Peronismo: institucionalización o enraizamiento
Sebastián Caliri DNI 38.710.591. Abogado-Politólogo
NEUQUÉN
Steven Levitsky, en uno de los libros más influyentes sobre sistemas políticos, dijo hace algunos años algo que todavía resuena: “El peronismo, en su etapa pos sindical, carece de institucionalización, pero mantiene un profundo enraizamiento social”.
Levitsky, entonces, marcó un punto clave: el peronismo de la etapa pos sindical no logró consolidar una institucionalización fuerte, pero sí un enraizamiento social profundo. Dicho en otras palabras: quizás no sea un partido en el sentido clásico que enseñan las ciencias políticas, pero sí es un movimiento que vive en la cotidianeidad del pueblo.
Ese diagnóstico, escrito hace más de dos décadas, sigue interpelándonos, luego muchos vinieron a discutirlo, a corregirlo, a complejizarlo… pero la pregunta de fondo permanece.
Hoy, en las elecciones que se avecinan el 26 de Octubre esa tensión se vuelve evidente:
¿Es el peronismo un partido político al uso, con reglas, órganos y límites?
¿O es, ante todo, un anclaje social que trasciende las urnas, que no cabe del todo en la institucionalidad, pero que se manifiesta en el voto popular, en la calle y en las formas de organización barrial?
El voto de hoy es también una respuesta a esa discusión académica y política, porque lo que algunos ven como “déficit institucional”, otros lo reconocemos como potencia popular: la capacidad de sobrevivir a golpes, proscripciones y derrotas, justamente porque el peronismo porque el peronismo no depende solo de sus estructuras, sino de su pueblo.
Sebastián Caliri DNI 38.710.591. Abogado-Politólogo
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