El consenso de Vaca Muerta

Habló del tema en un acto donde los protagonistas tenían motivos para sentirse incómodos.

Neuquén

gerardo bilardo gbilardo@rionegro.com.ar

En un incómodo acto para los protagonistas, el senador Guillermo Pereyra formalizó el viernes su precandidatura a gobernador para el próximo año. Con el anuncio formulado en compañía de Hugo Moyano, líder de la CGT opositora al gobierno nacional, Pereyra se transformó en el primer referente del Movimiento Popular Neuquino en expresar claramente la intención de reemplazar al actual gobernador. Lo sucedido en Plaza Huincul fue un curioso hecho político que dispara lecturas en diferentes sentidos. Pereyra, con historial serpenteante que incluyen tantos alineamientos como huidas, aún está con Moyano, aunque hace algún tiempo dejó atrás sus ácidas críticas al gobierno nacional. En un mismo día y a la vista de todos, el líder del gremio de los trabajadores petroleros convalidó con su presencia en el palco la convocatoria de la CGT de calle Azopardo al paro nacional del próximo miércoles. En el contexto de esa misma ceremonia, también se mostró amigable con el ministro de Planificación Julio De Vido y con el secretario general de la Presidencia Oscar Parrilli. Por último, no fue tan benévolo con Sapag, al que le enfiló su artillería en el discurso pronunciado desde la tribuna, donde blanqueó su “sueño” de ser gobernador, entre otros motivos para “no despilfarrar” los nuevos ingresos que se supone llegarán con la explotación intensiva de Vaca Muerta. En este viernes complejo, el gobernador llegó al mediodía con gesto adusto al aeropuerto de Neuquén y cruzó un saludo seco con Pereyra. Unas horas después, ya en la formalidad del acto en Plaza Huincul, apareció el costado diplomático de Sapag que dejó algunas frases elogiosas hacia la figura de Pereyra. Cuando la tarde del jueves último ya se perdía, el gobernador tenía otros planes para el día siguiente. La agenda oficial marcaba su presencia en el acto del Día del Minería en Zapala. Pero a último momento torció el rumbo y terminó yendo a un acto en el que el protagonismo excluyente lo tuvo el rival que lo venció en la última interna del MPN, un dirigente que se sigue proyectando tanto en la política como en el gremialismo. Sobre este cambio de último momento circularon dos versiones: una dice que Sapag fue convencido desde la Casa Rosada para concurrir al acto, y la otra que el gobernador cambió de planes cuando los funcionarios nacionales, también a último momento, confirmaron que viajaban a Neuquén. En definitiva, y como todos tenían motivos para sentirse incómodos, la solución fue la realización de un acto en tres tiempos: una conferencia de prensa en el aeropuerto, la ceremonia oficial en las instalaciones del hospital y el acto político de Pereyra y Moyano, ya sin la presencia de los funcionarios nacionales y provinciales que viajaron hasta Huincul. La representación del gobierno nacional tampoco podía quedar afuera porque, como se encargó de destacar De Vido, el financiamiento de la obra inaugurada recibió un aporte de Nación del orden del 30%. El formal lanzamiento de la precandidatura de Pereyra dejó un espacio abierto en la lucha por el control del MPN porque el senador omitió hablar de la pelea por la presidencia de su partido, como lo venía haciendo. Tampoco Sapag agita demasiado en ese sentido, pese a que en su entorno propalan la idea de llevarlo a la conducción. Hasta hace pocos días la posibilidad de un enfrentamiento entre el gobernador y el senador por la jefatura del MPN era una hipótesis con cierta dosis de realismo. Ahora parece haberse modificado ese escenario y se empieza a especular con la posibilidad de alcanzar un acuerdo con el argumento de no desangrar al partido en otra interna. Más por intuición y lectura de gestos que por datos comprobables, en algunos ámbitos del oficialismo creen que no sería descabellado alcanzar un pacto entre Sapag y Pereyra, aunque sostienen que primero se deben desandar las agresiones. Aclaran que para lograrlo falta tiempo. Es difícil pensar que Sapag, después de protagonizar durante ocho años la construcción de los cimientos de una nueva etapa de la industria petrolera, resigne la posibilidad de incidir sobre la política. En círculos más allegados al gobernador sostienen que el mayor esfuerzo lo tiene que hacer Pereyra porque ganó la última interna y consideran que el senador se ve obligado a mantenerse en la cima, razón que explicaría su necesidad de redoblar siempre la apuesta. También aseguran que el sector que lidera el gobernador también tiene una estrategia para competir en el 2015, pero aclaran que se podrá observar en plazos que no son los del senador. El MPN, un partido que tiene casi la misma antigüedad de la provincia, consolidó un modelo de gestión que pivoteó en buena medida sobre los recursos naturales renovables y no renovables y los recursos que se generan a través del pago de regalías e impuestos. La transferencia del poder a las provincias para concesionar las áreas hidrocarburíferas aumentó el peso político de los Estados del interior y, en el caso de Neuquén, se transformó en una herramienta estratégica que está convirtiendo a algunos dirigentes del MPN en actores con creciente protagonismo en la industria petrolera. En este complejo universo en el que se cruzan intereses políticos y económicos, bien podrían concluir en el partido provincial que es mejor alcanzar “el consenso de Vaca Muerta” antes que perder mucho en otra batalla de fuego cruzado.


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