De una recompensa rechazada al sueño de la «Suiza Argentina»
Cómo el Perito Francisco Moreno transformó una donación privada en el primer Parque Nacional de Latinoamérica. Un recorrido histórico desde 1903 hasta la era dorada de su consolidación.
La historia del Nahuel Huapi no es solo una sucesión de decretos; es la crónica de un gesto de desprendimiento que cambió el mapa de la Patagonia para siempre. Todo comenzó en 1903, cuando la Ley Nº 4192 recompensó al Perito Francisco P. Moreno por sus invaluables servicios al país con 3 leguas cuadradas de terreno (7.500 hectáreas) en la zona del lago.

Cualquier otro hombre hubiera visto una fortuna personal, pero Moreno vio un legado. En un acto de patriotismo puro, donó esas tierras bajo una premisa visionaria: que no fueran alteradas y que solo se hicieran las obras necesarias para la comodidad del «visitante culto». Para él, la presencia humana en esos paisajes era una forma de consolidar la soberanía y orientar los destinos de la nación.
El nacimiento de un gigante latinoamericano
El 1 de febrero de 1904, el presidente Julio A. Roca aceptó oficialmente la donación. El decreto fue tajante: la zona se reservaba como Parque Nacional y quedaba prohibida cualquier concesión a particulares. Así, Argentina se convertía en el primer país de Latinoamérica en proteger su naturaleza bajo esta figura.
Pero la ambición por conservar este paraíso no se detuvo allí:
- 1907: Se anexaron 43.000 hectáreas adicionales bajo la presidencia de Figueroa Alcorta.
- 1922: Bajo el mandato de Hipólito Yrigoyen, el proyecto tomó escala regional. Se creó el Parque Nacional del Sur, con una superficie colosal de 785.000 hectáreas (unos 530 $km^2$ de zona núcleo). El ingeniero y geógrafo Emilio Frey fue designado su primer director.
Los guardianes de la selva fría
Para 1924, bajo la presidencia de Alvear, se formó una Comisión Pro Parque Nacional del Sur para concentrar los esfuerzos de protección. Sin embargo, el momento más humano llegó en enero de 1928, cuando comenzaron sus tareas los primeros 6 guardaparques. Estos hombres, seleccionados por Frey bajo una reglamentación provisoria, fueron los ojos y el cuerpo que defendieron el territorio de los primeros grandes desafíos ambientales.

La consolidación: El Nahuel Huapi que conocemos hoy
El salto definitivo a la mayoría de edad institucional ocurrió el 9 de octubre de 1934. El Congreso Nacional sancionó la Ley 12.103, creando la Dirección de Parques Nacionales como ente autónomo. Fue en ese momento cuando el área recuperó y fijó su nombre actual: Parque Nacional Nahuel Huapi.
Se delimitaron sus fronteras siguiendo la cordillera hasta Chile, abrazando espejos de agua como los lagos Hermoso y Meliquina, y expandiendo su protección desde el lago hasta la meseta patagónica.
La década del 40 y 50: Hacia la identidad nacional
Hacia finales de los años 30 y durante los 40, bajo la dirección de Exequiel Bustillo, el parque vivió una transformación estética que le dio su identidad actual. Se inauguró el Hotel Llao Llao (1938/1940) y se construyó el Centro Cívico de Bariloche, uniendo la piedra y la madera para crear un estilo arquitectónico que se convertiría en el sello de la región.

Ya entrada la década del 50, el parque dejó de ser exclusivo para aquel «visitante culto» de Moreno. Se fomentó el turismo social, permitiendo que los trabajadores argentinos conocieran la nieve y los bosques por primera vez. Para 1950, el Nahuel Huapi no era solo una reserva, era una ciudad-región consolidada, orgullo del país y motor de la Patagonia.
La historia del Nahuel Huapi no es solo una sucesión de decretos; es la crónica de un gesto de desprendimiento que cambió el mapa de la Patagonia para siempre. Todo comenzó en 1903, cuando la Ley Nº 4192 recompensó al Perito Francisco P. Moreno por sus invaluables servicios al país con 3 leguas cuadradas de terreno (7.500 hectáreas) en la zona del lago.
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