El contexto económico impacta en el consumo regional

Los comercios sienten el efecto de la caída del poder adquisitivo de los clientes. Las ventas se retrajeron en diciembre y esperan una consecuencia mayor en enero. Las perspectivas a futuro.

La evidencia de que el gobierno nacional no tiene entre sus prioridades evitar el deterioro precipitado de salarios y jubilaciones puso en alerta a los pequeños y medianos comercios de la región, que en las últimas semanas ya experimentan los efectos de una caída importante en el consumo.

Las perspectivas no son las mejores, según la opinión predominante en el sector. Algunos aseguran que la recesión reflejada en las ventas previas a la Navidad (CAME midió en todo el país una caída interanual del 2,8%) “es solo el principio”. Otros están convencidos de que el sacrificio temporal que invoca el gobierno para que dentro de tres meses comience la recuperación, “no será así” y el colapso del mercado interno se extenderá mucho más.

El presidente de la Federación de Entidades y Empresas de Bariloche, Leonardo Marcasciano, dijo que las consecuencias de la disparada inflacionaria sobre el poder adquisitivo ya se nota con fuerza y las ventas “se están retrayendo”, a pesar de que este mes las fiestas y el cobro del aguinaldo mitigaron el impacto.

Señaló que en los rubros que trabajan con productos importados, como las perfumerías o ferreterías, se nota mucho más. Los aumentos en algunos artículos han llegado al 240 por ciento en el último mes.

Los almacenes y kioscos sienten el impacto de la caída de poder adquisitivo de sus clientes. Foto: Chino Leiva

“La caída del poder de compra es tremenda”, afirmó Marcasciano. Los comerciantes están ante un dilema que se les presenta pocas veces. Si trasladan las listas de precios mayoristas en forma automática a sus clientes, ven como sus ventas se derrumban. Y si sacrifican margen de ganancia deben decidir hasta dónde y hasta cuándo. Los efectos ya están a la vista. Pero no se comparan con lo que puede venir. “Esperamos un cimbronazo muy grande”, sostuvo el dirigente empresario.

El presidente de la Cámara de Agricultura, Industria y Comercio de Roca y vicepresidente de la Federación Empresaria provincial (Feern), Miguel Grasso, dijo que “había un sinceramiento que era necesario”, pero las pymes ya comenzaron a sentir una baja pronunciada en las ventas. “Estos días se mantuvo un poco, hubo una cierta inercia, al menos en el rubro alimentos, pero se empieza resentir todo y la gente claramente compra menos”, aseguró.

Dijo que el sector “deberá estar muy atento” en lo inmediato y espera que la recuperación de los salarios vía paritarias empiece a revertir el cuadro, y que el mes de marzo puede ser un punto de inflexión.

“Es un momento crítico pero hay mucha incertidumbre -dijo Grasso-. La primera reacción es achicar rentabilidad, pero eso tiene un límite. Cuando se pasa estás en un problema, se empiezan a achicar personal, inversiones”.

Un diagnóstico parecido esbozó el economista barilochense Joaquín Escardó, quien dijo que la caída de demanda es inevitable, porque el gobierno no dispuso compensación alguna para sostener el ingreso.

Señaló que “más allá de lo que pueda ocurrir con las paritarias salariales, quedarán desfasadas, y el impacto se va a sentir en todos los rubros de la economía”. Opinó que lo sufrirán más severamente las actividades con márgenes de rentabilidad más acotados.


Para los comercios ninguna estrategia es buena


Entre los comerciantes la preocupación es la regla. Alejandra Asurmendi, titular de una farmacia ubicada en calle Moreno. dijo que el medicamento es “primera necesidad”, pero aun así la gente pregunta mucho los precios y a veces se priva de comprar si puede resolverlo de otro modo, o recurrir a la farmacia del hospital. “Sin dudas que lo vamos a sentir, es inevitable” reconoció, respecto de los efectos en el consumo.

Cerca de allí, en “Tacul” -una tradicional casa de venta de guardapolvos y uniformes-, Emilio Fernández dijo también que “se siente la baja en el consumo, la gente lleva menos, estira como puede la vida de las prendas”. Señaló que los aumentos post devaluación están lejos de haber terminado porque “las empresas proveedoras absorbieron una parte y van a largarlos de a poco. El impacto va a ser muy fuerte”.

