Esta es una ciudad capaz de imaginarse a sí misma

Hay una fuerza joven que busca abrirse camino y posicionarse subraya el académico de la UNRN con sede en Roca.

Redacción

Por Redacción

Horacio Casal es arquitecto, investigador y director de la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño de la Universidad Nacional de Río Negro, en Roca.

Fotos: Gonzalo Maldonado

“Entendiendo como diferentes coyunturas las políticas económicas, de desarrollo y culturales, veo a Roca un poco desatenta en general; pareciera seguir su curso o el curso que alguien le planteara o le fijara, sin preguntarse mucho cómo está o hacia dónde va. Con ventajas interesantes dentro del concierto del Alto Valle, podría seguir ofreciendo cultura, calidad de vida, escala de ciudad, produciendo oportunidades diferenciadas…”.

“Con tres universidades nacionales es imposible no imaginar una masa crítica interesante: hay inteligencia y hay talento, quizás sin acceso real o con poca difusión, pero entiendo que hay una fuerza joven que busca abrirse camino, posicionarse y decir la suya. Sin nombres ni apellidos, creo que trasciende esa realidad”.

“La identidad local ya no pasa por la manzana ni por el Valle. La identidad se construye y en ese sentido creo que podría construirse una desde la innovación, el design, desde esos jóvenes que proponen otra movida o más movida. Desde esas nuevas generaciones que ya no miran a Neuquén como objetivo, generaciones orgullosas de ser roquenses, con ganas ciertas de posicionar a la ciudad en el concierto del Alto Valle”.

“Lamentablemente no veo alianzas; la política enferma de omnipotencia como en el resto del país hace su propio juego, la cultura se disocia, no se aúna y a veces hasta compite, lo social es desconfiado. Hace falta una mirada amplia, capaz de poner las piezas del tablero en posición”.

“La calidad de vida en todos y cada uno de los aspectos posibles los da ‘la ciudad’, la ciudad como espacio democrático y equitativo, la ciudad con más y mejores espacios públicos, con más y mejores servicios, con más y mejores canales de desarrollo, de expresión, capaz de producir el crecimiento de la sociedad que la habita, del ciudadano que en ella se forma como tal. Una ciudad que respete su pasado y su memoria, que honre su historia productiva y su gente, una ciudad que piense en grande asumiendo los problemas como oportunidades. Una ciudad capaz de imaginarse a sí misma”.

“La industria del conocimiento tiene lugar en Roca y crece exponencialmente. Si bien no estoy de acuerdo con la expresión ‘industria del conocimiento’, la veo más referida a lo mercantil de la formación y no a la accesibilidad a la misma. El conocimiento nos hace libres y la libertad nos permite elegir. Hoy tres universidades nacionales tienen oferta formativa en Roca y esto no es poco. Nuevas generaciones con opciones concretas en el territorio, no solo de formación sino también de inserción en los procesos productivos, industriales, culturales y económicos, nos permiten imaginar un futuro posible para el territorio, al margen de capitales y/o inversiones no locales. Masa crítica local, capaz de proponer y decidir para y por el territorio”.

“Creo que el roquense demanda poco en general, hay una sensación del Estado como algo lejano del cotidiano, el Estado como ente ‘casi humanizado’, ausente de representación y compromiso, que piensa y actúa per se, no por demandas de sus representados. Esto rompe la cadena y convierte al privado en observador del público”.

“Las inversiones no vendrán a Roca porque sí, por capricho o por decisión política. Los capitales establecen sus prioridades en función de los rendimientos posibles y ellos se desprenden del tipo de sociedad y de oportunidades que brinden los territorios. Si Roca es capaz de generar demandas, los capitales satisfarán esas demandas, sin que nadie decida en un escritorio qué comercio o empresa debe o no debe instalarse. Los mercados tienen sus propias lógicas, el problema es que la política no las entiende, o si lo hace las utiliza en su propio beneficio”.

“Siempre hay lugar para la innovación, para la creatividad, para las ganas de crecer o cambiar, el problema es que no siempre se acompaña a quien es capaz de proponer. Los cambios al statu quo son difíciles de aceptar. Roca tiene como contrapeso el hecho de ser una sociedad que se conoce, donde se aceptan históricamente roles y espacios de poder, instalados y consolidados, que dificultan cambios, pero nada es eterno. Me gusta imaginar que tarde o temprano las utopías se realizarán”.


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