«El teatro florece a pesar de todo»

Con costos bajos y más creatividad, el teatro subsistió este último año. De esto es muy consciente Julio Baccaro, quien nuevamente se encuentra al frente del Teatro Cervantes. Llegar al interior con sus propuestas es una idea que no descarta, pero que ve lejana de realizar todavía, así que su apuesta es rescatar grandes obras del repertorio nacional.

«El teatro florece a pesar de todo», para el director del Teatro Nacional Cervantes en oportunidad de la presentación de la temporada 2003. Julio Baccaro, con gran experiencia en los escenarios, destacó una misión de rescate de las grandes obras del repertorio tradicional y la puesta de otras de autores nuevos, en un marco de un teatro que sale a la calle, «con menos costos, pero más creatividad», y aspira a que se proyecte al interior del país, cuando las circunstancias económicas lo permitan.

-¿Cómo fue este año de gestión con perspectivas al 2003?

– El teatro Cervantes había quedado acéfalo por tres meses, sin actividad. Como consecuencia no estaban tomadas las previsiones y no había programación. únicamente estaba prevista la reposición de «El día que me quieras», casualmente una obra que yo había dirigido, y estaba conversado programar «Nuestro fin de semana» de Roberto Cossa. Nosotros decidimos respetar eso y seguir adelante con la organización de la programación. Para el 2003 presentaremos en la sala grande obras del repertorio tradicional, tal vez olvidadas, pero de capital importancia dentro del teatro argentino, como «Don Chicho»de Alberto Novión, «La granada» de Rodolfo Walsh, una obra magnífica y «La zarza ardiendo» de José González Castillo y Federico Martens. En la sala pequeña son todos estrenos de autores relativamente jóvenes. Así vamos hacia una revisión del repertorio argentino y también encaramos un nuevo repertorio.

-¿A partir del teatro cómo ve la cultura en esta época de crisis?

– Creo que ha pasado por distintos momentos, seguramente el cimbronazo se sintió, pero en las situaciones críticas la gente apela a un mayor ingenio para poder producir. De hecho en Buenos Aires, y en el país, eso ha sucedido. Ha florecido en espectáculos, que no son a lo mejor caros, no tienen puestas de gran costo, pero son creativos. Eso ha obligado a que uno trabaje con cierto ingenio, ponga otro tipo de capacidades en juego. Esto es lo que ha pasado con el teatro Se ha notado en Buenos Aires, no se si se ha percibido en Río Negro. Aquí se hizo teatro por la memoria o por la entidad, y todo se ha dado en una época muy difícil, sin facilidades económicas. Sin embargo la gente ha seguido creando.

-¿Se percibe una idea del Cervantes de salir a la calle, también al interior del país?

– Esa es un poco la idea. No nos alcanza todavía el presupuesto y estamos viéndolo para poder abrirnos. Sería interesante, como en otras épocas, salir a las provincias, pero en este momento es muy difícil de solventar un elenco aquí y otro en gira, porque habría que dejar paralizada la sala aquí y salir al interior, y esto produciría como un desequilibrio. Lo ideal sería en un futuro contar con un presupuesto mucho más amplio.

De todas maneras creo que en el interior hay excelentes dramaturgos, nosotros recibimos mucho material de las provincias, en mi gestión anterior ( 1986) como director del Cervantes estrené, por ejemplo, una obra de Balbi, un santafesino, pero también recibimos trabajos de todas las latitudes del país.

Se eligen sobre la base de lo que es conveniente para la temporada, sin reparar la zona, sino en la factibilidad de concretar esos proyectos. Por su parte la Dirección Nacional de Teatro cumple una excelente tarea ayudando a los elencos que trabajan en el interior del país.

-¿Hay verdadera novedad en el teatro argentino?

– Yo creo que están los grandes autores de siempre como Roberto Cossa, Monti o Rovner y hay jóvenes talentosos como Cecilia Propato, Tantanián, Veronese, entre otros, con obras muy interesantes. Un ejemplo es Marcelo León con su obra «La Pecera», que me apasiona y trabajé en clase con mis alumnos. En este teatro, donde uno tiene la posibilidad de leer y elegir, está la oportunidad de tomar contacto con muchos autores. Creo que es muy raro encontrar un país como la Argentina donde florecen en cantidad tanto la dramaturgia como los buenos dramaturgos.

El gran desafío de la cultura

Para Julio Baccaro, director del Teatro Nacional Cervantes » lo ideal sería poder hacer en función de las distintas realidades del país. Tendríamos que poder articular una Comedia Nacional que pudiera albergar un determinado número de actores de diferentes lugares y trabajar con ellos hasta lograr un lenguaje estético y oral común. Esto lleva tiempo y plata. Habría que fijar una sede , un espacio donde trabajar y tratar de llevar adelante una comedia federal».

Respecto de su experiencia de gestión como director del Cervantes en l986, actualmente se consuela con algunos logros » en ese momento no teníamos todavía la autarquía y había muchas dificultades con los cobros. Los actores cobraban tarde, mal y nunca. Ahora cobran bastante puntualmente, tal vez, como señaló el secretario de Cultura, no los grandes sueldos deseables, pero se está cobrando en término».

Baccaro sabe que su tarea requiere del ingenio porque implica «el diseño de una temporada, la posibilidad de generar trabajo, que lógicamente sea remunerado, como corresponde».

En ese marco de aspiraciones y responsabilidades el Cervantes puso en marcha su temporada 2003, con autoridades de la casa y la presencia del secretario de Cultura y la familia teatral argentina. El «Stéfano» de Discépolo continuará con su éxito, se pondrá «Pinocho» de Collodi, «Quijote»con adaptación de Rivera López, «Viaje a la penumbra» de Jorge Díaz, «No te soltaré hasta que me bendigas» de Monti, una «Flauta mágica» de Mozart adaptada y dirigida por Gabriela Marges; se hará teatro de verano en La Manzana de las Luces, la primera feria del libro teatral, el primer foro nacional de teatro para niños, los ciclos de charlas en cafés y librerías, los especiales de Canal 7, conciertos de la Orquesta Nacional y ciclos de la Wagneriana, y hasta el proyecto de una galería de arte del teatro. Todo un síntoma de vitalidad y un constante desafío.

Julio Pagani


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