Julieta Zelicovich: “Hay consensos de la política exterior democrática argentina que se están resquebrajando con Milei»

La doctora en Relaciones Internacionales y docente de la UNR  asegura que, por fuera de ciertas “líneas rojas”, ni China ni EE. UU. exigen hoy alineamientos automáticos o incondicionales como plantea el Gobierno de  LLA. "La evidencia empírica sugiere que eso no genera ventajas económicas" para Argentina, asegura.

Julieta Zelicovich tiene experiencia en investigación, docencia y consultoría en el campo de las relaciones comerciales internacionales.

Pregunta: ¿Cómo está la situación entre China y Estados Unidos en esta disputa que mantienen por el predominio global?

Respuesta: Lo que estamos atravesando es un momento reconfiguración de la globalización donde el rasgo de época es la competencia hegemónica entre Estados Unidos y China, que se ha transformado en el elemento estructural que explica cómo se ordenan las relaciones internacionales, primero entre las potencias y luego afecta al resto de los países. Esta competencia tiene momentos de mayor tensión y momentos de distensión. La administración Biden ha marcado en la relación hacia China mucha continuidad con lo que fue la administración Trump. Hay un cambio quizás en estilos, pero se mantiene considerar a Beijing como el principal adversario en el escenario internacional. El crecimiento de China es percibido como una amenaza para el bienestar de los Estados Unidos . En esta semana vimos cómo esa competencia hegemónica confluye con intereses locales en los Estados Unidos para darle una nueva vuelta al proteccionismo comercial. Esta suba de aranceles emite señales hacia el sistema internacional, antes que afectar un flujo importante de comercio, porque no son rubros donde hoy exista un volumen de comercio importante.

P: Son estratégicos…

R: Son absolutamente estratégicos y por eso hay estos aranceles. Estamos hablando en una estrategia que es quirúrgica a los sectores más estratégicos, pero lo que estamos viendo es que son volúmenes arancelarios muy elevados. La competencia con China de Estados Unidos tiene un pilar, importante en el sector tecnológico y empieza a incorporar también la disputa por quien lidera la transición energética. Hay dos señales importantes para el resto del mundo: una es que el sistema de reglas multilateral está muy debilitado y el que tiene poder hace lo que quiere. En segundo lugar, este tipo medidas tendrá un efecto sistémico, que es el aumento de la inflación, es esperable que siga el aumento de los precios a nivel global. No es nuestra inflación, la argentina, es una inflación externa, en dólares, en ascendiendo.

P: ¿Cómo afecta a América Latina esta dinámica. Vos lo analizaste en un paper reciente, donde hablás de “Garrotes y Zanahorias” por parte de EE.UU.

R: Acá estamos viendo una historia de tres tiempos. En un primer tiempo, Estados Unidos a principios de los 2000 centra su atención en Medio Oriente y en el Asia-Pacífico y descuida a América Latina. En un segundo tiempo, ese descuido coincide con un crecimiento económico importante de China, que va a permear hacia toda la región, donde Beijing se convierte en un socio comercial de todos los países de la región: para algunos países de la región es el primero, para otros el segundo y en el peor de los casos el tercer socio comercial, pero siempre relevante tanto en términos de comercio como de inversión. Lo que estamos viendo ahora es cómo reacciona Estados Unidos una vez que China ya tiene un peso importante en Latinoamérica. El avance chino en América Latina también es percibido por Washington como potencial amenaza a su bienestar. La Casa Blanca cree que va a llevar a una América Latina más inestable, más lejana o tensionada con sus intereses. Entonces Estados Unidos lo que empieza a hacer, y es lo que identificamos en ese trabajo de investigación, es desplegar distintas estrategias para volver a ganar la atención de los países latinoamericanos. A diferencia de la Guerra Fría, donde los países hegemónicos tenían la posibilidad de cortar los lazos de sus bloques con el resto acá no está. Entonces la opción de aplicar sanciones económicas (esos palos y zanahorias de los que hablamos son económicos) para alejar a China no parece ser la opción predilecta, cuando hablamos de democracias que son afines al sistema ideológico que promueve Estados Unidos. Hay mayor cooperación, más créditos, nuevos tipos de acuerdos… una estrategia de seducción para atraer el interés de los países de la región de vuelta hacia el umbral de Washington.

P: ¿Los países de la región tienen más margen de maniobra?.

R: Los países de América Latina tienen la posibilidad de hacer un juego de balanceo entre China y Estados Unidos, que parece ser la opción de política exterior más provechosa.

P: Vos decís que ni EE.UU. ni China piden fidelidades estrictas o alineamiento automático.

R: Esa es una de las principales diferencias del enfoque de Guerra Fría en la configuración mundial actual. No piden eso porque no tienen la capacidad de garantizarlo. Ni Estados Unidos ni China pueden garantizar bloques impermeables entre sí, porque es una disputa de poderes hegemónicos en un contexto de globalización, ya no en el marco del optimismo liberal de los 90 , sino reconfigurada en clave de disputas de poderes pero profundamente interconectada. Hay sectores claves, los estratégicos de la disputa tecnológica y los bienes duales (de uso militar y económico) que configuran algunas “líneas rojas”, que pueden disparar acciones coercitivas de China o EE.UU. Por fuera de esas líneas rojas no hay una necesidad de alineamiento en términos de relaciones carnales con una u otra potencia. De hecho la evidencia empírica sugiere que un alineamiento de ese estilo no genera beneficios económicos .

