Estabilidad, crecimiento e inversión

La estabilidad económica es un bien preciado en casi todo el mundo, algo que en la Argentina hemos conocido esporádicamente a la luz de sucesivos planes que siempre terminaron en crisis.

Si bien en estos últimos días hubo una suba del dólar, en un contexto regional más complicado, está claro que en noviembre diversos agentes económicos perciben un ritmo de aumento de precios más atenuado de la loca espiral de remarcaciones que se vivió entre agosto y octubre pasados.

La inestabilidad económica, la inflación por las nubes, las tasas de interés en niveles astronómicos sin duda que pegan muy duro sobre el porcentaje de la población argentina de menores recursos.

Es decir, este año se ha visto una situación por demás complicada para ese casi 30 por ciento de la población argentina que está por debajo de la línea de la pobreza.

Está claro que siempre se vuelve al punto de partida.

Para lograr estabilidad macroeconómica hace falta tener cuentas fiscales en absoluto orden, bajo nivel de deuda, financiamiento accesible, crecimiento de la inversión, y por ende, mayor actividad económica y mejora del empleo.

Este horizonte es algo que en la Argentina, en los últimos 80 años, se ha visto muy esporádicamente y en cuentagotas.

Difícilmente las sociedades con la problemática socio económica que tiene la Argentina, y que arrastra desde hace varias décadas, pueda salir sin un consenso para trabajar entre los diferentes actores de la economía, como el Gobierno, los empresarios, los bancos, los comerciantes y los sindicatos.

Está claro que la Argentina es un país muy difícil para establecer este tipo de acuerdos.

Algunos podrán decir que si ni siquiera se pudo lograr un criterio mínimo para poner en juego una simple final de la Copa Libertadores de América en paz, menos se podrá llegar a lograr un trabajo mancomunado entre diversos sectores.

Precisamente, las sociedades que no trabajan en consenso viven en un constante desorden y crisis recurrentes.

Sin poner nombres propios, hay varios ejemplos en la región de países que vivieron durante décadas en un gran caos, inestabilidad y falta de coherencia entre los distintos actores de la actividad económica nacional.

En la Argentina está claro que el trabajo mancomunado y el desarrollo de una planificación puntillosa aparecen como conceptos utópicos.

Si el país pudiera trabajar en consensos básicos económicos como el saneamiento de las cuentas públicas, bajar los niveles de endeudamiento, mejorar el perfil del crédito de la mano de una baja en la inflación, seguramente una Nación como la que habitamos estaría tuteándose más de cerca con el mundo desarrollado.

El país no recibe inversiones. Esta variable tiene un nivel de aproximadamente un 21% del PBI, cuando la relación en otros países de la región llega al 28 o 30%.

Resulta muy difícil poder planificar en la Argentina actual, donde lejos de acordar políticas, la grieta en la sociedad se agranda día a día, lo cual hace que nuevamente su horizonte tenga nubarrones preocupantes.


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios