“El sueño de Castro Rendón: el Hospital Regional”
Una vez más me dirijo a usted y a sus amables lectores, a fin de expresar el desasosiego que me provocó el concurrir al Hospital Regional de Neuquén y observar el estado en el que se encuentra: su edificación deteriorada, la falta de insumos para la atención de los enfermos… Historiemos un poco: este hospital nació como una necesidad de aquel pequeño poblado que era Neuquén en 1913, en una antigua casona ubicada frente a las vías del ferrocarril. Allí, podríamos decir, nació la asistencia pública, y fue ese lugar donde arribó el doctor Castro Rendón, albergando la idea de permanecer en nuestras tierras por un breve período –apenas dos meses– para finalmente dirigirse, becado, a los Estados Unidos. Pero su gran corazón pudo más: las paredes de adobe del edificio de salud lo conmovieron tanto como la enorme falta que había de personal capacitado. En efecto, Castro Rendón ofició como partero, traumatólogo, odontólogo y hasta como oftalmólogo gracias a su férrea formación de médico generalista. En ese lugar, nuestro ilustre doctor contó con la asistencia de otro recordado hombre que se había formado como enfermero: don Oscar Arabarco. Ambos trabajaron sin descanso. La gente concurría para atenderse a pie, a caballo o en sulkys que estacionaban en la puerta del establecimiento. Allí era difícil brindar una adecuada atención: no alcanzaban las camas y se operaba bajo una sábana esterilizada para cubrirse de la tierra y los insectos que caían del techo. Como las instalaciones sanitarias habían quedado muy chicas, se comenzó a construir el edificio del hospital actual, situado entre las calles Buenos Aires, Alderete, Santa Fe y Talero. Ni bien estuvo terminado, Castro Rendón dispuso la mudanza, aun sin contar con la autorización desde Buenos Aires. Finalmente, con la ayuda de internados y enfermeros, la mudanza se hizo el 14 de abril de 1940. El nuevo edificio era la última edificación del alto, lo rodeaban el campo, los yuyos y las bardas. Hoy el urbanismo lo ha cercado. Años después, en los 70, con la implementación del modélico Plan de Salud, Neuquén comenzó a convertirse en la urbe que hoy es. Pero, ¿qué pasó con los sueños de aquellos pioneros? Hay ocasiones, en la actualidad, en las que los neuquinos deben sacar turnos para ser atendidos a las 4 ó 5 de la mañana, no sin riesgo de no ser considerados. ¿Y qué pasa cuando no hay turnos para ser operados? ¿Qué pasa cuando los trabajadores de Salud Pública emigran a otros puestos debido al conflicto salarial? Por otra parte, hay que destacar el accionar de familiares, vecinos y amigos de los enfermos que realizan gestiones ante las autoridades –nacionales y provinciales–, cuyos resultados no son inmediatos (me refiero al pedido de mamógrafos y acelerador lineal para pacientes oncológicos). ¿Sabemos que el cáncer no espera gestiones burocráticas? Cuántas preguntas. Pocas respuestas. En nuestro querido hospital trabajan muchas personas de manera voluntaria, buscando paliar el mal estado general de la institución. Por favor, autoridades, hagamos que el presente sea digno del pasado glorioso de nuestra tierra, impidamos que el sueño de tantos prohombres quede en el olvido. Beatriz C. Chávez de Watkins DNI 6.251.256 Neuquén
Beatriz C. Chávez de Watkins DNI 6.251.256 Neuquén
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