Fabio Morábito: “En Argentina la sensación es que existe nivel cultural”

Por Pablo E. Chacón

De origen egipcio, el narrador y poeta Fabio Morábito, invitado al Festival Internacional de Literatura de esta ciudad, aseguró que el nivel cultural del público y de los periodistas locales supera con holgura la media de otros países latinoamericanos, y adjudicó esa virtud a la educación pública y a la Argentina es tierra de escritores y lectores.

En conversación con Télam, el escritor, colaborador también de algunos medios criollos, precisó: “hablando con otros escritores, todos estamos sorprendidos por el nivel cultural del público en general y de los periodistas en particular. La Argentina respira un clima cultural”.

“Esta realidad excede los grandes nombres. Puede verse en los teatros, la espontaneidad, la atención al extranjero, el interés por obras poco conocidas en sus países de origen. Y sin dudas, en sus librerías”.

Morábito también piensa que ese ambiente es un efecto de la diversidad de estéticas propias, sin necesidad de citar las obras y los “nombres canónicos”.

“La escritura argentina tiene una muy buena salud. Sus traductores, incluso, son de los mejores” agregó.

La lengua de origen del autor de “Emilio, los chistes y la muerte”, “es el italiano. Hablé italiano hasta los 15 años. Y a raíz de eso, muchos me preguntan si pienso en italiano, sueño en italiano, hago el amor en italiano”.

El escritor nació en Alejandría en 1955. Publicó, entre otros libros, “La lenta furia”, “Grieta de fatiga”, “También Berlín se olvida”, “Los pastores sin ovejas”, “La vida ordenada” y “Lotes baldíos”.

Su último libro, publicado por Eterna Cadencia, es “La vida…”, una colección de cuentos que el propio autor define como “al borde del desbarrancamiento”.

“Siniestros, también es un buen adjetivo. Climas frágiles, extrañados, ensimismados. Personajes al borde de la quiebra, de la fragilidad. En mi literatura, la influencia de (Franz) Kafka creo es notoria”, dice.

Y “como todavía cometo algunos errores al hablar (y escribir) mi caso no es similar pero parecido al de (Vladimir) Nabokov o al de Samuel Beckett. Pero no puedo desconocer el peso que tienen tanto en mi poesía como en mi prosa Italo Calvino y Alberto Moravia, el de los `Cuentos romanos`”.

¿Y entre los mexicanos? “Yo nada tengo que ver con la literatura social de alta seguridad, Fuentes, Paz, gente inteligente pero que hacía otra cosa. Lo mío es la narrativa de Sergio Pitol, siempre preguntándose si será o no un escritor, y Jorge Ibarguengoitía”.

Morábito asegura que son quienes “más le interesan. Ambos son casos muy anómalos. Ibarguengoitía (que falleció en un accidente de avión), su humor corrosivo, su negativa a la experimentación, su lenguaje transparente, no ha tenido escuela, y mucho menos su antisolemnidad”.

Si rastrea esa genealogía, el narrador dice que son estilos “muy poderosos y contenidos. Son hijos de (Juan) Rulfo. Si algo mostró Rulfo es contención, y eso se nota en sus epígonos”.

¿Cómo es eso? “Rulfo se da cuenta de la contención, la parquedad, la frialdad del lenguaje `mexicano`. Y dijo lo que tenía que decir en sólo dos libros. Algunos dicen que cada libro no publicado de Rulfo es un logro”, sintetiza.

Finalmente, Morábito piensa que “España sigue siendo el punto de llegada de muchos escritores, sobre todo mexicanos. La península sigue ejerciendo una especie de tutela editorial, mucho más que cultural”.

Y concluye: “Quizá la solución sea publicar en pequeñas dosis, en homeopáticas, y en diversas editoriales del continente. Es, en mi opinión, la manera de ser más leídos”. (Télam


Por Pablo E. Chacón

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