Finalmente se supo, libertario es sinónimo de conservador

Milei y una semana frenética │ El gobierno comenzó a desplegar una agenda conservadora en contra del divorcio, la ESI y el aborto. Ultraconservador en lo social, clásico y pre democrático en economía, ni la derecha extrema global es tan dogmática como los libertarios.

(Nosotros) Los conservadores seguimos aferrándonos a lo poco que nos van dejando. Creo que es importantísimo que aquí estemos unidos conservadores de todo el mundo occidental, para defender no solo lo que tenemos, sino para recuperar los valores tradicionales. Valores que desde 1.492 en adelante España le regaló al mundo, y que nosotros tenemos la obligación de sostener y de dar la lucha para recuperar esos valores que nunca se tendrían que haber relegado”.


El que habla es el secretario de Culto de la Nación, Francisco Sánchez. La locación de sus palabras fue la misma en la que el presidente Javier Milei cargó contra la esposa del presidente español, en la convención del partido ultraderechista VOX en Madrid.


En su breve intervención, Sánchez denostó la ley de divorcio promulgada durante el gobierno de Raúl Alfonsín, la ley de matrimonio homosexual (SIC) aprobada durante el kirchnerismo, y la ley de educación sexual integral (ESI).

Acerca de esta última indicó que “en Argentina se aprobaron leyes para pervertir a nuestros hijos”. Naturalmente también criticó la ley de interrupción voluntario del embarazo.
A su turno y desde el mismo atril, el presidente Milei prefirió no ser tan diplomático y refirió directamente a “los aborteros”.


Las definiciones de Sánchez en nombre del gobierno argentino, son toda una confesión de parte. Aquello que se presentaba como una novedad en la arena política, como una fuerza renovadora y disruptiva capaz de trastocar inesperadamente los cánones históricos de la construcción de poder, finalmente no es más que una versión “new age” de las mismas ideas reaccionarias de siempre. La adaptación en formato de redes sociales y posverdad para el conservadurismo más duro y tradicionalista.


El Gobierno intentó “bajarle el precio” a la intervención de Sánchez en Madrid, alegando que el funcionario hablaba “a título personal”.
Pero ya en tierras argentinas Sánchez volvió a referir al tema en una entrevista radial en la que dijo que “las consecuencias del divorcio se ven en los chicos que sufren trastornos de ansiedad” y que “hay que encarar un proceso para que el aborto se termine”.


El miércoles en el acto de autocelebración personal que el presidente llevó adelante en el Luna Park, refirió a la interrupción legal del embarazo como “una agenda que tiene más de tres mil años, absolutamente asesina”.


Al día siguiente, el diputado Alberto Benegas Linch, refirió en una entrevista televisiva al matrimonio igualitario e indicó “Al gato hay que decirle gato y al perro, perro. El matrimonio viene de la relación tradicional del hombre y la mujer”.


Una columna titulada “La restauración conservadora” publicada hace exactamente un año en este mismo espacio, anticipaba lo que en ese momento pocos advertían, y hoy es declamado a viva voz por los protagonistas.
Un año después, el gobierno ha comenzado a dar muestras explícitas de aquello que hace tiempo muchos señalamos: no eran libertarios, eran conservadores. Más bien, reaccionarios.


La intención es clara. Se prepara el terreno del relato y el discurso para una agenda legislativa de fuerte retroceso en materia de conquistas sociales.
La información siempre estuvo ahí, visible para quien tuviese ojos para ver. La plataforma de La Libertad Avanza para las elecciones presidenciales de 2023 lo expresaba de forma textual. En el encabezado del documento presentado a la Junta Electoral, la “Misión” del espacio político libertario se resume en “volver a ser el país pujante que éramos a comienzos del año 1900”.


Sin ir más lejos el propio Milei definió en repetidas ocasiones, tanto en discursos públicos como en entrevistas periodísticas, que “la decadencia argentina comienza con el socialismo” y señala como el primer impulsor del socialismo en Argentina, al presidente Hipólito Yrigoyen.
En uno de sus discursos de cierre durante la campaña presidencial, Milei directamente marcó como punto de inflexión de todos los males del país el año 1916. Casualmente, es el año en que comenzó a regir la Ley Sáenz Peña. Es decir el año en que la democracia argentina vio la luz.


Una muestra más de la añoranza libertaria por la etapa pre democrática en Argentina, tuvo lugar esta semana en el escenario del Luna Park. Dos de las referencias literarias del presidente al momento del discurso, fueron Adam Smith y Thomas Malthus.


La historiadora y columnista de diario La Nación, Camila Pechorena, lo definió esta semana con enorme lucidez. “Mitre, Sarmiento y Pellegrini, ese es el panteón de próceres de Milei”, indicó Pechorena en su columna habitual junto a Carlos Pagni. “Cuando Milei habla del pasado construye una identidad política propia. No rescata a nadie del siglo veinte porque implicaría rescatar ya sea al radicalismo o al peronismo”, agregó.


¿La libertad avanza?


En marzo de 2020 y pocos días de comenzar la cuarentena por el Covid en Argentina, Milei visitó Chile. Allí fue entrevistado por el periodista Matías Del Río para la Televisión Nacional de Chile.


“¿A qué le llamas ‘país libre’?” indagó Del Río.
“Lo estoy midiendo en términos de los índices de libertad económica”, respondió el hoy presidente argentino.
– “¿Es la única que vale? ¿Hay otras libertades no? Nosotros por ejemplo vivimos aquí en los años ‘80 en un país con mucha libertad económica y cero libertad política”, repreguntó el periodista.
– “¿Y en qué derivó después?” quiso devolver Milei.
– “En que hubo tres mil muertos por ejemplo. Hubo decenas de miles de exiliados por ejemplo…”, cerró Del Río.


