La herencia que recibe Milei en 10 puntos

Con el traspaso del mando presidencial, se cede también el manejo de una economía al borde del abismo. En 10 claves, el punto de partida del nuevo gobierno.

La asunción presidencial de este domingo marca, por tercera vez consecutiva, un cambio de signo político. En todos los casos, la economía aparece como un factor determinante subyacente. Nuevamente, la sociedad votó con las demandas insatisfechas y con los bolsillos golpeados; pero esta vez el panorama es mucho más delicado.

No es casual que la palabra “herencia” sea, a esta altura, un cliché entre los presidentes electos. Se trata de un término acuñado para aludir a los stocks endebles y a las variables en rojo que el gobierno saliente deja en la economía. Es un recurso político válido en el comienzo de una gestión gubernamental. Incluso, explicitar el estado de situación inicial resulta justo y necesario. Se espera que Javier Milei lo haga con especial énfasis y detalle en su discurso de este domingo.

Presentamos las diez claves de la herencia que el presidente electo Javier Milei recibe en materia económica y social. Algunos de los ítems que desarrollamos son la inflación, la pobreza, la deuda, los déficits gemelos, salarios, desempleo, escasez de dólares, etc.


1. Déficit fiscal primario en niveles elevados


Entre enero y octubre de 2023, el déficit fiscal primario de nuestro país ascendió a $2,9 billones, según el Centro de Economía Política Argentina (CEPA). Pese a que una de las metas acordadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) es la reducción de tal déficit, el saldo negativo acumulado en los 10 primeros meses de este año es, en términos reales, prácticamente el mismo que en igual período de 2022.

Mes a mes se viene observando una licuación del gasto público que no alcanza a compensar las caídas reales en los ingresos totales del estado. La menor recaudación de este año sucedió, primero, por el efecto de la sequía sobre los derechos de exportación, pero luego se explicó también por las medidas del ministro y candidato, Sergio Massa, previas a las elecciones generales. Por ejemplo, los ingresos por impuesto a las ganancias cayeron un 22% real en octubre último respecto de igual mes del año anterior.

La meta con el FMI consiste en finalizar el año con un déficit fiscal primario del 1,9% de Producto Bruto Interno (PBI). La misma está, a esta altura, prácticamente incumplida.


2. Gran stock de pasivos remunerados en el BCRA


Tras el balotaje, la composición de los pasivos remunerados del Banco Central de la República Argentina (BCRA) se ha modificado. Las entidades bancarias han desarmado gran parte de sus tenencias en Leliqs para constituir pases pasivos, que son instrumentos de menor duration.

Al 4 de diciembre, el stock de pases pasivos era más del doble que el de Leliqs, y entre ambos totalizaban casi 23 billones de pesos (más de U$S 23.000 millones al dólar contado con liquidación).

Según el analista económico Salvador Vitelli, representan cerca de un 10% del Producto Bruto Interno (PBI) de Argentina, “niveles similares pre-estallido de LEBACs en el año 2018”, señaló.

Estas partidas son la contracara de los depósitos de las personas en los bancos, y representan un serio riesgo, pues un desarme desordenado de las mismas podría derivar en una catástrofe cambiaria e inflacionaria.

Cabe agregar que el stock de Ledivs en el BCRA es de más de U$S5.000 millones. Al ser liquidables en pesos y estar atadas al tipo de cambio oficial, constituyen otra bomba de emisión e inflación futura.


3. Atraso cambiario, cepo rígido y brecha amplia


El índice de tipo de cambio real multilateral semanal, elaborado por el BCRA, se ubicó a comienzos de diciembre en su nivel más bajo en 8 años. Ello significa que hay un atraso cambiario importante, cuyos perjuicios se han intentado evitar con un endurecimiento de los controles de cambio y la instauración de una telaraña impositiva cada vez más grande y engorrosa.

El cepo cambiario da sobradas muestras de agotamiento, y ha introducido numerosas distorsiones a la economía. Este corset no logra evitar la sangría de reservas internacional de las arcas del BCRA, comienza a resentir la actividad económica y ha llevado a que el mercado cambiario informal crezca en relevancia.

Tras el salto devaluatorio del 14 de agosto, la brecha del dólar blue con el dólar oficial mayorista se ha consolidado muy por encima del 100%, y hoy se ubica en torno al 150%, dando cuenta de las presiones devaluatorias existentes. Los dólares paralelos cotizan entre los $900 y los $1.000, valores que nadie proyectaba a comienzos del 2023.


