La chancha, los veinte y la máquina de hacer chorizos, en Centenario

En una vieja panadería de Centenario una pareja montó una fabrica de chacinados y salón de carnes. Un producto excelente.

La chancha, los veinte y la máquina de hacer chorizos, en Centenario

En una vieja panadería de Centenario una pareja montó una fabrica de chacinados y salón de carnes. Un producto excelente.

Cierro los ojos. Escucho una y mil veces las anécdotas de los inmigrantes amigos de mi abuelo en Bahía Blanca. Estamos en una gomería de la calle Corrientes, corren los ´80 y acompaño en bicicleta a mi abuelo a lo de los Nuciari un par de viejos hermanos italianos con las manos curtidas del trabajo eterno. Se saludan amistosamente y se sientan en una mesita, sirven un vermú, sacan un envoltorio de papel de diario de algún rincón engrasado y oscuro y desenvuelven un pedazo de algo. Lo cortan en rodajas y lo ponen junto a unos cachos de pan. Mi abuelo me alcanza para que me sirva, ahí nace mi primer recuerdo del chorizo de campo, en medio de almanaques con chicas en bolas y olor a aserrín y nafta en el ambiente.

Luego vendrían las historias de carneadas en provincia de Buenos Aires, en Neuquén, en Añelo, en Jacobacci, en Mendoza, en Las Grutas. Días y noches de frío viendo de cerca y a veces no tanto el folklore de los chacinados, embutidos y salazones. La gente apostada, la línea familiar preparada para los diferentes pasos, dos días mínimo, mucha intensidad. Cada uno en su rol. Fiesta de supervivencia cultural, generaciones que vinieron de afuera y del interior profundo y antológico también.

Hace no mucho tiempo me invitaron a conocer “Cabaña Los Pioneros”, una fábrica de chacinados Premium en Centenario. Una pareja que tiene en su genética la costumbre campera de carnear y producir. Con productos como pimentón de Cachi y tripas naturales, ausencia absoluta de agregados químicos.

Facundo Cimolai conoció a María Beccar Varela en la facultad en Buenos Aires en 2003 y se casaron en 2005. Ella es de San Antonio de Areco y sabía desde pequeña diferenciar un embutido posta de cualquier otra cosa. Su familia consumía y elaboraba.

La familia de Facundo también. Pocas cosas camperas y folklóricas unen como los chacinados. Creo que está a nivel del mate. Tal vez la chacarera y obvio siempre el asado. Flechazo a primera vista.

Donde antes funcionaba la primera panadería de Centenario, la de Ortuño, montaron la fábrica y la carnicería. Durante 4 meses y con muchísimo esfuerzo la pusieron en condiciones y aún siguen proyectando cosas. Productores inquietos.

Todo ese back up generacional de abuelos inmigrantes y chacareros comenzó a brotar.

En un principio con un socio comenzaron a hacer salames. Se pusieron a producir en un verano caliente de 2015. Recreaban la humedad con un humificador y el calor con estufitas. La cámara de la panadería se transformó en la de secado.

Luego el raid de buscar la habilitación provincial, ya que contaban con la municipalidad y la fiesta del Pionero como trampolín de marketing.

Con su anterior socio tomaron diferentes caminos, pero siguieron ligados ya que su ex compañero les provee actualmente a Facundo y María; salazones, jamones y bondiolas.

Vinieron las épocas de estudio y actualización de info con las muy buenas capacitaciones del Centro Pyme.

Actualmente viven en una casa de adobe, sus 5 hijos reconocen a la legua que tipo de animal es cuando prueban la carne que les cocinan.

En agosto del año pasado anexaron a la fábrica un salón de ventas de todo lo que producen. Despostan y venden in situ.

Desde siempre los chacinados secos les salieron bien y fueron aumentando la producción y la calidad. Armaron una cámara frigorífica nueva. Sus productos no tienen conservantes artificiales y son aptos para celíacos. Etiquetan a mano como casi todo lo que hacen.

Las variedades son excelentes.

Elaboran longaniza española, salame criollo, chorizo de campo y longaniza calabresa con verdadero hinojo que te toca el alma.

Facundo hace la aclaración sobre el tocino: “la gente cree que es grasa y no lo es, es carne. Aquí seguimos eligiendo hacer las cosas bien y con productos naturales y orgánicos aunque sea más caro para nosotros”.

Verdadero tesoro oculto en Centenario. Te explican todo y no para de desfilar gente buscando o chacinados o cortes de carne y chorizos caseros. Todo fresco, creíble, tangible y conmovedor.

No hay nada que se asemeje a la combinación de pan, chorizo de campo y mate. Eso tiene más impronta que unos cuantos símbolos de identidad donde se depositan expectativas muchas veces erradas.


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios