García, titular del INV: “Hoy el desafío está en la creatividad”

Para el presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), Guillermo Daniel García, el principal desafío que enfrentan hoy los elaboradores de vino artesanal pasa por la “creatividad”, en referencia al proyecto de crear una Ruta del Vino Artesanal en la Norpatagonia. El funcionario estuvo presente el pasado viernes en el encuentro y dialogó sobre algunas acciones del INV para el sector, además de resaltar las potencialidades de la Patagonia como marca para promocionar los vinos de la región.

–¿Qué estrategias comerciales está impulsando el INV para mejorar la comercialización interna de vinos caseros y artesanales?

–Nosotros no diferenciamos entre vinos industriales, caseros o artesanales. Para el INV, es uno solo y lo que prevalece es la calidad en cualquiera de los segmentos, por lo que desarrollamos estrategias sobre conceptos de venta y no sobre categorías. Hay tres aspectos que estamos impulsando. Uno tiene que ver con el desarrollo de la categoría turista. Creemos que hay un espacio perfecto para el “vino turista-artesanal”. (Es un producto de calidad 80 puntos que se comercializa en restaurantes de Mendoza a un precio regulado por ley de 35 pesos, en un envase de 350 cc). Obviamente, se tiene que dar un debate sobre cómo debe ser esa calificación, porque en términos del consumidor hay un interés y uno espera obtener un producto de una calidad diferencial, desde el concepto de lo artesanal. El otro producto con el que estamos insistiendo en la comercialización es un envase que no ha tenido mucho desarrollo en el mercado interno, que es el Bag-in-Box (el Bag-in-Boxun es una bolsa cerrada con una válvula para su dosificación, que se introduce dentro de una caja cerrada. Este envase permite conservar el producto con todos sus atributos de calidad ya que la bolsa se contrae a medida que se vacía, impidiendo de esta manera su contacto con el aire. Además, aísla y protege de la luz al producto envasado).

En particular, y en relación con el tema de la mejora de la comercialización interna de vinos caseros y artesanales, aparece el tema de la calidad y en este punto hemos estado conversando con la Secretaría de Agricultura Familiar para desarrollar un programa que permita dar asistencia técnica a través de laboratorios móviles con autoanalizadores. Esto puede ser un punto de partida muy importante, dada la dispersión geográfica de la República Argentina. Por otro lado, va a requerir una infraestructura mínima de vehículos para trasladar equipos y técnicos para brindar asistencia a productores.

–¿Este beneficio lo recibirían todas las regiones?

–La idea es que sea en todo el país. Estamos en la etapa de análisis de costos. La tecnología ya la estamos implementando y sabemos que funciona muy bien. Tenemos que ver cómo adaptar la prestación del servicio para mejorar la calidad de los vinos en el momento de la elaboración y de la conservación: cómo hacemos el seguimiento sin necesidad de que el productor tenga que trasladarse a un laboratorio. Desde nuestra estructura de control hemos estado hablando para la gente del norte de la Patagonia con el fin de, en la próxima cosecha, asignar los equipos en un período de fin de semana o de interrupción de alguna actividad de control, para reunir muestras en puntos estratégicos y colaborar en los análisis de productos.

–Según datos del Centro de Desarrollo Vitícola, la Norpatagonia es una de las regiones de la Argentina con mayor cantidad de elaboradores de vino artesanal (existen 33 y más de 20 en proceso). ¿Qué evaluación hace de esta transición que se ha dado en los últimos cuatro años?

–Estamos muy contentos de lo que ha sucedido en la región. Para nosotros ése era el objetivo al crear la categoría de “vino artesanal”. Hubo dos parámetros para la determinación: tener una mayor frecuencia de análisis para el seguimiento de los vinos, es decir, un paso hacia la calidad y, por otro lado, que no hubiera engaños innecesarios respecto de los litros elaborados. En este sentido, se ha comprendido sobradamente el mensaje.

–¿Qué potencialidades visualiza en el sector de vinos caseros y artesanales de la Norpatagonia?

–Yo no diferenciaría entre categorías de vino. En mi opinión, “Norpatagonia” es una marca extraordinaria que se potencia en sí misma. La estrategia de marca es fundamental y debe ir acompañada de la referencia a la Patagonia argentina, a través de la comunicación de los valores de la zona y de sus varietales. Creo que la potencialidad absoluta está asociada a una presencia en los mercados tradicionales, pero con sistemas de venta no tradicionales que incluyen a las redes sociales.

–¿Qué opina del proyecto de los elaboradores en torno a crear una ruta del vino artesanal?

–El gran desafío de hoy no es tecnológico, sino en la creatividad del hombre para poder volcar sobre la tecnología la calidad y la atención al servicio del consumidor. Crear rutas de vino es un factor de competitividad. Lo fundamental en tener esa ruta del vino es darle contenido y aplicar al máximo la tecnología para que la gente no tenga miedo de recorrer esos kilómetros, que haya comunicación y se genere confianza. (El turista) debe conocer, pero sobre la base de un atractivo generado y publicado (…) El secreto está en saber apropiar conceptos que den identidad a la diversidad que ofrece el vino.


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