4. Cuentas externas en rojo y escasas reservas


Los efectos perjudiciales de la sequía sobre las cuentas externas fueron agravados por el atraso cambiario. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), en los primeros 10 meses de 2023 Argentina acumuló un saldo comercial negativo de casi U$S 7.400 millones. De esos 10 meses, 9 han sido deficitarios.

En línea con esto, en el segundo trimestre de 2023 la cuenta corriente de Argentina arrojó el mayor saldo negativo desde 2018. Ello se traduce en una economía necesitada de financiamiento al que no puede acceder.

La consecuencia es la caída de reservas internacionales en el BCRA. En estos 4 años de gestión, el stock de reservas brutas ha caído a menos de la mitad y ha alcanzado en noviembre su nivel más bajo desde marzo de 2006. Incluso, si a estos activos se le restan los pasivos que la entidad tiene en moneda extranjera (por ejemplo, el swap con China, los encajes de los depósitos en dólares y los préstamos con organismos internacionales), se estima que las reservas netas serían negativas en 10.557 millones de dólares, según la consultora LCG.


5. Crecimiento de deuda pública y privada


De acuerdo con datos de la Secretaría de Finanzas, dependiente del Ministerio de Economía, al cierre de octubre del 2023 el stock de deuda bruta de la Administración Central ascendía a U$S 416.812 millones, del cual casi la totalidad se encontraba en en situación de pago normal.

El 36% de ese saldo es pagadero en moneda extranjera. Uno de cada tres dólares de deuda bajo legislación extranjera paga una tasa de interés variable, y en ese grupo tiene una ponderación importante el préstamo otorgado por el FMI en el 2018.

El 45% de la deuda pública pagadera en pesos está explicado por títulos públicos, de los cuales casi la totalidad están indexados (principalmente por CER).

La deuda externa del sector privado alcanzó al cierre del segundo trimestre del año los U$S 93.400 millones, según datos del BCRA. El stock acumula un incremento del 12,3% desde diciembre de 2019, y está explicado por un crecimiento del 47,1% de la deuda comercial, que ya tiene una participación significativamente mayor que la deuda financiera.


6. Inflación acelerada y precios distorsionados


Argentina está en el podio de los países con más inflación del mundo. Según el INDEC, el índice de precios al consumidor registró en septiembre último el mayor incremento mensual en más de 3 décadas. En términos interanuales, el aumento del nivel general de precios se consolida en los 3 dígitos y no para de crecer.

La inflación constituye un gran desafío para la próxima gestión, pues su componente inercial la hace muy inflexible a la baja. Pero más preocupante que la inflación observada es la inflación reprimida. La proliferación de controles y regulaciones de precios (entre ellos el tipo de cambio), la distorsión de precios relativos y el enorme stock de pasivos remunerados del BCRA conforman un cóctel inflacionario potencialmente explosivo.

La desregulación de precios, la eliminación de subsidios y la unificación cambiaria con salto devaluatorio son parte del proceso de calibración de precios relativos que pretende llevar adelante el gobierno entrante. El complejo punto de partida hace prever una aceleración inflacionaria. Resta conocer si el sinceramiento será de shock o gradual.


7. Salarios reales y en dólares deteriorados


El salario mínimo, vital y móvil de Argentina se ubica en diciembre en $156.000. Convertido al tipo de cambio libre, equivale a menos de 200 dólares, siendo uno de los más bajos de América Latina (solo superando a Venezuela).

Un salario mínimo de Argentina no alcanza a solventar una canasta básica alimentaria de un hogar de 4 integrantes, y cubre menos de la mitad de una canasta básica total. La situación es más dramática si se considera que se trata de una foto vieja, pues en la comparación se usa el salario mínimo de diciembre pero la valoración que el INDEC hizo de las canastas en octubre último.

El IPC acumuló entre diciembre de 2019 y septiembre último una suba del 713%, mientras que el índice total de salarios que elabora el INDEC creció un 663% en tal período. Ningún sector de actividad logró mejoras salariales reales.

En particular, el poder de compra de los ingresos de los trabajadores informales está siendo destrozado por la dinámica inflacionaria: en el período mencionado, sus salarios crecieron 244 puntos porcentuales por debajo de la inflación.


8. Pobreza e indigencia altas y en ascenso


Según la Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA), la tasa de pobreza de nuestro país era del 44,7% en septiembre último. Es el mismo valor que el alcanzado en 2020, en plena pandemia. Pero si excluimos ese año atípico, hay que remontarse al 2005 para encontrar tasas de pobreza mayores.

Dramática es también la tasa de indigencia: casi 1 de cada 10 personas en Argentina no tienen ingresos suficientes para alimentarse en cantidad y calidad adecuadas.