Los comerciantes admiten que se retraen las ventas. Foto: Chino Leiva

Admitió que les resulta difícil manejar precios o promociones, porque no hay crédito y la demanda no convalida ninguna estrategia. Si sigue con su local abierto, dijo Fernández, es porque tiene una jubilación mínima y no puede vivir solo de ese ingreso.

Tony y Alicia tienen un puesto de gorras y regalos en la feria Sin Fronteras, de la calle Onelli. Dijeron que la gente antes de Navidad “alguna cosita compró, pero lo mínimo y después de recorrer y preguntar mucho precio”. Admitieron que las ventas se cayeron de manera irremediable en las últimas dos semanas porque “está claro que la plata no rinde”.

Pero el desconcierto también provoca a veces conductas impredecibles. El vendedor de un puesto de indumentaria en el Paseo de Compras Onelli dijo que la gente se asombra con los precios pero muchos “compran igual, por temor a lo que se viene, creen que va a ser peor”.


El fantasma del cierre

Marcasciano dijo que en el análisis es inevitable considerar las particularidades de Bariloche y sus condición de ciudad turística. “La retracción va a ser general, incluso en Bariloche, aunque estamos un poco burbujeados” aseguró, en relación a cierto privilegio de contar con visitantes extranjeros y otros factores que escapan a la crisis.

Calificó la combinación de aumento desbocado de precios con retraso de sueldos y jubilaciones como una “tormenta perfecta”. Marcasciano dijo que “el mundo pyme ha pasado por muchas crisis”, pero ninguna como la actual.

Señaló que algunos sectores sólo podrán sobrevivir si sacrifican rentabilidad, en especial los que solo “trasladan precios”. Las empresas grandes que son “formadoras”, tendrán otros resortes. Observó que hay supermercados que renuncian a vender algunas marcas cuando el aumento las torna de comercialización inviable. “Eso se va a empezar a replicar con otras mercaderías”, opinó el dirigente.

Sobre los rubros que sufrirán más la caida del consumo, Marcasciano sostuvo que los comestibles son siempre los que más resisten, pero “la indumentaria, los importados, las ferreterías” estarán entre los más golpeados. Las farmacias también se pueden considerar “esenciales”, pero en los hechos “no va a quedar nadie afuera”.

No quiso hablar sobre posibles cierre de locales, pero la llegada de las nuevas facturas de gas y electricidad, sumado a la renovación de los alquileres, podrían precipitar desenlaces de ese tipo.

Grasso acompañó esa mirada y dijo que los comerciantes y empresarios “tienen que proyectar y si no se recompone el poder adquisitivo de la gente va a ser determinante para la continuidad de muchas pymes, porque es muy dura la baja en las ventas”.

Sobre el sesgo y contenido de las decisiones que tomó hasta ahora el presidente Milei, Marcasciano se sumó a las críticas por no atender la situación de los sectores de bajos ingresos. “En lo discursivo Milei dijo que iba a apuntar a la casta, pero claramente no fue así”.

Consideró que “sin duda era todo un mamarracho, el tipo de cambio, las regulaciones, y había que tomar medidas drásticas, al margen de las posiciones políticas. Pero faltan algunas cosas”. Dijo que desde las organizaciones que las agrupan las pymes y micropymes deberán “acomodarse a esto y presionar a diputados y senadores para que evalúen bien y distingan lo que está bien de lo que está mal”.

A modo de síntesis, dijo que el escenario es complejo para el pequeño empresario porque “si se te cae el consumo tenés que reducir gastos, sueldos. No es un tema sencillo, y asusta un poco, porque el Estado no está articulando paliativos”.


El optimismo de los tres meses que parece infundado


Escardó consideró que si el gobierno mantiene el rumbo que eligió hasta ahora “no se vislumbra nada distinto en el corto plazo”. Observó que “algunos hablan de tres meses para que comience la recuperación”, pero dijo que él vislumbra “otra cosa”, con escenarios dramáticos en un plazo bastante mayor.

