Del cinturón al celular: los errores más comunes que siguen poniendo en peligro a los conductores
La campaña “Yo Respeto”, impulsada por Diario RÍO NEGRO junto a instituciones de la región, busca visibilizar las conductas riesgosas más naturalizadas dentro del automóvil.
La seguridad vial es una construcción colectiva que involucra a todos: conductores, pasajeros y peatones. Muchas veces se piensa en la prevención desde la calle —semáforos, velocidades máximas, señales de tránsito—, pero existe un aspecto clave que suele pasarse por alto: lo que ocurre puertas adentro del vehículo. Con ese foco nace la campaña “Yo Respeto” de Diario RÍO NEGRO.
El objetivo es claro: promover la reflexión individual y colectiva sobre hábitos de riesgo que, aunque están naturalizados, pueden tener consecuencias graves. Según remarcan los impulsores de la campaña, muchas infracciones no surgen de la falta de conocimiento, sino de la subestimación del peligro.
El cinturón, una deuda pendiente

A pesar de los avances en materia de concientización, todavía hay quienes no usan cinturón en trayectos cortos o urbanos. La frase “es acá nomás” se repite como excusa y refleja una cultura de descuido. Sin embargo, los datos son contundentes: el cinturón reduce a la mitad las posibilidades de muerte o lesiones graves en un accidente. No se trata de un accesorio ni de una formalidad, sino de un salvavidas.
El celular, la distracción más frecuente
La irrupción del teléfono en la vida cotidiana también se trasladó al auto. Atender una llamada sin manos libres, responder un mensaje o revisar redes sociales mientras se maneja equivale a recorrer decenas de metros sin prestar atención al camino. Diversos estudios señalan que el uso del celular multiplica por cuatro la probabilidad de un siniestro. Pese a las campañas y normativas, la práctica sigue siendo común y peligrosa.
Los chicos, siempre atrás y sujetos

Otra situación frecuente es el traslado inadecuado de menores. Ya sea por desconocimiento, por comodidad o por la falsa sensación de seguridad, muchos niños viajan adelante o sin el sistema de retención infantil correspondiente. La normativa es clara: los chicos deben viajar en el asiento trasero y con butaca hasta los diez años o 1,35 metros de altura. Sin embargo, todavía se observan escenas cotidianas que contradicen esta regla básica de protección.
Hábitos que parecen inofensivos
Comer al volante, llevar objetos sueltos en la parte trasera o no regular el apoyacabezas son ejemplos de costumbres que parecen menores, pero que pueden amplificar el daño en caso de accidente. En todos los casos, lo que está en juego es la misma idea: lo que parece insignificante puede marcar la diferencia.
De la multa a la conciencia

Uno de los ejes de la campaña es correrse de la lógica de la sanción para poner el acento en la conciencia ciudadana. Cada pasajero y cada conductor tienen un rol en la seguridad vial. La convivencia en el tránsito empieza dentro del auto y depende de elecciones mínimas: abrocharse el cinturón, dejar el celular de lado y cuidar a los chicos.
Respetar las reglas no es un acto aislado ni una carga impuesta: es una forma de cuidarnos entre todos. “Yo Respeto” es una iniciativa de Diario RÍO NEGRO y cuenta con el apoyo del Gobierno del Neuquén, la Municipalidad de Neuquén, el Gobierno de Río Negro, el IJAN, TSB y la empresa Pehuenche.
La seguridad vial es una construcción colectiva que involucra a todos: conductores, pasajeros y peatones. Muchas veces se piensa en la prevención desde la calle —semáforos, velocidades máximas, señales de tránsito—, pero existe un aspecto clave que suele pasarse por alto: lo que ocurre puertas adentro del vehículo. Con ese foco nace la campaña “Yo Respeto” de Diario RÍO NEGRO.
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