Todo sobre los dientes
El cuidado de los dientes ayuda a comer sin dolor y a hablar adecuadamente. Tienen su origen en la vida intrauterina y hacen su aparición a partir del sexto mes de vida. La dentadura permanente erupciona a los seis años.
Los secretos de una dentadura sana y fuerte comienzan antes de nacer. Es que la formación de los dientes se inicia en la vida intrauterina, a partir del mes y medio de gestación. En el quinto mes de embarazo, cuando la ecografía de rutina muestra al pequeño ser en formación, ya se produce la calcificación de la superficie o cúspide de los molares permanentes, que sin embargo el niño sentirá irrumpir en su boca recién a los 6 años.
«Aproximadamente, hasta los 12 años existe dentro de los huesos maxilares algún diente en formación», comenta el doctor Jorge Ernesto Aguilar, profesor de la Asociación Odontológica Argentina y adjunto de la Cátedra de Periodoncia de la Universidad de El Salvador.
Muy escondidos dentro de las encías, realizan su trabajo de erupción recién al sexto mes de vida. Y, a los tres años de edad la mayoría de los niños tienen todos sus dientes primarios, comúnmente llamados de leche.
«La dentición del ser humano se divide en temporaria y permanente. Los dientes temporarios (de leche) son en total 20 y salen a partir de los seis meses. Los permanentes erupcionan a los 6 años y en total son 32, incluyendo las muelas del juicio. El desarrollo de ambos comienza a partir del denominado germen dental, del cual se forman y se diferencian todos los tejidos que componen una pieza. Pero existen gérmenes dentales para los dientes temporarios y gérmenes para los permanentes.»
Las raíces del primer grupo guiarán a una posición correcta a los permanentes. Entonces, aunque los dientes de leche no sean definitivos, merecen un cuidado especial para ayudar al desarrollo adecuado de los que vendrán y estarán toda la vida. Por eso es importante que los chicos desde pequeños visiten periódicamente al odontólogo.
Alrededor de los trece o catorce años ya se cuenta con 28 dientes permanentes. Y, los cuatros molares restantes, conocidos como muelas de juicio, generalmente, aparecen entre los 18 y 20 años de edad.
La placa bacteriana, una de las principales enemigas –sino la más- de la salud dental, es tan desagradable como sus habitantes: está formada por una película pegajosa, compuesta por un conjunto de bacterias organizadas sobre la superficie del diente. «Se van adhi
riendo al diente de una forma específica y en una secuencia determinada. Las bacterias que integran la placa provienen de la flora bucal. Hay que tener en cuenta que la placa bacteriana también puede adherirse a una prótesis dental, entre otras».
La tríada mágica
Los cuidados que se deben formular para prevenir son:
* Evitar el azúcar: los alimentos pegajosos permanecen más tiempo sobre el diente y producen mucho daño. Ingerir, muchas veces durante el día, alimentos dulces es más perjudicial que consumir gran cantidad de azúcar pero de una sola vez. En el momento de gula, es preferible ingerir una fruta o una porción de papas fritas.
* Aumentar la resistencia del diente: los suplementos con flúor, indicados por el odontólogo, aumentan la resistencia del diente frente a la formación de caries. Lo adecuado sería administrarlo en el momento del desarrollo, es decir hasta los doce años de edad. Además se puede recomendar el uso de enjuagatorios o pastas dentales con solución de flúor.
* Remover la placa bacteriana: el buen cepillado y el uso del hilo dental eliminan (en algunas ocasiones) y previenen la formación de placa. Es el método más efectivo para evitar la enfermedad periodontal y la caries.
Las claves del buen cepillado
• Es aconsejable que el cepillo dental sea blando, para que se adapte correctamente a la superficie dentaria y no produzca lesiones gingivales ni abrasiones o ulceraciones.
• Ubicar las cerdas del cepillo de tal manera que cubran también los extremos de las encías.
• Los movimientos deben ser horizontales, barriendo las bacterias del surco. Aproximadamente quince movimientos cada dos o tres dientes.
• Se deben cepillar tanto las caras externas como las internas de los dientes.
• Si resulta difícil la limpieza de las caras interiores, ubicar el cepillo en forma vertical y realizar el mismo movimiento horizontal, diente por diente.
• No olvidar de la higiene en las bases o superficies mordientes.
• El correcto cepillado incluye el pasaje del hilo dental para eliminar la placa bacteriana de las zonas interdentales.
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