En carretas y hace 100 años llegaron las truchas a la Patagonia

La introducción de la especie hizo posible el inicio de la pesca deportiva.

VILLA LA ANGOSTURA (AVLA) – No fue remontando los cursos de agua con su poderoso nado como las primeras truchas llegaron a la Patagonia. Lo hicieron en cajones transportados en lentas carretas que tardaron el caluroso verano de 1904, para arribar al Nahuel Huapi un 4 de marzo, hace hoy exactamente cien años.

Siete cajones habían salido varias semanas antes del puerto de Buenos Aires, adonde llegó el primer embarque procedente de Nueva York. La referencia histórica dice que eran 102.000 ovas de trucha de arroyo, 53.000 de trucha de lago; 50.000 ovas de salmón encerrado y 1.000.000 de «whitefish».

La empresa, un esfuerzo enorme si se piensa en la época en que se realizó, correspondió a aquellos pioneros como lo fueron el Perito Moreno, o el entonces ministro de Agricultura de la Nación, García Merou. Ellos canalizaron a través de los técnicos John Titcomb de la división de Piscicultura del departamento de Comercio de los Estados Unidos y de Ernesto Tulian, lo que finalmente fue el primer envío desde Nueva York al Río de la Plata.

Posteriormente la siembra y reproducción dio lugar a los inicios de lo que luego sería la pesca deportiva como actividad económica y turística fuertemente asociada a los lagos y cauces cordilleranos, expandiéndose con los años a toda la Patagonia continental y aun, a Tierra del Fuego.

La Asociación de Guías Profesionales de Pesca de la Angostura conmemora la introducción de salmónidos en la Patagonia argentina con un comunicado de prensa que reza, entre sus párrafos relevantes, que «solamente en una mente altamente visionaria como la del recordado Perito Moreno, (alma madre de los Parques Nacionales), cabe una decisión que hoy por hoy enhebra una relevancia turística y económica para nuestra región, de fundamental importancia».

Marcelo Illodo, presidente de la entidad, viene luchando junto a sus pares desde hace tiempo para que la Administración de Parques Nacionales cambie su óptica respecto al manejo de truchas y salmónidos dentro de sus jurisdicciones.

Es que, históricamente, el organismo nacional ha considerado que por tratarse de una especie exótica -es decir no autóctona- estos peces no deben ser protegidos sino, antes bien, erradicados al igual que sucede con numerosas plantas y árboles.

El dirigente razona ante quien quiera oirlo, que es hora de dejar de lado las hipocresías y reconocer que los ingresos que genera la actividad adecuadamente reglamentada, son desde hace tiempo, esenciales a la economía de base de muchas localidades y a sus pobladores, por lo que es una incongruencia de Parques -inclusive hacia la filosofía del Perito Moreno- no proteger técnicamente al recurso.

Por último, los guías de pesca angosturenses agradecen y suman «en este homenaje a quienes mediante su trabajo cotidiano; sean estas instituciones oficiales, ONGs y personas que sienten especial afecto por este recurso económico, turístico y recreativo, cuidan y protegen a las truchas y salmones para que mediante la educación, el control, la protección, y la siembra, hacen que en nuestras aguas sigamos teniendo estos magníficos habitantes, ya incorporados por derecho a nuestras aguas patagónicas».


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