Explicó que “hay una gran discusión de la teoría económica respecto de si el consumo es el que tracciona la inversión y el empleo o es al revés”. Es decir que primero hay que estimular la inversión para que dinamice la economía y crezca el consumo. Entendió que lo primero es más realista, “porque nadie invierte en una economía con caída de consumo”.

Cuestionó que al gobierno de Milei no lo tenga en cuenta ni tenga hasta ahora “ningún lineamiento de política de ingresos” . Dijo que la corrección de precios relativos era necesaria, pero “dejó afuera un precio clave de la economía, que son los salarios, y que se desplomaron en dólares”.

Escardó imaginó que ante esa crítica el gobierno va a decir que hay paritarias y que los salarios se fijan por libre negociación, “pero al mismo tiempo te clavan el dólar en 800 pesos. Es poco consistente”.

El economista es consultor de la Asociación Hotelero Gastronómica de Bariloche y dijo que la caída del consumo es muy marcada “se empieza a notar un parate importante en el sector turístico”.

Como principal señal de alarma dijo que el desmadre de precios es muy grande y “Argentina está teniendo inflación en dólares”, que por ejemplo se ve en la carne, y en indumentaria.

A su juicio “no van a ser tres meses y después el rebote, va a ser mucho más y la pregunta es cuánto puede tolerar la sociedad esta espiral descendente”.

También alertó sobre la caída de ingresos para el Estado que provocará la recesión, porque habrá “menos recaudación, menos coparticipación, los municipios tienen que prepararse y habrá dificultad para el pago de los salarios, caída de inversión, un problema bien general”. Agregó Escardó que “ese es uno de los problemas de los planes de ajuste, que recortan el gasto para eliminar el déficit pero con la recesión se le caen los ingresos y tienen que recortar más”.


Una crisis que ya está instalada y la amenaza de un enero negro


La baja de ventas en los comercios barriales está lejos de ser una sensación. No hay datos certeros pero sobran los indicios de que la inflación ya hace estragos.

Mabel Zúñiga abrió hace cuatro años con su marido la despensa Tante Zara, en el barrio 3 de Mayo. Dijo que “lo único que se sostiene es la bebida”, en el resto de los productos “la gente se achica y compra lo mínimo”. Observó que “las fiestas sostuvieron algo las ventas” pero se prepara para un enero “que va a ser terrible”.

Dijo que paga alquiler y que mantener abierto el comercio le costará gran esfuerzo pero aclaró que no es su único ingreso, porque también es empleada gastronómica. Si no, la situación sería para ella mucho más crítica.

La presión del alquiler, los impuestos y el costo de los servicios sí es una amenaza concreta en el caso de la ferretería Magus, de la calle Elordi. Su titular estimó que la caída en las ventas el último mes ronda el 40%. “La gente prioriza otras cosas, como la comida, acá los aumentos de precios fueron muy grandes y hay artículos que no se consiguen”, afirmó el comerciante.

La baja del consumo no fue tanta en un comercio de alimentos y accesorio para mascotas ubicado a pocos metros. El responsable del local dijo no tener dudas de que se viene un freno fuerte de la actividad y que la gente, si no se priva de comprar, “cambia de marcas y de calidad de los productos”.

En la zapatería Flora Mora, de la calle Onelli, Mariana trabaja como vendedora desde hace dos años. Dijo que en comparación con el diciembre anterior esta vez “se vendió la mitad, o tal vez un poquito más”. Hay comercios en los que los dueños ya decidieron suprimir horas extra y cubrir horarios ellos mismso para reducir costos.

También en la casa Matiz, de peluquería y cosmética capilar (en Mitre al 700) la crisis se sintió fuerte en las últimas semanas. Ignacio Mauas, uno de los responsables, dijo que esa calle en las fiestas solía ser un hormiguero de gente y “esta vez ni se nota, no anda casi nadie”. Dijo que este mes trabajaron “un 30% menos de lo que sería regular”, y que no les queda otra que apelar a la creatividad para subsistir, pero han retirado de la venta las máquinas de corte y otros productos sofisticados. Calculó que el 10 de enero va a ser una fecha crítica, de allí en adelante se va a sentir la caída de ingresos, y el contexto será muy duro para los comercios.


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