Clara Obligado: lo dicho y lo no dicho, palabras y silencios

De visita en Neuquén, la escritora argentina radicada en España participó en la Universidad Nacional del Comahue del IX Congreso Internacional de Minificción. Durante su estadía, dialogó con “Río Negro” sobre las formas de narrar.

Un dato biográfico marcó a Clara Obligado: es bisnieta del poeta Rafael Obligado. Clara no quería ser escritora. Quería ser crítica literaria, profesora. Pero no escritora. Acaso para escaparle al peso de semejante linaje. No pudo. Empujada al exilio por la dictadura en 1976 se radicó en Madrid, donde aún vive. Y fue en esas circunstancias que abrazó la escritura “para pintar una herida que es la distancia”, confiesa.

Clara Obligado es bilingüe sin salir del castellano: escribe en castellano peninsular, pero habla en castellano argentino. Cuarenta años lleva viviendo en España y sus palabras suenan tan argentinas como si nunca se hubiera ido.

De visita en Neuquén, Clara Obligado participó del IX Congreso Internacional de Minificción, que se desarrolló en la UNC entre el 26 y el 28 de julio pasados. Además, presentó su última novela “La muerte juega a los dados”, en Ámbito Histrión, ente otras actividades. En un paréntesis, Obligado, junto a la profesora Gloria Siracusa (UNC) dialogó con “Río Negro” acerca de la microficción y de su propia literatura

“Me di cuenta de que estaba escribiendo, pero en un castellano de allá porque lo puedo alejar de mí. Es una cuestión absolutamente psicológica, no tiene que ver con ninguna vocación ni nada de eso. Escribo en castellano peninsular, pero hable en argentino. Yo escribo en otra lengua. Me sale naturalmente”, dirá.

P- ¿Qué es la microficción?

Clara Obligado- Bajo mi punto de vista, es un relato que tiene que poderse ver, que no sea necesario dar vuelta la página. No es un cuento porque tiene una estructura diferente. Para mi es un viaje a la semilla, hacia adentro. Algunos no tiene trama siquiera. El más cortito que yo encontró es el de Guillermo Samperio, que se llama “El fantasma” y es una página vacía, aunque podríamos decir que le sobra la mitad porque podría llamarse “Fantasma” solamente.

Gloria Siracusa- El haiku podría ser origen de microrrelato.

CO- También está el microteatro, obras de teatro que son de cuatro líneas. Lo micro es una manera de enfrentar un texto, una forma de condensación.

P- ¿Cómo se trabaja lo que se quiere contar en un microrrelato?

GS- Se habló mucho en este congreso de los silencios que contiene el microrrelato, es un género del silencio donde el lector debe percibir en lo no dicho lo que se narra.

CO- Uno ya piensa en micro. No es que se trabaja sobre un cuento que se va cortando. Quienes trabajan en microrrelatos ya piensa en micro. En general, los escritores que trabajan en micro no piensan en otra cosa. Sólo puede escribir eso.

P- ¿Cuál es la condición necesario para que un relato sea micro y no un cuento corto por más breve que éste sea?

CO- El microrrelato es una cosa aislada y no fragmento de otra historia. El microrrelato debe terminar en sí mismo, por lo pronto. No es una parte de una obra más amplia. Raúl Brasca dice algo muy interesante y es que en un microrrelato todas las palabras miran para el mismo lado. Yo creo que es una muy bueno definición del micro. Un cuento, en cambio puede proponer cosas que no están dentro del corpus mismo.

P- ¿Es indivisible el microrrelato?

CO- Sí.

***

“La muerte juega a los dados”, último libro de Clara Obligado, explicado en sus palabras: “Es una serie de cuentos encadenados con muchos silencios donde el lector va imaginando los fragmentos que no están contados. Mientras lee cuentos, construye una novela”.

¿Quién es

Clara Obligado?

Nacida en Buenos Aires, en 195, es licenciada en Literatura por la Universidad Católica Argentina. En 1976 partió al exilio hacia Madrid donde vive desde entonces. En 1978 fundó el Taller de Escritura Creativa de Clara Obligado, dictando cursos tanto en directo como a distancia (www.escrituracreativa.com).

En 1996 recibió el premio femenino Lumen por su novela “La hija de Marx”. También es autora de las novelas “Si un hombre vivo te hace llorar” (1998), “No le digas que lo quieres” (2002) y Salsa (2002), entre otras. En 2012 ganó el Premio Setenil con su libro de cuentos “El libro de los viajes equivocados” y en 2015 el Premio Juan March Cencillio de Novela Breve con “Petrarca para viajeros”. Su último libro es “La muerte juega a los dados”.


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