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Psicopedagogos desbordados en Bariloche: un síntoma de la crisis educativa

Los flojos resultados en las evaluaciones se corresponden con un bajo rendimiento tras la pandemia. Hay una demanda disparada de estos especialistas.

Los resultados de la prueba Aprender 2021 que realizaron 623.558 estudiantes de sexto grado de 19.639 escuelas de todo el país no resultaron alentadores. El rendimiento en lengua cayó drásticamente.

En Bariloche, los resultados no sorprendieron a los psicopedagogos, que no dan abasto con las constantes derivaciones de niños y adolescentes en los últimos meses.

“Notamos un incremento de las derivaciones desde el año pasado y no llegamos a cubrir la demanda de pedidos de diagnósticos y atención psicopedagógica. Se que, en otras especialidades como la fonoaudiología pasa lo mismo y no hay turnos”, recalcó la licenciada en Psicopedagogía Belén Bosch.

Contó que “en uno de sus últimos llamados, una mujer le dijo que era la sexta profesional a la que llamaba porque no conseguía turno” y la oferta de este tipo de profesionales en Bariloche es realmente abundante.

Al no haber un colegio que agrupe a los psicopedagogos en Bariloche, conformaron un colectivo de 80 profesionales que están permanentemente en contacto. “El comentario es el mismo: nos sorprenden las derivaciones y más allá de que es trabajo, desde el criterio ético y profesional, uno no deja de preguntarse qué es lo que está pasando”, comentó Sandra Ahmar, licenciada en Psicopedagogía.

La derivación a un profesional está asociada a diversos indicadores. Por lo general, se registran demoras en la adquisición de ciertos aprendizajes y desde la escuela, no saben qué puede estar sucediendo con el alumno.

“Solíamos tener niños y adolescentes con determinados trastornos y dificultades, pero ahora nos están pidiendo diagnósticos para nenes de sala de 5 o primer grado. Acá hay que cuestionarse la responsabilidad de cada actor y pensar en procesos más que en resultados”, planteó Ahmar.

Contó que “en otro momento, los chicos llegaban con dificultades desde el jardín. Muchas veces, hay trastornos del lenguaje. Ahora, en cambio, estamos frente a la dificultad de no poder iniciar la lectoescritura, se dispersan o no llegan a comprender las consignas”.

Ante las constantes derivaciones, la profesional consideró necesario buscar previamente otras estrategias. “Para una familia pensar que su hijo tiene un problema y debe ir a un profesional tiene un costo afectivo, más allá de las posibilidades de la obra social”, indicó.


Bajo rendimiento


La baja del rendimiento escolar es multicausal para los profesionales. Pero coinciden en el impacto nefasto de la pospandemia.

“Se deja de hablar de estrés para hablar de desgaste pospandémico, con dos años de situaciones muy extremas y cierre prolongado de escuelas. En las pruebas Aprender se vio una baja significativa en el área de lengua -no así en matemáticas que ya era bajo porque el 50% no llegaba a un nivel satisfactorio-”, expresó Bosch. Puso como ejemplo estudios en Reino Unido, por ejemplo, que dan cuenta de serios retrasos en la adquisición del lenguaje por efecto del aislamiento y el impacto del uso del barbijo en la lectoescritura.

También recordó que el informe de gestión de Río Negro del 2021 dio cuenta de un número importante de estudiantes “con trayectorias interrumpidas o discontinuas”. Bosch recordó que en Río Negro, 19 de cada 100 estudiantes lograban completar su escolaridad en el tiempo esperado con buenos resultados en lengua y matemáticas. “Ahora -continuó-, los docentes cuentan que los niños de primer grado no tienen siquiera el hábito básico de estar sentados y no soportan tiempos de espera. Son aprendizajes en nivel inicial por el cual no transitaron a raíz de la pandemia”.

Ahmar aclaró que “la cuarentena agudizó situaciones que ya venían de arrastre. Hoy frente a cualquier dificultad, derivamos. Pero está faltando una mirada más amplia interinstitucional. Hay procesos de enseñanza y aprendizaje que llevan tiempo”.

¿Cuál es el camino para revertir la situación? Bosch resaltó la necesidad de convocar una mesa de diálogo entre los actores de la comunidad educativa, como escuela, profesionales y familias.

“¿Ayudaría sumar horas de clases?”, preguntó este diario. “Por lo pronto, deberían dejar de quitar horas de clases. Hay escuelas de Bariloche en las que no hay gas y los estudiantes ingresan más tarde. Pese al cambio de protocolo, en Bariloche tenemos cuatro escuelas con chicos aislados durante 10 días en el último mes y medio”, respondió.

Recordó que la ley de educación de Río Negro “comprende la jornada extendida y completa con distintos formatos. Lo importante es que se cumplan las horas y la calidad de las propuestas en el interior de una escuela para que esas horas sean significativas”.

Ahmar insistió en que la situación socioeconómica y socioambiental inciden, pero el problema “va más allá”. “Se cree que porque se es pobre no se aprende. O porque se come bien, se aprende. Eso facilita y ayuda, pero hay cuestiones transversales. Hay que cuestionar las estrategias que se usan desde el sistema de enseñanza. Los chicos son los que padecen las consecuencias. A veces, aprenden a pesar de todo. La escuela sigue siendo un lugar valorado, pero no quita que no tengamos que repensar situaciones”, concluyó.


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