“Urge una masiva vigilia de oración”

Redacción

Por Redacción

Conforme la filosofía yoga, cuyas milenarias enseñanzas jamás han sido desmentidas, el esquema interno del hombre está resumido en tres fases correlativas que hacen a su perfeccionamiento: el yo animal, el yo humano y el yo divino. El primero corresponde a la mente elemental del hombre de las cavernas, el segundo a la conciencia del civilizado y el tercero al ser espiritualizado. El hecho, lamentable por cierto, de que la opinión pública relacione corrupción e incapacidad –salvo la excepción de rigor– con la clase política tanto oficial como opositora nos revela que, a pesar del extenso lapso de tiempo transcurrido y del invalorable patrimonio cultural acumulado desde la salvaje era troglodita hasta esta moderna civilización, la gran mayoría de nuestros representantes y/o golpistas de turno, lejos de haber superado la grosera etapa del yo animal, por su manifiesto desprecio a la ley y a los más elementales principios humanos, acredita que ya han fondeado en lo más oscuro de su alma, antro de las pasiones bestiales. La recurrente entrega del patrimonio nacional, artera depredación de la hacienda pública, de la ética, de la cultura y de todo bien que se encuentre a mano por parte de estos “señores” en pos de figuración, dinero, sexo y poder, es suficiente testimonio de lo expuesto. De más está decir que esta anomia (sin ley), muy bien graficada con el 666 de la bestia apocalíptica, es el origen de la humillante postración moral y disgregación social imperante y de la mortífera inseguridad que tiene aterrorizada a toda la sociedad. Por lo tanto, así como son objeto de un perseverante y atento test psicológico quienes tienen el mérito de honrar con lo mejor de su parte los derechos y deberes cívicos que les corresponden, entonces… ¿cuánto más tendrían que serlo aquellos representantes del pueblo que impunemente deshonran con lo peor de sus bajos instintos la investidura que el pueblo en confianza de su alentadora promesa electoral les concedió? Habida cuenta del peligro extremo que este flagelo representa para la integridad moral y física de la sociedad y, lo más alarmante, para la ventura existencial de las generaciones por venir, y dado que carecemos de una legislación adecuada para revocarles el mandato, hacerles el juicio político que merecen y ponerlos cuanto antes tras las rejas, en nuestra impotencia utilicemos, como la historia enseña que siempre hicieron los pueblos en situaciones límite, el infalible recurso de la plegaria colectiva. En atención a lo expuesto, y estando en vísperas de un nuevo año electoral en que muchos de ellos sin el menor pudor ya están en plena campaña proselitista, es conveniente que la diversa comunidad religiosa del medio con la mayor urgencia ponga en abierta y piadosa cadena de oración a estos infelices rebeldes y a quienes los secundan para que, con el auxilio de las fuerzas de la luz, en sublime rendición comprendan que es mucho más sencillo, digno y venturoso transitar por la delicada senda de la regla o del yo humano, etapa previa al yo divino que, como muy a gusto lo hacen, enlodarse en los fétidos charcos de la excepción o del yo animal, antesala del yo bestial. Hugo César Navarro DNI 7.946.311 Neuquén

Hugo César Navarro DNI 7.946.311 Neuquén


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