Efectivamente, Milei, VOX, los trumpistas en EEUU o los bolsonaristas en Brasil, han logrado “apropiarse” del concepto de “libertad” hasta el punto de la banalización absoluta.
Vale preguntarse cómo se traduce el perfil político y social de un espacio que añora un mundo que ya no existe, al terreno de la economía del Siglo XXI, signada por la inteligencia artificial y la información infinita.

Ciertamente, los conservadores new age (léase, los libertarios), conciben la libertad como una categoría conceptual asociada únicamente al ámbito de la economía. No obstante el concepto contiene matices hacia dentro del propio espacio ideológico de las nuevas derechas extremas globales.


Ciertamente, los conservadores new age (léase, los libertarios), conciben la libertad como una categoría conceptual asociada únicamente al ámbito de la economía.
No obstante, la “libertad económica” como entramado conceptual, también contiene matices hacia dentro del propio espacio ideológico de las nuevas derechas extremas globales.


Cuando se sobrevuela el conjunto de las iniciativas económicas trazadas en el DNU 70/23 y en la Ley Bases, las dos piezas basales del programa político-económico libertario, se aprecia con claridad “a qué se refiere Milei cuando proclama libertad”. En la lista se puede incluir la desregulación total y absoluta de precios, el más estricto libre mercado (en especial a nivel interno), la reducción del Estado a su más mínima expresión, la libre entrada y salida de bienes y servicios (esto es el desmantelamiento de la estructura arancelaria a la exportación e importación), y la libre entrada y salida de capitales.

Raro espécimen. NI los derechistas más extremos del mundo desconocen como Milei, el valor del Estado como regulador.


En este último punto, el Régimen de Incentivo a los Grandes Inversores (RIGI), es toda una carta de intención: el esquema ofrece una agresiva desgravación para quienes “vengan” a invertir en Argentina, un beneficio que no ofrece a quienes “ya invierten” o “ya vinieron antes” a invertir en el país.

Pero lo más polémico tal vez, es la posibilidad de no liquidar en Argentina las divisas resultantes del proyecto de inversión. El RIGI ofrece a los inversores externos la libre disponibilidad de las divisas generadas al 100%. Un esquema que resulta demasiado similar a una economía de enclave, que hasta los economistas más ortodoxos han criticado.

La derecha global es conservadora, pero al mismo tiempo nacionalista. Los conservadores del mundo no son anarco capitalistas, son capitalistas “a secas”.


A colación de la visita de Milei a España, el periodista Ernesto Tenembaum entrevistó esta semana en Radio Con Vos al diputado y vocero nacional de VOX, José Antonio Fuster. Durante la charla, el periodista Jairo Straccia consultó al español sobre un punto central de la agenda de la libertad de Milei. “¿Qué nivel de protección estatal amerita la economía española respecto de los productos importados, por ejemplo?”, indagó Straccia


La respuesta fue reveladora. “En Europa hay elites globalistas que dicen que aquí puede venir cualquiera a competir deslealmente con los productos españoles o franceses o portugueses. Y eso es lo que nosotros no podemos aceptar. España es la huerta de Europa y estamos importando hortalizas y frutas desde Marruecos, que no pasan siquiera los estándares de calidad”, respondió Fuster.


Pero al ser consultado por los beneficios impositivos a los inversores extranjeros (símil RIGI), la respuesta del representante de VOX fue todavía un poco más allá: “Nosotros le daremos beneficios fiscales a cualquier extranjero, si le damos al mismo tiempo los mismos beneficios a cualquier español que quiera invertir en España”, dijo Fuster. Elocuente.


A estas alturas el resurgir de la derecha extrema a nivel global, no debería sorprender a nadie. Milei es simplemente un eslabón más de ese proceso que ya tiene entre sus filas a Donald Trump, Jair Bolsonaro, Marine Le Pen, Giorgia Meloni, y VOX.

Donald Trump, Jair Bolsonaro, Marine Le Pen, Giorgia Meloni, y VOX, comprenden a la perfección el valor que tiene el Estado y lo imprescindible de las herramientas de intervención al momento de resguardar el trabajo, la producción y la industria de un país


Llamativamente, todos ellos revisten una característica en común, de la cual Milei carece. La derecha global es conservadora, pero al mismo tiempo nacionalista. Los conservadores del mundo no son anarco capitalistas, son capitalistas “a secas”.

Comprenden a la perfección el valor que tiene el Estado como el único actor capaz de establecer reglas de juego mínimamente estables, y lo imprescindible de las herramientas de intervención al momento de resguardar el trabajo, la producción y la industria de un país, sea que ese país se llame Estados Unidos, Brasil o España.


El espacio que encarna Milei en cambio, constituye en verdad un raro espécimen. Ultra conservador y reaccionario desde lo social, y ultra ortodoxo en lo económico. A tal punto llega la concepción clásica de los libertarios, que su añoranza literaria e ideológica reside en el Siglo XIX.

Una época en que el Estado nacional era conducido a dedo por los notables de la época, donde la población era tres veces menor y solo algunos podían elegir, en la que Argentina era una gran estancia proveedora de granos para la metrópoli, y cualquier lord que arribase al puerto desde Londres tenía los privilegios acordes a la oligarquía criolla.


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