Renegociación de los contratos petroleros

Neuquén es una provincia esencialmente hidrocarburífera que depende de los recursos que le genera la renta petrolera y, a pesar de los esfuerzos realizados, todavía no ha podido desprenderse de esta dependencia económica. Hoy su suerte está ligada a estos recursos, pero de nosotros depende que el futuro sea distinto y que la diversificación productiva que se genere permita alentar nuevos ejes productivos de similar magnitud.

El poder público, en cabeza del gobernador, ha resuelto que es oportuno y conveniente para nuestra provincia renegociar los contratos petroleros. Esta decisión importa el ejercicio del poder público y una facultad provincial que no se encuentra en discusión en el marco de la normativa legal vigente.

La búsqueda de libertad de un pueblo requiere que sus gobernantes tomen decisiones -sobre todo con respecto a su principal recurso- que tengan en cuenta como fuente originaria y motivadora el interés público. La identificación de éste es siempre una tarea compleja y en pos de ella deseamos aportar algunas reflexiones con la esperanza de contribuir a la adopción de medidas acertadas en una materia que es vital para nuestro futuro provincial.

La actividad hidrocarburífera, por sus características, moviliza importantes cifras de capital e inversiones, así como también son sus riesgos y ganancias. Del mismo modo, los tiempos en que se producen los resultados son largos y en algunos casos, aleatorios e imprevisibles. En particular, es necesario diferenciar la actividad de extracción de hidrocarburos en los yacimientos ya descubiertos de la búsqueda de nuevos depósitos geológicos mediante tareas exploratorias.

La primera tiene mayor previsibilidad y riesgos casi nulos; por ello, pese a las muy elevadas retenciones que distancian significativamente los precios internos de los internacionales, ninguna empresa ha devuelto un yacimiento como podría, teóricamente, hacerlo. Distinto es tomar la decisión de encarar proyectos exploratorios, lo cual implica contar con el necesario capital de riesgo, la mejor tecnología disponible y el tiempo suficiente como para explorar, encontrar y luego recuperar la inversión con las ganancias correspondientes.

Ahora bien, corresponde analizar qué debe hacer el Estado provincial para asegurar este preciado interés general del pueblo del Neuquén. En este sentido, la ocupación de nuestros representantes debe centrarse en verificar y controlar cómo se ejecutaron los contratos y cómo se harán en el futuro.

A mi juicio, la discusión debe dar lugar a un análisis que implique: a) los antecedentes de la actuación de cada empresa en cada yacimiento, con especial atención al cumplimiento de los planes de inversiones que prometieron en su momento y la obligación legal general de invertir lo necesario para una explotación racional según las reglas del arte; b) los antecedentes, incidentes y contingencias de tipo ambiental que hayan registrado y el modo de resolución de los mismos y c) la propuesta de inversión, que no debe resumirse a una cifra genérica (que en todos los casos será impresionante por lo que decíamos en cuanto a que se trata de una actividad de capital intensivo) sino detallada. Los planes de inversión deben describir la programación de tareas en zonas efectivamente exploratorias de alto riesgo que no impliquen una mera ampliación de lo que ya se viene haciendo y deben enunciar, además, las mejoras tecnológicas y los aportes en la infraestructura de producción, tratamiento y transporte.

Aprobada esta etapa de análisis, deberá ajustarse la forma de participación de la provincia en la renta petrolera, la que deberá ser adecuada a la efectiva realidad económica de nuestro país y del sector en particular, que ha cambiado significativamente desde la fecha de las concesiones originarias -hechas, en general, hace más de 15 años-.

Con este enfoque, bienvenidas sean las renegociaciones que prolonguen el horizonte de explotación racional de nuestros recursos. Debemos despojarnos de prejuicios antiempresarios y de mezquindades ideológicas y superar errores que pesan en el inconsciente colectivo, como fueron algunas negociaciones no suficientemente transparentes tanto en nuestra provincia como en otras.

Tenemos ante nosotros la oportunidad de debatir, analizar y fijar políticas de largo plazo. Es indispensable no desperdiciarla. Aprovechemos los hidrocarburos con que nos dotó la provincia para crear las condiciones que permitirán en un futuro cercano diversificar el perfil productivo provincial. La renta petrolera (y no es impensable en ese contexto aumentar las regalías, llegado el caso) debe servir para desenvolver energías alternativas y las infinitas posibilidades que en materia de producción, tecnología, educación, servicios e infraestructura brinda el genio humano.

RICARDO A. ROJAS (*)

Especial para «Río Negro»

(*) Arquitecto. Presidente del MID Neuquén


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