Creen que el femicida de Las Ovejas podría estar lastimado

El hallazgo de una mochila con ropa y comida, y de un blíster de analgésicos en dos sectores distintos, convencieron ayer a los investigadores de que están muy cerca de descubrir el escondite de Lorenzo Muñoz.

Hoy se cumplen dos semanas del doble femicidio de Las Ovejas, del que fueron víctimas Carina Apablaza (31) y su hija Valentina (11). Es, además, el día internacional de las mujeres, y se realizará un paro contra la violencia de género. Los investigadores tenían la esperanza de llegar a esta fecha emblemática con el caso resuelto. Pero Muñoz, ayudado por algunos de sus parientes y por una geografía arisca, ha logrado esquivarlos hasta ahora.

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Por lo menos dos de los cómplices que lo ayudaban están presos. Son sus cuñados Onofre Merino (con prisión preventiva por 20 días) y Luis Fuentes (ayer le dictaron 90 días de encierro cautelar) ambos acusados de encubrimiento. Sin ese apoyo estratégico, creen los investigadores, sus posibilidades de seguir esquivando a los policías y gendarmes que lo buscan se acotan.

Ayer, el trabajo de los perros rastreadores de la policía rionegrina volvió a ser clave para avanzar. Marcaron un territorio donde la búsqueda posterior permitió encontrar una mochila con varias prendas, todas de varón: pantalón, zapatillas, remeras. Pero además había un cepillo de dientes, una toalla, un jabón y hasta un pedazo de torta.

Aunque estaba oculta, la mochila presentaba un aspecto impecable, como si la hubieran dejado un rato antes. Se sospecha que la escondió Muñoz y que pensaba regresar más tarde para cambiarse de ropa, higienizarse y comer.

En otro sector, los operativos permitieron hallar un blíster de medicamentos. Son analgésicos, y este descubrimiento, sumado a la venda con sangre secuestrada el martes en otro procedimiento, alimentan la hipótesis de que Muñoz podría estar lastimado.

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Tal vez, especulan los investigadores, con las filosas piedras de esta áspera geografía.

Una hipótesis es que el hombre permanece oculto durante el día en las numerosas cuevas que hay en la región, a las que conoce por haberse criado allí (o acaso usó una carpa, como dijo un testigo), y en algunas noches baja hasta la casa de sus parientes donde recibe asistencia y provisiones.

Con las detenciones de sus cuñados, ese circuito de ayuda se interrumpió.

90 días de prisión preventiva para otro cuñado por encubrimiento

Hoy se cumplen dos semanas de los crímenes y Muñoz sigue burlando el cerco policial, aunque los investigadores creen que están más cerca.