Prodi ganó tiempo, pero se viene una reforma de la ley electoral

Resurgen los proyectos para intentar superar la fragilidad institucional

ROMA.- El voto de confianza que obtuvo el gobierno de izquierda de Romano Prodi en el Senado descartó por ahora el peligro de comicios anticipados, pero resucitó los proyectos de reforma electoral para superar la fragilidad institucional que caracteriza la política italiana.

Las reacciones al llamamiento de Romano Prodi para que el Parlamento trabaje con «prioridad» en la reforma de la ley electoral vigente, dejan entrever las dificultades para lograr un «amplio consenso» sobre un asunto delicado, del que se habla mucho y se hace poco desde hace diez años.

Acusada de ser una de las responsables de la actual crisis, la ley electoral vigente fue aprobada precipatadamente por la mayoría de derecha de Silvio Berlusconi, algunas semanas antes de las legislativas del 2006, cuando los sondeos la daban como perdedora. Calificada por el mismo autor, el ministro Roberto Calderoli, como una «porquería», la ley introdujo de nuevo el sistema proporcional, anterior al año 1993 y que por casi cuatro décadas reglamentó el sistema político italiano dominado por la otrora poderosa Democracia Cristiana.

La ley incluye una serie de «trampas», que terminaron por paralizar el Congreso, como la de otorgar una prima al mejor perdedor e imponer límites para acceder a los escaños según la pertenencia a coalición o a un partido, lo que fragmentizó el Parlamento. También adjudica un 'premio de mayoría' a la coalición vencedora, el cual es calculado según el resultado nacional para la Cámara de Representantes y regional para el Senado, creando un verdadero desequilibrio entre las dos ramas del Congreso.

Otro punto original de la ley del 2005 fue la introducción del colegio electoral «exterior», subdividido por continentes. Miles de italianos que residen en el exterior, algunos de ellos hijos de emigrantes que jamás han pisado la península, tuvieron derecho de votar. Si bien el mismo Calderoli (dirigente de la Liga du Norte, populista) se dice dispuesto a modificarla, muchos esperan que sea eliminada tanto en la derecha como en la izquierda.

Para Berlusconi, acusar la ley electoral de la ingobernalibilidad es sólo un «pretexto» para esconder el fracaso político del gobierno de centro izquierda.

El modelo francés (escrutinio uninominal mayoritario con dos vueltas), alemán (sufragio uninominal en una vuelta acompañado por un voto por una lista para garantizar la representación de las pequeñas formaciones) y el español (proporcional temperado) son los que más suenan.

La crisis actual, provocada por la abstención de dos senadores comunistas contrarios a la política exterior y a la ausencia de varios senadores vitalicios, es una demostración concreta de los límites de la ley. «Es necesario una ley que garantice la estabilidad para poder trabajar», pidió Prodi ante el Senado, quien descartó un modelo preestablecido e invitó a los parlamentarios a tener en cuenta la realidad italiana.

«Con el tipo de electorado que hay en Italia es imposible inventar una ley que otorgue la mayoría en el Senado y en la Cámara de Representantes», subrayó Luciano Violante, diputado de Democráticos de Izquierda (DS) y presidente de la Comisión Asuntos Constitucionales.


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