Gomón con estudiantes se dio vuelta en el Limay

El incidente fue el lunes, pero se conoció ayer, al llegar los jóvenes a su ciudad, City Bell, y quejarse por la supuesta falta de atención. Desde Prefectura relativizaron la gravedad del hecho, recordando que el "floating" entraña sus riesgos.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Un gomón que transportaba estudiantes en el río Limay se dio vuelta en forma inesperada y sus 17 ocupantes cayeron al agua helada pero fueron rescatados sanos y salvos.

El episodio tuvo lugar el último lunes pero no trascendió hasta el jueves, cuando al llegar a City Bell (donde viven) los jóvenes se quejaron de no haber recibido atención médica inmediata a pesar de que algunos de ellos tuvieron principio de hipotermia.

Prefectura Naval tomó intervención en el caso y comprobó que la embarcación tenía su habilitación vencida y por eso inició actuaciones contra la empresa Bariloche Rafting, prestadora de la excursión.

En realidad la bajada en gomones por el Limay no es técnicamente un rafting sino un «floating», ya que la dificultad es mínima y el recorrido no atraviesa ningún rápido.

Por eso los jóvenes iban equipados con salvavidas reglamentarios pero no llevaban casco, ya que no se trata de un elemento obligatorio.

Al zozobrar el bote, los estudiantes (en su mayoría de 17 años) salieron del agua nadando por sus propios medios hasta la orilla y el resto fueron auxiliados por los compañeros que iban en otros gomones, en las proximidades.

La empresa que habían contratado para el viaje es El Rápido Argentino, cuyo vocero, Julio Melgarejo, aseguró que «no pasó más nada que el susto y la mojadura».

Reconoció que «tres chicos estuvieron cercanos a la hipotermia», pero ninguno requirió una reanimación especial.

«Dos ambulancias fueron en auxilio del grupo, cada una con un médico y un paramédico –explicó– y de inmediato los trasladaron hasta el hotel Aguas de Sur, donde se alojaban».

Según Melgarejo, ninguno de los chicos sufrió un problema serio ni fue necesario pasar por la Clínica del Sol, a la cual pertenece el servicio de salud contratado.

«Por eso nos extrañó realmente que los chicos expusieran todas sus quejas recién cuando volvieron a La Plata», sostuvo el representante de la empresa turística.

Excursión de aventura

Dijo también que la flotada en el Limay, como toda excursión de aventura, «incluye cierto riesgo», pero que «todas las medidas de seguridad estaban tomadas, desde los salvavidas, hasta la distancia entre embarcaciones que no puede ser mayor a los 50 metros, para facilitar los rescates».

Explicó que los estudiantes se quejaron de no tener ropa térmica especial «que no es obligatoria en estos casos», pero aclaró que «si la autoridad regulatoria comienza a exigirla la vamos a usar».

Desde Prefectura también relativizaron la gravedad del incidente, sin embargo la denuncia de los chicos ganó rápido espacio en los medios nacionales debido a la susceptibilidad que genera todo lo relacionado con el turismo estudiantil.

El prefecto Dardo Gonzalo, segundo jefe de la delegación local, dijo que el gomón tocó una roca y dio una vuelta de campana porque la mayoría de ocupantes se inclinó sobre la misma banda y lo desequilibró.

«Es una consecuencia posible en esta actividad» refirió, admitiendo no obstante que los efectos no son nada agradables ya que el agua tiene una temperatura tal que sólo es posible sobrevivir unos cinco minutos.

Actividad de emociones y riesgos

El rafting es una de las actividades más requeridas por los amantes del turismo de aventura que viajan a Bariloche y el tramo del río Limay que va de Rincón Chico al Anfiteatro es uno de sus escenarios privilegiados.

En esencia se trata de bajar en botes de goma y sin motor por un río caudaloso, ayudándose sólo con remos cortos. Aunque los recorridos más exigentes en la región son los que pueden realizarse en el río Manso, las aguas más tranquilas del Limay son ideales para los novatos que quieren experimentar emociones similares sin tanto riesgo. En este último río son alrededor de 50 mil los estudiantes que realizan la excursión entre julio y diciembre. Este número convierte al Limay en el lugar de mayor desarrollo de la actividad en Sudamérica.

Hace dos meses los operadores turísticos que ofrecen rafting se reunieron con autoridades de Prefectura y con dirigentes del Emprotur para aunar criterios en la búsqueda de mantener niveles óptimos de seguridad. A pesar del riesgo, nunca hubo accidentes graves, salvo el que le costó la vida a una joven de 17 en 1994, cuando cayó de la balsa luego de chocar con la orilla en un recodo del río Ñirihuau. (AB)


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