«El flaco» Spinetta, acústico y exquisito 26-5-03

NEUQUEN (AN).- Un recital íntimo, cuidado hasta la perfección, dio anoche aquí Luis Alberto Spinetta con la única compañía instrumental del talentoso Claudio Cardone en teclados. Solitos en el escenario del cine Español, repasaron treinta años de una carrera artística que ha merecido sólo elogios. Y demostraron por qué, de modo exquisito.

«Electroacustik» viene de ser presentado en el Teatro Colón y en el Coliseo. En Neuquén, de donde el Flaco estuvo ausente 17 años, por los que pidió disculpas, hubo que habilitar una segunda función para dar cabida a la multitud de sus fans. La primera, a sala semicolmada. Lleno total la segunda. Una demostración de que cuando la oferta cultural es valiosa, las restricciones de la crisis poco importan.

Tampoco inciden en la producción de un espectáculo que, concebido con austeridad de recursos técnicos, resulta una oportunidad única para darse con lo mejor de la música nacional que pueda escucharse este momento.

Con guitarra -acústica, a veces, eléctrica, otras- y su voz y su apariencia juvenil, Spinetta entregó cerca de veinte canciones que arrancaron de aquel inolvidable Almendra hasta el próximo disco, Para los árboles, con escalas en Los Socios del Desierto, Invisible y Pescado Rabioso.

Sobrio, cálido, distendido, se ajustó estrictamente al repertorio previsto: largó con A su amor allí, del nuevo álbum, siguió con A Starosta, el idiota, Barro tal vez, Un niño nace, Alcanfor, Vera, Lago de forma mía… hasta Gricel, Jazmín y Pequeño Angel, entre obras viejas y nuevas. Casi todas precedidas de una breve presentación y agradecidas como un chico bien enseñado por sus padres.

Su buen trato y dedicación al público -no faltaron los que le declararon su amor y los que pedían tal o cual tema- empezó apenas apareció en el escenario, de riguroso sport negro y zapatillas: «Queridos amigos, es un gran placer encontrarme acá…»

Hizo algunos chistes, mostró qué bien lo tratan los años y dejó un aura angelical en el aire. (MR)