Pussy Riot lo hizo de nuevo

No pudieron elegir mejor escenario. Millones miraban el partido final entre Francia y Croacia cuando cuatro personas uniformadas invadieron el campo de juego.

“¡Alerta! Ahora mismo: cuatro miembros de Pussy Riot participaron en la final de fútbol del Mundial”, publicó el grupo en Twitter.

Vladimir Putin y Emmanuel Macron en el palco, los jugadores en la cancha y el público en Moscú, y en todo el planeta quedaron boquiabiertos, hasta que policías de verdad llevaron presos a los manifestantes.

Pussy Riot lo hizo de nuevo. Con sus característicos pasamontañas de colores, en febrero de 2012, vísperas de la tercera reelección del presidente ruso, grabaron un video de cuarenta segundos en la catedral Cristo Salvador de Moscú mientras cantaban “Madre de Dios, echa a Putin”, acompañadas de guitarras eléctricas. Fueron arrestadas instantáneamente y, en juicio exprés, condenadas a dos años de prisión.

Para condenarlas, la Justicia rusa emitió un fallo envuelto en vahos de incienso: “Se movían cínicamente frente al púlpito en un área prohibida, cantando durante un minuto tonadas de hostilidad religiosa y de odio. Con frases obscenas y palabras de insulto a los creyentes, saltaban y levantaban sus piernas”.

Y falló contra Nadezhda Tolokonnikova, estudiante de filosofía; Yekaterina Samutsevich, fotógrafa, y María Aliójina, estudiante de periodismo.

Este martes el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo condenó a Rusia por el proceso contra Nadia, Masha y Katia porque consideró que la pena, “de una severidad excepcional”, violó la libertad de expresión, e hizo notar que fueron condenadas por su vestimenta, sus gestos y “sus piernas al aire”. El Estado ruso deberá reparar a las jóvenes con multas de cinco mil a 16.000 euros por el daño moral infligido.

El proceso fue grabado en un documental excelente, “Pussy Riot: una plegaria punk”, donde puede verse a las tres jóvenes encerradas y aisladas tras un vidrio, flanqueadas por policías armados y un perro, como criminales, tratadas en forma inhumana y degradante. Partidarios y críticos del grupo se reunieron a las puertas del tribunal, donde el excampeón mundial de ajedrez Gari Kaspárov fue arrestado y golpeado.

En un momento del juicio se ve que alguien susurra a Nadia al oído: “Madonna con pasamontañas cantó ‘Like a virgin’”. Y Nadia responde “qué genial” con una sonrisa.

No sólo Madonna. También se solidarizaron Paul McCartney, Bjork, John Malkovich, Chloe Sevigny, los Red Hot Chili Peppers… Si las luchas libertarias de Pussy Riot contra un sistema político represivo que tiene a la Iglesia rusa y a Putin entre sus actores principales suscitaron desde el primer día una reacción internacional de simpatía y apoyo por sus originales protestas, la arbitrariedad de su condena a prisión tuvo muestras de repudio proporcionales.

Mientras el patriarca ruso describía a Nadia como “un demonio con cerebro”, lo que para ella habrá sonado a elogio incomparable, Amnistía Internacional decía que la condena era “un golpe amargo contra la libertad de expresión” y Human Rights Watch reclamaba la inmediata liberación de las tres.

La palabra pussy, que en inglés designa a la vagina, puede aludir también a “una rebelión radical contra el orden cultural”, según las PR, que dicen tener en común “imprudencia, letras con carga política, la importancia del discurso feminista y una imagen femenina no convencional”. Cuando un policía les pregunta qué significa su nombre, responden: “Sólo significa gatitas rebeldes”. Porque, aclaran, “nunca tenés que decir la verdad a un policía ni a ningún agente del régimen putinista”.

Desde el 2011, cuando hicieron su primera aparición, son las activistas artísticas y políticas feministas más célebres de Rusia, un país no precisamente feminista y, por el contrario, con campos de concentración de gays en Chechenia y manifestaciones de odio contra gays y lesbianas. Un detalle: antes del Mundial Natalia Oreiro lució la bandera LGTB estampada en el pecho en una entrevista en la radio pública rusa: fue título periodístico destacado como un desafío al gobierno de Putin.

“En Rusia, no existe el Estado de derecho y cualquier policía puede interrumpir tu vida sin ninguna razón. El Mundial de la FIFA demostró cómo de bien pueden comportarse los policías, pero ¿qué pasará cuando acabe?”, tuiteó Pussy Riot el día de su última actuación pública.

Cuando un policía les pregunta qué significa su nombre, responden: “Sólo significa gatitas rebeldes”. Porque, aclaran, “nunca tenés que decir la verdad a un policía del régimen putinista”.

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Cuando un policía les pregunta qué significa su nombre, responden: “Sólo significa gatitas rebeldes”. Porque, aclaran, “nunca tenés que decir la verdad a un policía del régimen putinista”.

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