Adelantar la salida de Mesa no resolverá la crisis

Actualizado a las 19:50

LA PAZ(AFP) – Una solución que englobe todas las demandas sociales y regionales perfilada por la Iglesia Católica es la última esperanza en Bolivia, agobiada por la peor crisis de la historia, estimaron analistas, que no ven una salida en el recorte de mandato del presidente Carlos Mesa. El de la Iglesia es el último esfuerzo para buscarle una salida ordenada y pacífica a la crisis, «la más grave desde la fundación de la república», según el analista independiente Jorge Lazarte. «La Iglesia está condenada a no fracasar», advirtió.

Toda la expectativa está centrada en la gestión de pacificación y consenso que encabeza la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), que el domingo reunió a los tres poderes del Estado y que este lunes convocaba a sectores sociales movilizados en La Paz, foco de las protestas que este lunes entraban a su cuarta semana consecutiva. Las conversaciones que encabeza el cardenal Julio Terrazas tienen como eje el adelantamiento de elecciones generales, pero «el presidente Carlos Mesa no tiene pensado renunciar», aclaró el ministro de la Presidencia, José Galindo.

Los prelados deben alcanzar un acuerdo que, mucho más allá del destino de Mesa, englobe un «gran acuerdo que incluya asamblea constituyente, referéndum sobre autonomías regionales y nacionalización de hidrocarburos en un solo paquete», dijo. Regiones prósperas o potencialmente prósperas, lideradas por Santa Cruz (este), exigen la convocatoria a un referendo sobre autonomías provinciales, mientras que las del occidente andino pobre, de mayoría indígena, demandan con prioridad la instalación de una asamblea constituyente para regular las autonomías, así como la estatización de los hidrocarburos.

La semana pasada, en un intento por responder a la doble presión, Mesa convocó de manera simultánea a instalar una asamblea y un referendo autonómico para el próximo 16 de octubre. Un eventual fracaso de la Iglesia supone el estallido de la violencia con dos escenarios posibles, «el país se enfrenta, bolivianos contra bolivianos, o surgen las Fuerzas Armadas y salen a las calles», vaticinó Lazarte. En la misma línea, su colega Sebastián Urioste enfatiza que «la decisión va a tener que ser política» en momentos en que «la política está en las calles y no sólo en las instituciones». Se trata de «un acuerdo marco», que contente a la vez a las demandas populares y los pedidos en las regiones, que exigen su autonomía política y económica del Estado central.

En caso de un eventual recorte del mandato de Mesa o su dimisión y sucesión constitucional «estaríamos postergando en realidad las confrontaciones», advirtió Urioste. La única salida pacífica posible en estos momentos de extrema exacerbación social y política en Bolivia, es que sectores sociales movilizados en La Paz y posturas inflexibles en otros puntos del país «se llamen a un desarme espiritual», razonó el abogado Carlos Valverde. «Todo pasa por una solución eminentemente política, no hay otra», remarcó. Para el obispo de El Alto, monseñor Julio Juárez, la Iglesia tiene la mejor voluntad para acercar posiciones, pero está claro para él que «esta crisis política necesita una solución política, y ahí están los representantes en el Parlamento que fueron elegidos por la ciudadanía».

«Hay que hacer todo lo posible para que las demandas políticas sean resueltas en las instancias democráticas correspondientes, y también las demandas sociales con los responsables adecuados, y no hacer una mezcla entre demandas políticas y demandas sociales», añadió. Un eventual fracaso de la gestión de la Iglesia significaría, «en este momento de situación política, sin duda alguna, que los fierros (armas) definen», según el analista Marcelo Silva, profesor de la Universidad Pública de La Paz. La predicción se registra pese a que las Fuerzas Armadas han afirmado reiteradamente en los últimos días su respeto al orden legalmente constituido.

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