Transparencia y participación

LA SEMANA EN BARILOCHE

Los cambios aplicados en el sistema electoral municipal que se pusieron a prueba en los comicios del 6 de septiembre recibieron en general una evaluación positiva. Pero todos los actores políticos coinciden en que es indispensable llegar a la elección de 2019 con una normativa menos confusa.

En los últimos días el “observatorio” montado por la Universidad del Comahue y la Defensoría del pueblo exhibió sus conclusiones sobre la aplicación de la boleta única y la tarea de control y fiscalización electoral, que dejó mucho que desear.

En igual sentido ya se habían manifestado los miembros de la Junta Electoral.

Todavía hoy, 36 días después, las autoridades electas no fueron proclamadas porque resta que la Justicia se pronuncie sobre un último reclamo del partido vecinal UMP, que pugna por lograr una concejalía.

La discusión es un derivado de la lentísima revisión del resultado final, que se prolongó durante 20 días, ante la necesidad de salvar los errores en el conteo y registración de los datos cometidos en más de 70 mesas.

Tanto la ordenanza de Código Electoral como sus modificaciones posteriores abundan en reivindicaciones exaltadas de la transparencia y el respeto a la voluntad popular.

Pero la ligereza en los textos normativos, sumada a la notoria incapacidad de las autoridades de mesa impidió lograr los objetivos propuestos.

La confusión surgida en torno de la concejalía número once, que se disputaron Juntos y el UMP, pasó casi desapercibida, pero podría haber generado una polémica mucho mayor si el resultado para intendente hubiera sido más ajustado. Gustavo Gennuso (Juntos) le ganó a María Eugenia Martini (FpV) por más de 15.000 votos y desactivó cualquier posible controversia.

La boleta única de sufragio demostró varios beneficios imposibles de desconocer. Como el de garantizar que toda la oferta electoral (incluida la de los partidos chicos, que no tienen fiscales) esté siempre a disposición de todos los votantes.

También facilita la independencia de opinión y el voto diferenciado por categorías. En el sistema de boletas tradicionales el llamado “corte” es engorroso y por eso muchos lo evitan. El observatorio electoral demostró que en las recientes elecciones provinciales (con método clásico) el “corte” en Bariloche fue del 11% y con la boleta única llegó al 30%.

Pero uno de los problemas inesperados fue la lentitud del escrutinio. Con las boletas separadas por partido, en las provinciales esa tarea demoró en promedio 1 hora y 43 minutos. En las municipales (con la boleta única) se extendió a 2 horas 49 minutos.

En este último caso contribuyó también la impericia y falta de capacitación de las autoridades de mesa, en su gran mayoría voluntarios interesados en la remuneración ofrecida.

Una solución que no requiere modificar la ordenanza sería eliminar esa forma de reclutamiento y citar en forma obligatoria a personas que por su profesión garanticen una capacidad acorde con la tarea a realizar, como ocurría en cualquier elección hasta hace pocos años. Si se excusan, repetir la citación con otros, y no llamar voluntarios.

Una de las “observadoras” admitió también que hubo muchos errores de registración porque las autoridades de mesa estaban cansadas, luego de 13 ó 14 horas de trabajo, y en muchos casos cerraron el escrutinio “de cualquier modo”.

Para resolver ese tema ayudaría el armado de mesas con menos electores. La Junta Electoral Municipal dispuso esta vez padrones de 330 votantes por mesa y bien podría bajarlos a 250, sin ningún cambio normativo.

Si la intención es diseñar una boleta única más clara, con otro tamaño y disposición de los datos, sí será necesario ajustar la ordenanza. También varios de los consultados se mostraron decididos a eliminar expresamente la opción de presentar listas colectoras, como ocurrió esta vez con cuatro partidos que aprovecharon las ambigüedades del texto aprobado el año pasado.

Otro cambio que deberá analizar el nuevo gobierno es el de avanzar hacia el voto electrónico ya que, aun sin plazos, es un mandato de la Carta Orgánica.

Está visto que una revisión y mejoramiento constante del sistema electoral, incluida la adopción de figuras hasta hoy descartadas como las Paso municipales y la doble vuelta o balotaje, ayudarían a garantizar una mayor participación ciudadana. Pero no se trata de un camino fácil, ya que esos debates siempre estuvieron sujetos a las conveniencias partidarias. Y volverán a estarlo.

dmarzal@rionegro.com.ar

Daniel Marzal


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