Hillary y el libre comercio

Ahora que la senadora Hillary Clinton se ha acercado a la posición de los sindicatos de Estados Unidos, según los cuales el Acuerdo de Libre Comercio de Estados Unidos con México y Canadá ha sido malo para los trabajadores norteamericanos, veamos qué hay de cierto en semejante afirmación antes de que se convierta en un dogma indiscutido de todos los candidatos demócratas.

Cuando se le preguntó a la senadora Clinton en el debate presidencial de Nevada, el 15 de noviembre, si el Tratado de Libre Comercio de América del Norte que el gobierno de su marido había aprobado en 1994 había sido un error una pregunta tendenciosa que ilustra cuán efectiva ha sido la propaganda antilibre comercio la senadora contestó: «El TLCAN fue un error en la medida en que no trajo los resultados que esperábamos''.

Al ser interrogada a continuación sobre si el ex candidato Ross Perot había estado en lo cierto cuando afirmó, en un debate presidencial en 1993, que habría una fuga masiva de empleos a México, Clinton eludió la pregunta con una broma.

Para ser justos, Hillary Clinton votó recientemente a favor del Tratado de Libre Comercio de Estados Unidos con Perú. Y también es cierto que sus dos principales rivales en la carrera por la candidatura demócrata Barak Obama y John Edwards están mucho más alineados que ella con la postura de la central de trabajadores AFL-CIO contra todos los Tratados de Libre Comercio con América Latina. Edwards es, de lejos, el más antilibre comercio de los tres.

¿Pero existen evidencias para afirmar que el libre comercio ha perjudicado a la clase media de Estados Unidos?, ¿o los candidatos demócratas están simplemente tratando de complacer a la AFL-CIO, la que ha prometido contribuir con u$s 200 millones y más de 200.000 voluntarios al partido demócrata en las elecciones del 2008?

Un estudio reciente del Centro de Estudios de Política Comercial, que apoya el libre comercio, señala que contrariamente a lo que dicen varios aspirantes demócratas y muchos conductores aislacionistas xenofóbicos de la televisión por cable no hay evidencia estadística que apoye el mito de que el libre comercio está matando a la clase media de Estados Unidos. Entre otros datos destaca que:

» la economía de Estados Unidos está operando a casi pleno empleo, con 16,5 millones más de trabajadores que hace diez años;

» tras más de una década del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, la compensación promedio de los trabajadores en Estados Unidos, incluyendo salarios y prestaciones sociales, aumentó en un 22%. La afirmaciones de que los sueldos reales cayeron en Estados Unidos en décadas recientes es tramposa, porque no toma en cuenta las prestaciones;

» el promedio de la riqueza neta de los hogares de Estados Unidos aumentó de u$s 70.800 en 1995, a poco de iniciarse el acuerdo de libre comercio, a u$s 93.100 en el 2004;

» aunque hubo una pérdida neta de 3,3 millones de empleos manufactureros en Norteamérica en la ultima década, la cifra fue abrumadoramente eclipsada por una ganancia neta de 11,6 millones de empleos en trabajos no manufactureros, que son mejor pagados. La globalización pudo haber causado la desaparición de la industria de zapatos en Estados Unidos, pero ha permitido que el país aumente sus mercados de exportación de farmacéuticos, aviones, servicios financieros y otros sectores más modernos de la economía;

» las importaciones sólo son responsables del 3% de las pérdidas de empleos en Estados Unidos. En su mayoría, esos empleos dejaron de existir por los avances tecnológicos.

«La gran mayoría de los norteamericanos, incluyendo la típica familia de clase media, está mucho mejor hoy, tras una década de robusta expansión comercial», dice Daniel Griswold, autor del estudio.

Mi opinión: si no fuera por el acuerdo de libre comercio, que triplicó el intercambio entre los tres países de América del Norte, los ciudadanos estadounidenses estarían pagando mucho más por los bienes que consumen y la economía de Estados Unidos sería mucho menos competitiva a nivel mundial.

Asimismo la economía de México estaría mucho peor, lo que se traduciría en más inestabilidad en la frontera con Norteamérica, un mayor peligro de interrupciones en el suministro de petróleo y una crisis inmigratoria mucho mayor que la actual.

De acuerdo con todo esto, sería fantástico si la próxima vez, en lugar de hacerse eco de la propaganda antilibre comercio, la senadora Clinton les recordará a los votantes norteamericanos que el acuerdo de libre comercio hizo aumentar las exportaciones tanto de México como de Estados Unidos (en este último caso, de u$s 41.600 millones a u$s 134.000 millones) y que hoy Estados Unidos exporta más a México que a China, Gran Bretaña y Francia juntos. Yo, al menos, la aplaudiría.

 

ANDRÉS OPPENHEIMER (*)

Especial para «Río Negro»

(*) Periodista argentino. Analista internacional. Miami.


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