Hay un lenguaje por fuera de las prácticas diplomáticas y una intromisión en los asuntos internos de otros estados que genera preocupación».

Julieta Zelicovich, analista de política internacional

P: En ese marco ¿como ves la política exterior de la Argentina en los últimos periodos?

R: Argentina tuvo una relación con China desde el comienzo del siglo XXI que fue creciendo y madurando, con China acompañando el crecimiento comercial, como socio financiero y de inversiones, que la llevó a ser considerada una aliada estratégica. Es una relación con un entramado de vinculaciones a múltiples niveles, muy densa. Pero a la vez supo mantener una relación madura con los Estados Unidos, con una agenda de cooperación en derechos humano, lucha contra el terrorismo, de inversiones. Una agenda de largo plazo que compartieron gobiernos radicales, peronistas y kirchneristas.

P: Eso cambia con Milei

R: Hay un cambio de política, hay una serie de consensos y tradiciones de la política exterior democrática que parecen estar resquebrajándose en el Gobierno de La Libertad Avanza, en el sentido de plantear una política exterior mucho más dogmática e ideológica, buscando limitar de manera drástica algunos vínculos, especialmente con China. Hay rasgos que tienen que ver con el perfilo de líderes de derecha populista como Milei, donde hay un uso del lenguaje por fuera de las prácticas diplomáticas y una intromisión en los asuntos internos de otros estados. De parte de la canciller algunos dichos que no parecen ser anecdóticos , sino un tipo de discurso específico de la política exterior, donde hay afirmaciones de discriminación, de agresión hacia ciudadanos de otros países que no son propios de la tradición democrática argentina. Elementos novedosos que generan preocupación

P: Un poco lo que sucedió este fin de semana pasado en España

R: Con España, con la visita de Mondino a China, previamente con los presidentes de Colombia o México. Hay numerosos episodios de agresión, donde ya no podemos hablar de una diplomacia presidencial sino de una política de proyección individual y una baja afinidad con los presidentes de otros países y sí con figuras que son ajenas hoy al Estado. La vinculación de Milei con Elon Musk o con los líderes del partido Vox en España no proyectan las relaciones del Estado. No existe en la realidad esa separación del presidente como figura individual o en representación de los argentinos. El resto del mundo entiende que el presidente en sus actos hacia el exterior está representando a todos los argentinos y no su opinión personal .

P: Y eso ¿qué consecuencias tiene para la política exterior?

R: Esto genera bajas expectativas de cooperación con algunos países y también un mensaje de potencialidad de conflicto hacia posibles inversores. España ahora retiró a su embajadora, esto le quita jerarquía a la representación en nuestro país y genera problemas a la hora de establecer, avanzar o sostener mecanismos de cooperación bilateral. Y a los empresarios que podrían invertir en Argentina les generó una alerta: cuidado que acá puede haber problemas. Donde no hay una representación con jerarquía de embajador que eventualmente pueda resolver situaciones conflictivas, la inversión y el comercio terminan reduciéndose. Cuando hay cooperación, se afianza el comercio y las inversiones crecen.

P: Pareciera que en Brasil Uruguay Chile existe como un criterio más pragmático que la argentina en el en materia de política exterior, de equilibrio entre China y EE.UU.
R: Sí, lo que vemos es que todos los países de América Latina están en un juego de equilibrio entre Estados Unidos y China, incluso con México que tiene una relación de absoluta cercanía y alineamiento con Estados Unidos tiene buenos vínculos de inversión con China. Paraguay que no reconoce a China como Estado, si a Taiwán, pero indirectamente tiene un vínculo económico con China a través de distintos mecanismos que utiliza para tercerizar esa vinculación, hay un juego de balanceo. Uruguay al mismo tiempo que anuncia su intención de negociar un acuerdo libre de comercio con China busca ser parte de las estrategias de favor de Estados Unidos a través de obtener ventajas comerciales con Estados Unidos.


P: ¿Eso nos deja un poco aislados, a nivel regional?
P: No hay una estrategia latinoamericana y eso quizás es un buen punto. Acá todos los países están jugando de manera individual, no hay una estrategia latinoamericana consensuada de vinculación hacia Estados Unidos o China. Lo que prima son relaciones bilaterales, cada país teje con las potencias, no está hoy derramando hacia América Latina eso quizás explica porque la integración latinoamericana hoy está muy débil. La mirada está puesta hacia afuera y no hacia América Latina en sí misma.

Perfil

Julieta Zelicovich es doctora en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional de Rosario y magíster en Relaciones Comerciales Internacionales por la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Es profesora de Relaciones Exteriores en la Universidad Nacional de Rosario. También es investigadora CONICET y Parte del equipo de políticas productivas de Fundar.


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