestión de Omar Gutiérrez, quien no tuvo más remedio que ponerle precio a Vaca Muerta, que le había heredado Jorge Sapag.
Rolando Figueroa tuvo que vérselas con ese capital y, para su contrariedad, con un gobierno nacional poco permeable a la negociación política. Hasta el momento en que, a fuerza de bofetadas de realidad, el contrapeso de provincias chicas en el Senado comenzó a ser observado con otros ojos.
En ese esquema, las decisiones nacionales que impactan en las provincias -construcciones de envergadura- pueden ser vistas como moneda de cambio o como apuesta para un futuro cambio. Léase: si en las elecciones se logran ocupar más bancas, el resultado de las votaciones puede variar.
Hasta ahora, el gobierno de Figueroa no tiene ningún representante propio, sino dos aliados que, si bien la oposición kirchnerista los presenta como similares, no lo son. De hecho, una semana antes de que se votara para presidente en 2023, Figueroa era gobernador electo y participó de un acto kirchnerista con el candidato Sergio Massa.
Una de las particularidades que presenta Figueroa es que no cuenta con demasiadas fotografías de visitas a funcionarios nacionales. En el ámbito público, se aduce que una opción que puede emplear son las reuniones virtuales, aunque se sostiene que no dispone de mucho tiempo para realizarlas.
Desde Pedro Salvatori hasta Omar Gutiérrez, los regresos a Neuquén de los mandatarios luego de visitar despachos en la ciudad de Buenos Aires se esperaban con cierta expectativa, ya que se podían obtener respuestas a reclamos por obras, devolución de fondos, consolidación de ideas, entre otros. Actualmente, esa costumbre cesó.
Entonces, ¿cómo es la relación del gobierno neuquino con la Nación? El inicio no ha sido muy prometedor: se paralizaron 400 obras públicas (cuatro grandes y el resto, respuestas de infraestructura necesaria en municipios), y se debió estrenar un mecanismo de negociación con la Ley Bases, que atentaba contra el principio de propiedad de los recursos naturales de las provincias.
Luego, se han registrado avances que quedaron en palabras, como la participación de las provincias en la decisión sobre la privatización de las represas hidroeléctricas y en el sostenimiento de la barrera sanitaria.
La resolución del Senasa, que remarca que el hueso del costillar vacuno no es vehículo de la fiebre aftosa, fue contemporánea con la votación en el Congreso del acuerdo con el FMI. Duró unas horas, porque Figueroa se atribuyó el pedido a Nación para que se suspendiera y se tuviera en cuenta la opinión de las provincias afectadas.
De hecho, este lunes hay una reunión a la que fueron convocadas las entidades del campo y las autoridades provinciales, cuando restan poco más de 60 días para que finalice la pausa.
Cuando se trató en el Congreso, el acuerdo con el FMI no fue votado por Tanya Bertoldi, diputada nacional de Unión por la Patria, quien es una de las peronistas que se alinearon con Figueroa y que ocupa la titularidad del organismo encargado de obtener financiamiento externo para obras (aunque no del FMI).
Es cierto que, si su voluntad hubiera sido la contraria, no habría cambiado el panorama.
Milei prometió mantener una obra en Neuquén, el puente de La Rinconada, y cumplió. El reclamo judicial de fondos -que otrora eran las joyas de la abuela- quedó en el olvido. Ahora, la mirada está puesta en fortalecer Comunidad frente a los otros espacios, entre los que se encuentra La Libertad Avanza, con una oposición moderada.
La provincia de Neuquén tiene el 1,56 % de los votantes del país, por lo que su capacidad de influir sobre decisiones nacionales es discreta. La gestión política que tejieron los hermanos Elías y Felipe Sapag focalizó la influencia en el Senado, donde todas las provincias tienen la misma representación.
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