Rubén Hidalgo, una vida dedicada al bandoneón

Los cálidos recibimientos de auditorios de Chile, Brasil y Japón no mellaron su intención de radicarse en esta ciudad hace casi cuatro décadas. Y a mediados de año, el Concejo Municipal homenajeó su trayectoria declarándolo Ciudadano Ilustre de San Carlos de Bariloche.

“Mi padre me regaló un bandoneón cuando tenía diez años, con ese he vivido hasta ahora”, refiere. Su maestro fue Agapito Nicolás Hernández.

Hidalgo conformó en la década del 70 el germen de su Bariloche Tango Trío con el pianista Juan Taglialegna, agrupación que hoy integra con Juanjo Miraglia (guitarra y voz) y Hernán Lugano (piano).

Cuenta que hay países donde el tango es más popular que aquí. En Chile, ejemplifica, “teníamos el Cuarteto Típico Argentino con cabecera de trabajo en Temuco. O en Finlandia, que lo considera su música nacional”.

“De visita en casa, un amigo, (Amado) Santos Maggi, me comenta que en Berlín (Alemania) hay más tanguerías que en Buenos Aires. Anduvo por Sudáfrica y Estados Unidos, donde estuvo al frente del grupo Forever Tango”. Él fue el encargado de probar el bandoneón que su padre le obsequió. “Es mayor que yo, tenía 17 años”. Después fue a Buenos Aires donde integró las orquestas de (Pastor) Cores, Francisco Canaro, Lorenzo Barbero, Héctor Varela y Mariano Mores” dedicándose luego a la composición y dirección.

Miembro de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores desde 1953 y la Asociación Argentina de Intérpretes, participa activamente de las asambleas. “No es sólo crear los temas y sentarse, hay que hacerlos conocer, es una lucha constante. Existen ciertos egoísmos, cada cual defiende su mercadito, hay que luchar por eso”, sostiene.

“Otoño en Nagasaki” es el título de una de las más de doscientas partituras que llevan la firma del bandoneonista entrerriano Rubén Hidalgo.