El camión, intacto, apareció en Campana

La noticia se conoció prácticamente el mismo 21 de setiembre de 1998. Ariel Viveros, un joven roquense de 25 años que hacía tres meses que trabajaba de camionero, había desaparecido. Un secuestro extorsivo, un robo, un autorrobo, o hasta ser víctima de «piratas del asfalto», fueron las hipótesis que se manejaron en un primer momento. Sin embargo, una a una se fueron desvaneciendo dando paso al misterio.

Ese era el cuarto viaje que Ariel hacía a Buenos Aires. El camión apareció en la zona de Campana. La carga estaba prácticamente completa. Un faltante que no superaba los mil pesos fue encontrada en un comercio donde había sido descargada.

Dos meses después, nació Ezequiel Agustín, un hijo de Ariel, aunque nunca lo pudo conocer.

El caso estuvo radicado en la Justicia Federal de Roca, y posteriormente -por una cuestión de jurisdicción, pasó a la Justicia de Buenos Aires.

En un momento, las sospechas apuntaron a miembros de la Policía Bonaerense con alguna conexión con agencias de recupero de vehículos, pero nada se pudo confirmar.


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