Análisis: Con la obra de Bustillo ¿La historia vuelve a repetirse?

Las experiencias fallidas de la calle Mitre, la segunda etapa del hospital y el colector resurgen cuando comienza una nueva construcción de gran impacto para la comunidad.

¿Cómo debería encararse una obra como la de la avenida Bustillo, que afecta la comunicación entre el centro y el oeste? Habría que hacer todo lo contrario que en la remodelación de la calle Mitre, que duró cuatro años y todavía no está del todo terminada.

Bariloche acumula una pequeña pero dolorosa lista de fracasos en materia de obra pública, con empresas que hacen las cosas mal, otras que no las hacen y luego otras que ni siquiera pueden arrancar.

La calle Mitre (en rigor: siete cuadras de la calle Mitre) estuvo cuatro años en obra para cambiar calzada y veredas, y tirar conductos para socavar los servicios.

Y el proyecto de quitar la contaminación visual de los cables y de los postes sigue siendo materia pendiente. De todos modos, ya nadie parece preocupado, ni la intendencia ni los comerciantes.

El colector cloacal costanero, que avanza por 12 de Octubre a la altura de Palacios, lleva un año y monedas, y ya fue preciso rehacer tramos del pavimento que se habían hundido.

La obra de la ampliación del hospital debió frenarse porque se le quitó la adjudicación a la empresa por incumplimiento y recién hace unos meses, siete años después de iniciados, se retomaron los trabajos.

Bustillo es una de las dos avenidas de Bariloche que conectan el centro con el oeste. La otra, Pioneros, llega sólo hasta el kilómetro 8.

Desde el centro hacia el oeste, hay contadas calles asfaltadas que comunican una y otra avenida. Y la primera (Lagos del Sur) está a a 3 kilómetros del monolito y no es directa.

Lo último que necesita la ciudad, ante una temporada de verano con reservas turísticas al tope, es que se complique el tránsito nada menos que sobre la avenida Bustillo.


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