“Pongámosle zapatilla”
Hace casi 50 años, el 4 de junio de 1961, con jóvenes 13 años participé (de oyente, por supuesto, no había guarderías) de un hecho histórico para la provincia del Neuquén. Se hicieron algunas “previas” en Zapala, en Neuquén y en Cutral Co y de allí nació la Junta Promotora del Movimiento Popular Neuquino, dieciséis personas de distintos lugares de la provincia, con mandato expreso de muchas más: Elías Sapag, Carlos Sobisch, Pessino, Creide, Carrizo Bagnagatti, Irízar, López Osornio, Arias, Ganem, Nélida del Pin, Rossina Rodríguez, Cevey, Acuña, Angeleri, Méndez y Benigar. Quiso el destino que sólo una de ellos viva actualmente, mi madre Rossina, y a través de ella quiero rendir un homenaje a ese conjunto de hombres y mujeres que tuvieron la visión de los elegidos, que con simples enunciados marcaron un rumbo que hoy nada ni nadie puede torcer. Elaboraron nada más y nada menos que la Declaración de principios y la base fundacional que luego sería la Carta Orgánica de un partido provincial que pronto cumplirá 50 años (por razones de espacio no la transcribo, pero la pongo a disposición del lector). Eran años difíciles, de proscripción política, de territorio nacional, de comunicaciones lentas, de pelear en la clandestinidad, de furtivas pegatinas, de reuniones disfrazadas de peñas folclóricas, de valentías riesgosas y de miedos que bloqueaban… pucha si me acuerdo de las lágrimas de impotencia de mis padres cuando veían que el tiempo se les escurría entre los dedos y no podían expresar sus sentimientos políticos de edificar un futuro para nosotros, de construir un espacio de poder que nos permitiera ser dueños de nuestros recursos, de desarrollar el territorio que habían elegido para vivir, de ayudar a crecer para crecer. Recuerdo que en una de esas reuniones, cuando se definía “qué” hacer y no se sabía “cómo” hacerlo, el enojo de mi madre la llevó a decir: “Si no podemos ir a las urnas como peronismo, armemos otro partido político y pongámosle zapatilla, la gente va a saber cuál es la raíz”. Así nació el MPN. Mi sentido reconocimiento a aquellos fundadores que plasmaron en una idea de amor por su terruño y sus semejantes el compromiso de continuar la lucha por alcanzar los objetivos soñados y a aquellos que con su espíritu han animado estos casi 50 años. Viejita… te quiero por ser mi madre, pero mucho más por esos valores inquebrantables que supiste mantener. Carlos Daniel Rodríguez, LE 8.850.272 Neuquén
Carlos Daniel Rodríguez, LE 8.850.272 Neuquén
Hace casi 50 años, el 4 de junio de 1961, con jóvenes 13 años participé (de oyente, por supuesto, no había guarderías) de un hecho histórico para la provincia del Neuquén. Se hicieron algunas “previas” en Zapala, en Neuquén y en Cutral Co y de allí nació la Junta Promotora del Movimiento Popular Neuquino, dieciséis personas de distintos lugares de la provincia, con mandato expreso de muchas más: Elías Sapag, Carlos Sobisch, Pessino, Creide, Carrizo Bagnagatti, Irízar, López Osornio, Arias, Ganem, Nélida del Pin, Rossina Rodríguez, Cevey, Acuña, Angeleri, Méndez y Benigar. Quiso el destino que sólo una de ellos viva actualmente, mi madre Rossina, y a través de ella quiero rendir un homenaje a ese conjunto de hombres y mujeres que tuvieron la visión de los elegidos, que con simples enunciados marcaron un rumbo que hoy nada ni nadie puede torcer. Elaboraron nada más y nada menos que la Declaración de principios y la base fundacional que luego sería la Carta Orgánica de un partido provincial que pronto cumplirá 50 años (por razones de espacio no la transcribo, pero la pongo a disposición del lector). Eran años difíciles, de proscripción política, de territorio nacional, de comunicaciones lentas, de pelear en la clandestinidad, de furtivas pegatinas, de reuniones disfrazadas de peñas folclóricas, de valentías riesgosas y de miedos que bloqueaban... pucha si me acuerdo de las lágrimas de impotencia de mis padres cuando veían que el tiempo se les escurría entre los dedos y no podían expresar sus sentimientos políticos de edificar un futuro para nosotros, de construir un espacio de poder que nos permitiera ser dueños de nuestros recursos, de desarrollar el territorio que habían elegido para vivir, de ayudar a crecer para crecer. Recuerdo que en una de esas reuniones, cuando se definía “qué” hacer y no se sabía “cómo” hacerlo, el enojo de mi madre la llevó a decir: “Si no podemos ir a las urnas como peronismo, armemos otro partido político y pongámosle zapatilla, la gente va a saber cuál es la raíz”. Así nació el MPN. Mi sentido reconocimiento a aquellos fundadores que plasmaron en una idea de amor por su terruño y sus semejantes el compromiso de continuar la lucha por alcanzar los objetivos soñados y a aquellos que con su espíritu han animado estos casi 50 años. Viejita... te quiero por ser mi madre, pero mucho más por esos valores inquebrantables que supiste mantener. Carlos Daniel Rodríguez, LE 8.850.272 Neuquén
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