El 30% de las familias no es propietaria de su vivienda

El problema de la falta de planes habitaciones es crónico en el país

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Tomas de terrenos, actual expresión de un profundo problema socioeconómico para el que el gobierno no halla soluciones.

La toma de terrenos públicos pone en evidencia las consecuencias de la impericia en la gestión pública y la voracidad del oportunismo político y de la corrupción. Pero indudablemente tiene como trasfondo problemas sociales masivos e intensos. Aunque en los últimos años el crecimiento en la actividad económica y sobre todo en el gasto público fue muy intenso, errores de estrategia llevan a que no se avance en la resolución de las cuestiones sociales más básicas. Para eliminar los fuertes déficits de vivienda es imprescindible recomponer el mercado de créditos a largo plazo y focalizar el gasto público en las familias de más bajos ingresos. La masiva ocupación de espacios públicos por parte de familias en estado de alta vulnerabilidad social es un fenómeno que merece varias lecturas. Por un lado, pone en evidencia la ineficacia de los sistemas de seguridad; que se mueven en un péndulo entre la pasiva inacción y la represión violenta. Por otro lado, testimonia las facetas más patéticas del oportunismo y la corrupción que cobija el sistema político. Pero, lo más importante, es que constituyen una manifestación de la extensión e intensidad de los problemas sociales. Se trata de fenómenos muy complejos que responden a una multiplicidad de factores causales. En este caso concreto se exteriorizan a través de familias -muchas de ellas migrantes internos- que frente a la realidad que viven y la desesperanza sobre su futuro están dispuestas a sumarse a la aventura de incursionar en la ilegalidad y a los riesgos de asentarse en terrenos que no son de su propiedad. Si bien el problema de la vivienda es crónico en la Argentina, es interesante analizar su dinámica en los últimos años. Según datos oficiales de la EPH, que cubre a los principales centros urbanos, la situación habitacional de la población muestra los siguientes cambios: • En el año 2000 el 76% de los hogares manifestaba ser dueño de la vivienda que habitaban, mientras que en el 2010 esa proporción había bajado al 70%. • En las mismas fechas los hogares que declaran alquilar aumentan del 16 por ciento al 18 por ciento. • La proporción de familias que declaran “otra forma de tenencia” aumentan en un 50%, ya que pasan del 8% al 12% entre los años 2000 y 2010. Aunque los datos oficiales adolecen de limitaciones importantes en términos metodológicos y de cobertura (por ejemplo, es previsible que la gente tienda a no declarar a los encuestadores del Indec la ocupación ilegal de viviendas), son suficientes para delinear tendencias que confirman que los problemas habitacionales continúan agravándose. Prueba de ello es que la proporción de familias que afirma ser dueña de la vivienda se reduce, mientras que crecen las que alquilan y fundamentalmente las que ocupan un inmueble de manera informal o irregular.

IDESA Inst. para el Desarrollo Social Argentino


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