Bariloche pone a prueba cambios en el recorrido de los colectivos

La idea del gobierno de Gennuso es que haya líneas troncales y otras secundarias que cumplan “rondines” en los barrios.

El Municipio tiene un avanzado borrador para rediseñar por completo las frecuencias y recorridos del transporte urbano y espera someterlo a examen de los usuarios mediante una encuesta, que permitirá realizar los últimos ajustes, antes de llevar el proyecto al Concejo Municipal.

Frente el congelamiento de las tarifas impuesto por el gobierno nacional, que se prolongaría al menos hasta el próximo semestre, el gobierno municipal se concentró en reformular el sistema de transporte, una iniciativa que el intendente Gustavo Gennuso promete desde hace dos años sin ningún avance concreto.

Sólo hubo algunos cambios parciales y se alteraron frecuencias que, en general, sólo causaron quejas de los usuarios. Pero la reforma integral para evitar superposición de líneas y atender mejor los barrios hoy postergados todavía sigue pendiente.

El secretario de Ambiente y Desarrollo Urbano, Pablo Bullaude, dijo que el propósito es formalizar en breve la presentación del proyecto para que lo estudie la comisión de seguimiento del transporte, integrada por representantes del Ejecutivo, del Concejo Municipal, la empresa MiBus y el gremio UTA.

SUBE

35
pesos cuesta el pasaje de colectivo en todas las líneas que hacen en recorrido en el ejido de la ciudad.

Bullaude adelantó que entre los criterios del nuevo diagrama está la imposición de recorridos “troncales”, conectados con “rondines” que ingresarían a los barrios.

Señaló que “está en revisión toda la red y el nuevo diseño buscará garantizar “más comodidad y eficiencia para el usuario”. Según Bullaude, “el problema hoy es que el transporte no está pensado como sistema sino como un agregado de líneas individuales”.

Dijo que nada de lo que tienen pensado es comparable con lo actual. Otro de los principios rectores será atender mejor las demandas y ralear frecuencias en los horarios de menor uso. Lo que buscan los planificadores es subir los pasajeros por kilómetro, que es el indicador clave a la hora de estimar los costos de prestación.

Según Bullaude, hubo ya sondeos con juntas vecinales para relevar opiniones y elaborar un “diagnóstico” del sistema. Detectaron por ejemplo que “al vecino le preocupa la comodidad, la frecuencia (de los colectivos) y no tanto el costo”.

Refirió que el dibujo de los recorridos es completamente nuevo, la cobertura es “igual o mayor” y fue pensado para que todos los habitantes –aun en los barrios periféricos– tengan una línea de colectivo a un máximo de 600 metros.

El presidente de la junta vecinal del barrio Arrayanes, Máximo Calfuquir (quien suele participar en los debates públicos sobre transporte) dijo que no fueron consultados sobre el tema. “Nunca nos llamaron, pero nosotros tenemos nuestras propuestas. Hay que sacar colectivos en horarios muertos y reforzar cuando hay más demanda, como desde las 7 a las 8 de la mañana y después al mediodía –explicó–. También es importante evitar que pasen cuatro o cinco líneas superpuestas.

Dijo que no confía en un esquema de rondines “porque complicaría más” y sí reclamó transbordos “con boleto al 50%” como existe en Buenos Aires.


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