Expectativas: la clave del segundo semestre

MI BOLSILLO

En la teoría económica, uno de los grandes ejes de investigación durante los últimos cincuenta años es la manera en que los agentes establecen en el presente los parámetros de sus decisiones para el futuro inmediato, a base de la experiencia del pasado reciente. El desarrollo de estas ideas se denomina “expectativas racionales”. Supone que los agentes incorporan a sus decisiones toda la información con la que cuentan respecto de las variables que consideran relevantes.

Por ejemplo, en un contexto inflacionario como el actual, alguien que pone un inmueble en alquiler incorpora en el contrato que firma con el inquilino una actualización del precio similar a la pauta inflacionaria anual, registrada al momento de la firma. Es decir que calcula en el presente el precio futuro del alquiler, basado en la inflación del último año.

Expectativas. Ese mecanismo racional, pero a la vez incierto e impreciso, es el que comenzará a guiar la mayoría de las decisiones económicas en el segundo semestre del año. Agregará al combo de datos que los agentes consideran a la hora de invertir, tomar crédito, ahorrar o consumir, un ingrediente extra: la incertidumbre. La inseguridad respecto del rumbo en el 2016 puede paralizar a algunos o movilizar a otros, a base de la capacidad que cada uno tenga de asimilar el riesgo.

Numerosas consultoras se dedican a calcular el valor de las distintas variables, ofreciendo pronósticos que pueden luego verificarse o no, pero que sirven de guía a muchos a la hora de tomar decisiones.

Esta semana, el matutino “El Cronista” publicó un informe de la firma Focus Economics que resume los pronósticos de una treintena de consultoras nacionales e internacionales. Prevén un dólar oficial de $ 10,23 para fines del 2015, de $ 14,04 para fines del 2016, y una inflación del 32% para todo el año que viene.

¿Conviene invertir, ahorrar o consumir en lo que queda del 2015? Un viejo profesor de Economía de la UBA decía sabiamente: la respuesta siempre será “depende”. En este caso, depende de las expectativas de cada agente, basadas en su propia experiencia y previsiones.