El joven senegalés que echó raíces en Cipolletti

Cuando Bassirou se asentó en la ciudad, dejó atrás la venta ambulante y abrió su propio negocio. Acá formó su familia y mantiene viva la cultura de su tierra.

Bassirou Ndiaye cree y asegura de manera ferviente que “el sol sale para todos”. El joven senegalés de 29 años llegó a Argentina en el 2011 y desde entonces, se dedica al rubro comercial. Vivió en otras ciudades pero recién en Cipolletti pudo afincar su negocio. Aquí formó una familia junto a su compañera de vida Florencia Retamal y la pequeña Birima. A pesar de estar lejos de su tierra natal, el joven mantienen viva su cultura a través de los encuentros y festividades que se realizan en la zona.

Bass dedica gran parte de su tiempo a atender su local que está ubicado en el corazón de la ciudad, en la calle Yrigoyen 256. Con una simpatía que lo caracteriza, se dedica a atender las consultas de aquellos que llegan en busca de algún anillo, esmalte, anteojo o zapatilla.

Desde que llegó a Argentina, se dedica al rubro comercial, tal como lo hacía en Kebemer, su pueblo natal. Por aquellos años, comercializaba productos alimenticios hasta que un día decidió seguir los pasos de su mejor amigo, Abdou, quien había decidido asentarse en Córdoba.

Así fue como Bass tuvo su primera parada en Río Cuarto, en donde trabajaba como vendedor ambulante. En ese momento, recordó, sólo sabía decir “sí y no” pero luego, con el paso del tiempo, pudo apropiarse del idioma.

Su llegada a la región fue cuatro años más tarde, gracias a una amiga que conoció en la Fiesta Nacional de la Manzana. Bass instaló un puesto en el predio y así fue como conoció a Florencia, su compañera de vida.

Fue a partir de ese momento que comenzaron a estar en contacto. Ella estaba atenta a avisarle de alguna celebración en la zona, para que él pueda comercializar sus productos. El joven recordó que fue de esa forma que decidió dejar de vender en la calle porque “no podía trabajar tranquilo y además ya estaba cansado”, explicó.

El emprendimiento familiar

Además de estar acompañado de Florencia y su pequeña hija Birima, Bass cuenta con el apoyo de su hermano Billy, que también eligió vivir en Argentina. Ambos dedican su tiempo a atender los locales ubicados sobre calle España e Yrigoyen. La familia, además de compartir las fuerzas de llevar adelante el emprendimiento, también se ocupa de mantener viva la cultura senegalesa a través de los encuentros que se realizan en Neuquén (ver recuadro).

Cuando Bass llegó a la ciudad, recordó, el primer desafió que tuvo fue encontrar un local comercial para poder vender sus productos. El segundo paso que dio fue conseguir un garante, tal como pedía el propietario del lugar. De esa forma pudo tener un espacio físico fijo donde asentarse. Ahora deberá enfrentar la misma travesía, ya que el local que alquila está en venta.

“Siempre nos cuesta un montón alquilar algo (…) la mayoría de los chicos (senegaleses) están en el tema de la venta porque es lo más accesible para hacer acá en Argentina; pero les cuesta tener un localcito más que nada por la garantía”, remarcó Bass.

Lo mismo sucede con la vivienda, explicó. Muchos optan por vivir en una pensión.

Festividades

Encuentros para compartir la tradición

Los senegaleses que viven en la zona se reúnen en familia y con amigos para celebrar sus festividades. Los encuentros se realizan tres veces al año, en Neuquén. Bass explicó que en la ciudad vecina hay una gran cantidad de personas oriundas de su país. “Compartimos, invitamos amigos, vecinos, para que conozcan la cultura y cómo se festeja”, remarcó el joven.

Todos los 15 de junio, los senegaleses comienzan los ayunos musulmanes, que se extienden a lo largo de un mes. Al finalizarlo, se reúnen nuevamente. Así es como la comunidad celebra las fiestas Magal y Tabaski. Bass explicó que el año nuevo también es una oportunidad para compartir costumbres y comidas típicas.

“Por suerte tengo gente y vecinos que me ayudan. Cada día, conozco más personas abiertas”,

Bassirou Ndiaye.

Bass llegó a Argentina en el 2011 tras los pasos de un amigo que vivía en Córdoba. Cuatro años después se mudó al Alto Valle.

Datos

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fiestas al año celebra la comunidad senegalesa: Magal, Tabaski y año nuevo.
“Por suerte tengo gente y vecinos que me ayudan. Cada día, conozco más personas abiertas”,
Bass llegó a Argentina en el 2011 tras los pasos de un amigo que vivía en Córdoba. Cuatro años después se mudó al Alto Valle.

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