Un amante de la historia británica

LONDRES (AP).- Al día siguiente de haber sucumbido a un cáncer Robin Gibb, de los Bee Gees, fue recordado en Gran Bretaña como un gran músico cuyos intereses fueron mucho más allá del estudio de grabación. El inconfundible cantante, quien escribió y arregló numerosos éxitos para otros artistas, también era reconocido por su trabajo en nombre de veteranos de guerra británicos y su interés en la política, la historia y el Titanic. El ex primer ministro Tony Blair, amigo de Gibb, dijo que el cantante tenía una “maravillosa mente abierta y fértil. No sólo fue un músico y compositor excepcional, fue un ser humano muy inteligente, interesado y comprometido’’. Gibb padeció una prolongada enfermedad y lució extremadamente demacrado en sus raras apariciones públicas durante el último año, sin embargo, halló las energías para componer “The Titanic Requiem’’ con la ayuda de su hijo, RJ. Pero Gibb cayó en un coma y estuvo demasiado enfermo como para asistir a la gala de estreno con la Orquesta Filarmónica Real el mes pasado. Gibb era un aficionado a la historia que en sus últimos años trabajó horas extras para ayudar a crear un monumento permanente a los aviadores y tripulantes que sirvieron durante la Segunda Guerra Mundial. También fungió cuatro años como presidente de la Heritage Foundation, un grupo que promueve la cultura británica.


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