La generación hidroeléctrica cerró un 2021 para el olvido

Las represas entregaron un 17% menos de energía que el año anterior y acumulan una baja de casi un tercio desde el 2019. El impacto de la sequía afectó al Comahue y el Litoral.

La generación hidroeléctrica es clave dentro del sistema energético argentino no solo por representar una porción importante de la matriz energética y ser una energía esencialmente limpia, sino también por su rápida reacción ante la necesidad de energía que la posicionan como un recurso de punta. Sin embargo, el 2021 puede ser catalogado como un año para el olvido del sector hidráulico ya que la sequía volvió a pasar factura y marcó que se generó un 17% menos de energía.

De acuerdo a los registros oficiales de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) durante el año pasado el sector hidroeléctrico –que contempla los aprovechamientos de más de 50MW de potencia instalada- aportaron una generación total de 24.116 GWh.

Ese cúmulo de energía marcó no sólo una caída del 17,1% en relación con los 29.093 GWh que se habían generado en 2020, sino que traza una, hasta ahora, incesante línea en picada.

Es que si se compara la generación con la registrada en 2019, la caída en los aportes llegó el año pasado al 31,8%, es decir que en solo tres años se perdió casi un tercio de la generación hidráulica del país.

Durante diciembre los números del sector trazaron nuevamente el escenario de una sequía extendida. En el mes se generaron 1.961 GWh, un 9,9% menos que en diciembre del 2020 y un 34,12% menos que en 2019 cuando la generación del mes había sido de 2.911 GWh.

La generación hidráulica marca una caída en picada en los últimos años. Fuente: Cammesa.

Esto llevó a que durante el último mes del 2021 la generación hidráulica solo represente el 15% de la matriz energética de Argentina, un punto que no es para nada menor si se tiene en cuenta que la mayoría de esta energía corresponde a los contratos más baratos que tiene el país.

El total de la torta energética de diciembre se distribuyó en un 68% de generación térmica, la otra fuente de energía que tuvo una caída en el mes. Un 8% corresponde a la nuclear y un 12% a las renovables.

Precisamente, el impacto de la sequía en las grandes cuencas hídricas del país llevó a que las energías renovables le estén pisando los talones a la hidroeléctrica, como se vio en diciembre cuando sobre una generación hidráulica de 1.961 GWh, las renovables no quedaron demasiado lejos y aportaron 1.551 GWh, aunque como se mencionó, el costo de esa energía verde es sensiblemente superior al de las ya amortizadas hidroeléctricas.

El dato

33,6%
bajó la generación de El Chocón durante el año pasado en comparación con lo que aportó en el 2020.

De acuerdo a Cammesa, durante diciembre “se sigue observando muy bajo caudal en las en las principales cuencas, Paraná, Uruguay y Comahue, con caudales muy por de bajos a los caudales históricos de dichas cuencas, como también comparado al mismo mes del año pasado”.

Precisamente, la única represa que mostró signos positivos en su generación fue Futaleufú, aunque en este caso se debe a que durante largos meses el complejo estuvo prácticamente paralizado por la caída de las líneas de transporte de la zona.

En el caso del Comahue, todas las represas mostraron números en rojo. El Chocón cerró el 2021 con una caída en sus aportes interanuales del 33,6%. Piedra del Águila también entregó un 25,3% menos de energía, casi el mismo valor de caída que tuvo Pichi Picún Leufú.

Alicurá aportó un 31,3% menos que en 2020, Arroyito un 24,4% y Planicie Banderita, sobre el río Neuquén, un 5,7% menos.

En el Litoral Yacyretá marcó una caída en su generación del 16,2% entre el 2021 y el 2020, Salto Grande logró cerrar el año con un positivo 9,7%, pero en diciembre tuvo una baja del 48%. Y Río Grande se sumó a la lista de excepciones de Futaleufú, con un crecimiento interanual mínimo, del 4,5%.

El escenario por delante para un sector energético clave como el hidroeléctrico, por su doble función de bajo costo y respuesta casi inmediata en la generación, podría decirse que está “a la buena de Dios”, ya que depende en síntesis de las lluvias, que hace 13 años se empecinan por esquivar la zona de las grandes represas del Comahue.

El año pasado a pedido de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC), el organismo de control de las presas del Comahue, se declaró la emergencia hídrica en toda la zona.

Mientras se han realizado cambios en la ubicación de los grandes acopios de agua que han permitido dar respuestas a necesidades de generación sin que el agua se escurra al mar, los pronósticos preliminares no advierten que la sequía vaya a cesar en este año, y la declaración de emergencia tiene todos las chances de seguir en pie para priorizar antes que la generación hidroeléctrica, que el agua llegue a las viviendas y campos de las provincias de la región.


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