Murió una niña en Neuquén y por una «cuestión cultural» apuntan sólo a la madre

El padre nunca fue considerado sospechoso, pese a que compartió muchas horas con la víctima. A la mujer le aplicaron la suspensión del juicio a prueba.

La fiscalía y la defensa pública llegaron a un acuerdo ayer, para la suspensión del juicio a prueba de una mujer que estaba acusada de actuar de manera negligente, lo cual provocó la muerte de la hija de dos años que tenía con su esposo. El hombre nunca fue considerado sospechoso, por el contrario, se lo consideró testigo y víctima. Según la fiscal, hay de por medio «una cuestión cultural».

La niña sufrió un golpe en la cabeza un sábado de febrero de 2019 entre las 12 y las 17, mientras estaba en su hogar con la madre que en esa época cursaba un embarazo de 4 meses. El padre llegó del trabajo, preguntó si había alguna novedad, la mujer le contó sobre el golpe de la niña pero le restó importancia.

El matrimonio tiene otro hijo menor de 10 años, y son migrantes bolivianos. Ella tiene 25 años, no tuvo acceso a la educación formal y si bien posee documento argentino, lo extravió y eso le impidió hacerse controles durante el embarazo.

El resto del sábado lo pasaron juntos, el domingo dejaron a la hija al cuidado de una vecina para ir a una iglesia evangélica. La niña dormía mucho y sólo comía gelatina.

El lunes a la madrugada la llevaron de urgencia al hospital Heller con convulsiones. Los médicos le encontraron una fractura en el cráneo que nunca se supo cómo se produjo, pero compatible con una caída. La niña murió 5 días después.

Las sospechas de la fiscalía siempre apuntaron, única y exclusivamente, a la mujer. El padre fue considerado víctima.

“Hay una cuestión cultural, él trabaja y ella se encargaba del cuidado de los hijos”, señaló la fiscal Sandra Ruixo.

También dijo que en el horario en el que la niña se lastimó el hombre estaba en el trabajo. “Ella sabía que se había golpeado y lo ocultó”, afirmó Ruixo.

Río Negro le preguntó si esa conducta de la joven no pudo deberse a la cuestión cultural a la que se había referido antes, y la fiscal insistió en su convencimiento sobre la responsabilidad de la mujer. “Yo quería llevarla a juicio y lograr una condena”, dijo.

“La fiscalía elige a quién imputar”, afirmó a su turno el defensor público Julián Berger, que intervino en el caso. “Hay una idea preconcebida de que la mamá es la responsable de lo que les pasa a los hijos”, agregó.

En una audiencia realizada ayer, la defensa pública y la fiscalía llegaron a un acuerdo: la suspensión del juicio a prueba.

Berger dijo que primero intentaron aplicar la pena natural, la fiscal Ruixo afirmó que nunca se habló del tema y que ella no estaba dispuesta a aceptarlo. El concepto de pena natural es que el dolor que sufrió la mujer por la pérdida de su hija es incomparable a cualquier sanción penal.

La suspensión del juicio a prueba fue aceptada por la fiscal “porque la pena en abstracto va de 1 a 5 años y es posible la aplicación de una condena condicional”. Es decir que en un juicio oral no habría conseguido que vaya presa, sino una condena en suspenso.

Río Negro le preguntó: ¿qué fin cree que tiene una pena en este caso concreto?, a lo que Ruixo respondió: «es un caso grave, hay una niña muerta, y la mujer es responsable por omisión».

La joven deberá cumplir 96 horas anuales en la Casa de Día: “Se evaluó que se posibilite a la imputada una mayor empatía con otras mamás y otros niños”, indicó la fiscal.

La justicia de Familia les quitó a los padres la tenencia de los dos hijos, el de 10 años y el que nació durante este proceso.


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