Para ahogarlo a Duhalde

En su estrategia para construir poder dentro del justicialismo, el presidente Néstor Kirchner socavó la influencia del duhaldismo en su punto más fuerte, la relación con los intendentes, con quienes construyó un vínculo más allá de la política.

Desde la campaña que lo llevó a la presidencia, Kirchner elaboró un vínculo personal con los poderosos caciques del conurbano bonaerense, imitando el estilo con el que Duhalde tejió hace más de 15 años la red de relaciones con los intendentes.

Lo estrecho del vínculo permitirá que poderosos intendentes del conurbano bonaerense sean los encargados de lanzar el kirchnerismo dentro del PJ bonaerense, en una movida que pondría fin a la hegemonía duhaldista. El desembarco kirchnerista en la provincia, abrió una grieta en la aceitada maquinaria duhaldista, en la que muchos intendentes del PJ y el gobernador Felipe Solá, se enfrentaron al duhaldismo a tal punto de organizar un Congreso partidario paralelo, en el que nombraron autoridades y se alinearon con la candidatura a senadora por la provincia de la primera dama, Cristina Fernández de Kirchner.

Al llegar a la Rosada, Kirchner ya tenía una excelente relación con los intendentes de La Matanza, Alberto Balestrini; Ituzaingó, Alberto Descalzo; Tres de Febrero, Hugo Curto; y Florencio Varela, Julio Pereyra. Es por ello que los municipios del conurbano, cordón donde el duhaldismo es más fuerte, son habituales escenarios de actos encabezados por el jefe del Estado. La principal arma de Kirchner fue evitar la burocracia estatal para motorizar obras públicas a las comunas y, si bien el gobierno provincial cuenta con el presupuesto destinado por el Ejecutivo nacional, los intendentes reciben otra parte directamente del Ministerio de Planificación Federal. (Télam)

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