Errores de fiscales y fallas de policías en el primer juicio por jurados

En las audiencias quedó en evidencia la falta de profesionalismo de la fuerza. El planteo de la Fiscalía no convenció al grupo de personas comunes que, sin conocimientos académicos de jurisprudencia, decidió que Marta Valles no es culpable.

Ninguno tenía título de abogado ni había leído jurisprudencia. El primer jurado popular en la historia judicial de la provincia de Río Negro estuvo conformado por desocupados, una ama de casa, estudiantes, una trabajadora gastronómica, una empleada de una cooperativa, un docente de primaria, un trabajador rural, un radiólogo, un policía retirado. Por primera vez, seis hombres y seis mujeres -ajenos a la familia judicial- juzgaron a una persona y, tras analizar las pruebas aportadas por la fiscalía, la declararon no culpable por unanimidad.

El veredicto de no culpabilidad demandó cinco horas y media de deliberación. Dejó en libertad a Marta Dina Valle, acusada por la fiscalía de haber matado a su pareja, Esteban Huenuqueo. El hombre recibió una puñalada la madrugada del 23 de junio de 2019 en el domicilio de una pareja amiga, ubicada en Namuncurá al 1300 de Bariloche. Murió al día siguiente por la grave hemorragia que sufrió.

La mujer estaba detenida desde finales de junio del año pasado. Los fiscales Martín Lozada y Betiana Cendón no lograron derribar la presunción de inocencia de la mujer. Fundaron su acusación a partir de un procedimiento policial desprolijo, que mostró una vez más, el amateurismo que hay en ciertos pliegues de la Policía de Río Negro en lo que es investigación criminal. Un procedimiento improvisado que el defensor particular Hugo Cancino dejó al desnudo ante los jurados. También demostró que la fiscalía elige a veces la hipótesis equivocada.

Me emocionaba la gente, ver que estaban interesados en participar, los envidiaba de ser jurados”.

Hugo Cancino, defensor de Marta Valle, acusada de asesinar a su expareja.

A diferencia de los juicios con jueces profesionales, que deben fundar sus sentencias, los jurados populares no están obligados a explicar las razones de sus votos. Solo deben resolver si la acusación se probó “más allá de toda duda razonable” y si el imputado es culpable.

Por eso, un veredicto de no culpable no se puede apelar o impugnar a menos que se demuestre fehacientemente que existió soborno o extorsión a los jurados. En cambio, un veredicto de culpabilidad lo puede impugnar el imputado o su defensa.

En este primer juicio, los doce jurados surgieron del padrón electoral.

El Código Procesal Penal de la provincia establece que se tratará de que la mitad del jurado pertenezca al mismo entorno social y cultural del imputado. También, en lo posible, que esté integrado por personas mayores, adultas y jóvenes.

La función de jurado se remunera con medio jus diario (unos 1.200 pesos) solo para trabajadores independientes o desempleados.

Las causas en la que hay una expectativa de condena superior a 12 años de prisión pueden ser juzgadas por un jurado popular.

A diferencia del juicio por jurados que se hizo en Cutral Co en abril de 2014, que fue el primero en el país, la identidad de los jurados titulares y suplentes se mantuvo en celosa reserva.

“Es positivo que gente con sentido común vea el proceso”

«Toda mi carrera ambicionaba participar en un juicio por jurados. Desde mi época de estudiante en la universidad”, recordó el abogado Hugo Cancino. “Me conformaba con estar”, sostuvo.

Dijo que cuando había tomado la defensa de Marta Valle no se había definido aún que la causa fuera a juicio por jurados.

La experiencia le “encantó”. “La gente participando; me emocionaba la gente, ver que estaban interesados en participar, los envidiaba de ser jurados”, comentó.

Opinó que se trata de una experiencia “positiva” y valoró que la gente “con sentido común vea los procesos”. Afirmó que en el ejercicio de su profesión le tocaron numerosos juicios con jueces técnicos “y no siempre se alcanza la verdad”.

“Faltaba algo más objetivo que es el sentido común de la gente”, manifestó Cancino. Contó que el momento de mayor intensidad fue cuando dio su alegato final ante los jurados. Sostuvo que ante los jurados populares “no es el tecnicismo ni la literatura jurídica” lo que cuenta. “Tenemos que ponernos a trabajar en el sentido común, que con la profesión lo vamos perdiendo”, aseguró.


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