Pensar en los dos arcos

opinión

EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES

“Gracias Masche”, tituló su nota de ayer el colega Juan José Panno en el diario Página 12. Mascherano lleva meses de rendimiento discreto en la selección y el partido de Barranquilla no fue una excepción. No entendía el por qué del título. Hasta que, claro, leo el artículo y veo que Panno nos dice que, sin el gol en contra de Mascherano, Argentina acaso jamás se habría dignado a atacar a Colombia. Se habría conformado con mantener la chatura del 0-0, especulando, tal vez, que alguna corrida solitaria de Lionel Messi-Gonzalo Higuaín pudiera dar el triunfo. Es cierto. Sabella mismo lo admitió en la conferencia de prensa posterior al partido, cuando dijo que si el marcador hubiese seguido 0-0 tal vez no habría ordenado el ingreso de Sergio Agüero en el entretiempo. Sin jugar brillante, el Kun obligó a la selección a ser más audaz en la propuesta, Messi se sintió por fin más acompañado y el contagio llegó al propio Sosa, que había jugado muy mal en el primer tiempo y mejoró mucho en el segundo. El fútbol es contagio. Si el entrenador elige mayoría de guerreros que cuiden el cero todos sentirán que esa es la prioridad y otros, acaso desalentados, no encontrarán armas para combatir contra su soledad. Si se renuncia a jugar, se sienten desamparados. Es cierto, lo ideal sería más rebeldía. Pero Maradona, se sabe, no juega más. Messi, aún con altibajos, sigue dando pasos de crecimiento cada vez que tiene que jugar para Argentina. En el 1-1 contra Bolivia se rindió antes de tiempo. Y la gente lo silbó también a él, junto con todo el equipo. Las ovaciones que ganó Clemente por correr y correr para evitar que algunas pelotas salieran por el lateral fue un símbolo de la tarde. De una tarde larga que sufre el fútbol argentino. El lateral de Boca fue un guerrero y la gente reconoció su esfuerzo en medio de tanta desazón. Pero es duro aceptar que fue casi lo único positivo de ese día. Lejos de enojarse con los silbidos, de replicar a la prensa, creer en brujas o sugerir complots, Messi, el capitán Messi, respondió que la única manera de revertir la situación era mejorando el juego y logrando resultados. Y así fue. La selección, favorecida por la debacle física de Colombia, fue otro equipo en el segundo tiempo. Cuando el fútbol guerrero dejó de ser la única prioridad. Cuando aceptó que para jugar al fútbol hay que pensar en los dos arcos, no sólo en el propio, y confió en su juego de ataque, en adueñarse de la pelota, obligando al rival a correr de atrás. Ojalá, como dijo el propio Messi, sea una señal del cambio necesario. Y ojalá que, para concretar ese cambio, no sea necesario que Masche siga haciendo goles en contra.


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