Tres datos adicionales pueden terminar de ilustrar la dolorosa situación social de Argentina. Primero, el 63% de los niños, niñas y adolescentes son pobres en nuestro país. Segundo, una consecuencia del deterioro real de los salarios es que casi un tercio de los trabajadores de Argentina están por debajo de la línea de pobreza. Hay que remontarse al 2004 para hallar un guarismo mayor. Tercero, la UCA estima que si no hubiera programas de ayuda social (entre ellos, la asignación universal por hijo), más del 20% de la población nacional sería indigente.


9. Economía en recesión, pero con bajo desempleo


Según datos del INDEC, el PBI de Argentina se expandió, en términos desestacionalizados, un 2,9% desde la asunción del Alberto Fernández hasta el segundo trimestre de este año, impulsado por la inversión, el gasto público y el consumo, pero contrarrestado parcialmente por la caída de las exportaciones.

En los últimos meses la actividad económica se ha resentido, acusando el impacto de la sequía y del cada vez más estricto cepo importador. En el segundo trimestre del año el PBI se contrajo un 4,9% interanual. Más cerca, el estimador mensual de actividad económica (EMAE) arrojó en septiembre un retroceso del 0,7% respecto de igual mes del 2022.

Sin embargo, los niveles de empleo en Argentina se mantienen altos. La tasa de desocupación del segundo trimestre del 2023 fue del 6,2%, la menor desde que la serie de indicadores laborales se retomó (2016). Asimismo, se observaron tasas de variación positivas en el empleo registrado privado desde agosto 2020 hasta agosto 2023.


10. Mejor distribución (personal) del ingreso


De acuerdo con los datos del INDEC, el coeficiente de Gini de Argentina fue 0,417. Es un valor por debajo del promedio de los últimos años. De hecho, el indicador alcanzó en 2022 su valor mínimo desde que se retomó el cálculo y difusión (2016).

Estos números indican que los ingresos en Argentina se han distribuido más equitativamente entre los diferentes estratos sociales. Es un indicador relevante, pues las tasas de pobreza e indigencia podrían ser aun más altas si hubiera una mayor desigualdad en la distribución de los ingresos.

La distribución de los ingresos tiene, sin embargo, dos asignaturas pendientes. En primer lugar, la brecha de género (la disparidad entre varones y mujeres en cuanto a los ingresos monetarios por trabajo) no se ha reducido en estos años. En segundo lugar, la distribución funcional del ingreso muestra que la participación de las remuneraciones al trabajo asalariado está lejos de alcanzar el 50% del valor agregado bruto. De hecho, en el segundo trimestre del 2023 tuvo una participación menor que el excedente bruto de explotación (rentabilidad empresaria).


La herencia, un término económico y político


En su búsqueda de soluciones económicas, la sociedad argentina pendula cada vez con más fuerza en términos políticos. El traspaso de mando de este domingo se dará de una fuerza de centro-izquierda a una de extrema derecha, la primera en ganar una elección presidencial en Argentina desde la vuelta de la democracia.

Este viraje en el voto popular encierra la clara intención de la sociedad de cambiar los medios para llegar a un mismo fin: estabilidad de precios, mejores salarios, acceso al crédito, progreso, horizonte, etc. “No se pueden esperar resultados distintos haciendo lo mismo de siempre”, repitió incansablemente Milei durante su campaña. Sin dudas fue un acierto.

¿Los objetivos del Estado son los mismos que los de la sociedad? En los sistemas democráticos es esperable que estén más emparentados, pero ello no significa que, estrictamente, los gobernantes deban hacer lo que la gente quiere que hagan. El Estado, como agente económico, debe perseguir el bienestar general.

Estado no es lo mismo que gobierno, y las concepciones sobre lo que significa bienestar general dependen de los sesgos ideológicos.

Pero Estado no es lo mismo que gobierno, y las concepciones sobre lo que significa bienestar general dependen de los sesgos ideológicos. Un gobierno de izquierda o centro-izquierda pondrá el foco en la equidad, y un gobierno de derecha o centro-derecha en la eficiencia. Que Milei califique de “aberración” a la justicia social alcanza para ejemplificar. Es por ello que en economía no existe una teoría ampliamente aceptada sobre los determinantes de la conducta de los gobiernos.

La cuestión de equidad versus eficiencia constituye un trade-off, lo cual implica que para lograr un objetivo se debe renunciar a algo. Filosóficamente, ayuda a entender la recurrente alusión a la herencia en un contexto de polarización política. Pero en la práctica, los desmanejos y magros resultados de las sucesivas administraciones ponderan aun con más fuerza.


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