María Aurora Larravide, Beba, maestra normal, egresada de la vieja Escuela San Martín
Perteneciente a la promoción de 1958, María es hija de Doña Dominga Cicirilo: una mujer luchadora, emprendedora y visionaria de la segunda mitad del siglo XX. Doña Dominga se casó con Carlos Augusto Larravide, quien regresaba a la ciudad (proveniente de Ñorquín) pues su madre había enviudado y debía atender temas legales. Sastre de oficio, Carlos ingresaría años más tarde a la policía territoriana. Cuando lo trasladaron a Catriel, se casó con Dominga. Corría el año 1934. Fueron tres los hijos de Dominga: Carlos Osvaldo, Enrique y nuestra entrevistada, María Aurora.
Los egresados de la Escuela San Martín sabemos que en el siglo XX se cursaba en el viejo anexo de la escuela, sito en Juan B. Justo esquina Santiago del Estero. A una cuadra de allí se sitúa la Plaza Roca que era lugar de recreación de los alumnos, antes de ingresar o egresar de la escuela. Dicha plaza fue el “hábitat” natural que congregó a las distintas promociones de nuestra escuela: allí se tejieron y entretejieron historias que los años conservaron en el recuerdo. Cuando los educandos estaban por recibirse, se oficiaba una misa en la iglesia Nuestra Señora de los Dolores; para la ocasión se entregaban hermosas estampitas.
La promoción ‘58 estaba integrada por: José A. Algarte, Amparo Amaro, Mary L. Anderson, Adela Arguello, Rosa Belich, Fanny Bertogna, Elena Bidart, Dina E. Carizza, María I. Castro, Lidia G. Cauton, Carmen Consigli, Eva J. Corazza, Susana M. Darré, María E. Davidovich, Dora J. Della Cha, Alicia R. de la Vía, Rita J- Duffi, Esther Fernández, Norma S. Ferrera, Alicia Figueira, María E. Funes, Elena C. Frosini, Trinidad Galván, Diana V. García, Eda C. Ginnobili, Alejandro Giusti, María T. González, Nilda Judzik, Nelly Kazik ,María A. Larravide, Lucio C. Lorenzo, Marta S. Lucero, Miriam Martín, Susana Marti Reta, Mary S. Millán, Norma A. Moscardi, Ana M. Muccio, Neli M. Paglione, Martha Rinland, Nora N. Ríos, Luisa Ríos, Elsa M. Ruiz, Nydia O. Sangare, Raúl Sassi, Susana R. Serantes, María A. Viñayo, Lydia Waldmann.
Las egresadas pertenecientes a familias del Neuquén del Siglo XX que enriquecieron la provincia con su trabajo cotidiano. Hace unos años en amena charla con algunas de las maestras integrantes de aquella promoción, pudimos saber que los profesores que perduraron en su memoria fueron la Sra. Blanca de Tirachini, Prof. Olimpia Parola de Krause, el Prof. Aurelio García, el Ing. Abelardo López Alaniz, el Dr. Aldo Robiglio, Prof. Ocampos, Srta. Leclerc, entre otros. La Preceptora emblemática del magisterio fue la Sra. Blanquita de Cháneton, ¡Qué disciplina!!! ¡Qué preceptora con mayúsculas!!!
Evocaron, entre tantos, a una compañera que amaba los títeres y enseñaba todo lo relacionado con ellos para bajar conocimientos en el aula y tenerlos como herramientas de trabajo.
Ella era Alicia Figueira de Murphi, quien, agregándole todo su saber artístico, continuó este camino que la condujo a la creación de la Escuela Provincial de Títeres. Cuando se cumplieron los 50 años de egresados, todo el grupo viajó a Mar del Plata en clara conmemoración de aquel primer viaje realizado juntos. María Aurora se había casado en 1962 con Juan Carlos Chiche Arnaudo, descendiente de italianos arribados a la zona por el ferrocarril, con la que tuvo tres hijos.
Recordamos otra promoción de egresados de aquella escuela que congregaba a la juventud valletana. Sus anécdotas, sus vivencias, sus recuerdos permanecen latentes e intactos, como si la vida los premiara en cada encuentro para celebrar la existencia y evocar momentos guardados en el corazón.
Las fotos que acompañan el escrito nos muestran a las egresadas en el Anexo de la vieja Escuela San Martín, y el pequeño grupo las que están sentadas Beba es la primera a la derecha de la foto y la que le sigue es Rita Duffi, quien también, hace poco tiempo nos dejara, y Luisita Ríos. María Aurora Larravide partió a otra vida hace pocos días.
Hoy la homenajeamos, y a través de su figura a todas las maestras neuquinas en su mes y en el mes de la capitalidad neuquina, honrando una labor fundamental e incansable que ningún tipo de tecnología podrá suplantar.
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