Para no olvidar jamás

Por Gustavo Kopyto (*) Invito a pasear por El Escorial, en el Parque Nacional Lanín. Atrás dejamos San Martín y Junín por la Ruta Provincial 62 y llegamos al lago Curruhué. Si avanzamos en el recorrido hacia el valle termal que tenemos acá, en esta zona, se cruza por un singular río de lava solidificada llamado El Escorial. Se trata de una “lengua” de lava emanada por el volcán Achen Ñiyeu, que armó su camino por un antiguo valle transversal de origen glaciar encausándose hacia el lago Epulafquen. Compuesta por hierro, cuarzo y sílice, hoy se la puede ver como una caprichosa y oscura formación rocosa que resulta singular para los amantes de las caminatas expedicionarias. Su suelo es un poco hostil para la vegetación, lo que genera un atractivo natural poco visto en el mundo: las especies autóctonas de coihues y cipreses patagónicos, han crecido como árboles enanos sobre El Escorial desarrollándose en forma de verdaderos “bonsáis naturales”. Se pueden realizar caminatas muy atractivas sobre el Escorial, algunas muy sencillas y ricas en contenido, otras de mayor exigencia. Un sendero sobre el mismo río de lava, bordea un río de montaña y permite alcanzar el lago Epulafquen en un recorrido lleno de belleza y sorpresas, con muy baja exigencia. Si la vocación es de aventura, la propuesta es remontar el Escorial hacia su origen, lo que nos lleva a rodear la Laguna Verde por sus playas de arena volcánica, atravesar un bosque estupendo para encontrarnos súbitamente con la lava petrificada. A partir de allí el paisaje se vuelve lunar, y se suceden arroyos sobre lecho de lava, cascadas del río Escorial y un Portezuelo desde donde se puede ver el valle que desciende hasta el lago Lolog hacia el sur. Los más atrevidos pueden acometer el viejo cono de arenas negras del volcán, en cuya cumbre se observa la depresión de lo que fuera su cráter, con el volcán Lanín como testigo principal y una vista circular inolvidable. (*) Gerente general de Lahuen Co gustavok@lahuenco.com